Leyes innecesarias
La ley de seguridad no resuelve, provoca. Rajoy ha decidido ejercer de derecha dura
En democracia no hay peores leyes que las innecesarias. Tensan gratuitamente la sociedad, no resuelven ning¨²n problema y aumentan el ya de por s¨ª excesivo arsenal legislativo. Pero la filosof¨ªa espont¨¢nea de los pol¨ªticos va contra la econom¨ªa legislativa: les incita a dejar permanentemente su sello en el Bolet¨ªn Oficial del Estado.?Qu¨¦ es una ley innecesaria? Una ley que no responde a ninguna problem¨¢tica real de la sociedad. Naturalmente, la pregunta siguiente es: ?por qu¨¦ los Gobiernos pierden el tiempo en leyes de este tipo? Por razones estrictamente ideol¨®gicas. No se trata de resolver un problema, sino de modelar el entorno seg¨²n las propias ideas y querencias. Las leyes innecesarias son, por tanto, instrumento de la lucha ideol¨®gica, componente esencial, obviamente, de la competencia por el poder y por el control de la sociedad. Los Gobiernos nunca act¨²an de una manera neutral. Cuando afrontan problemas concretos, lo hacen obviamente desde una posici¨®n ideol¨®gica propia o adquirida. Las pol¨ªticas de austeridad son un ejemplo de ello. En el caso de las leyes y de las decisiones innecesarias, porque no hay ninguna demanda social que las justifica, simple y llanamente todo es ideolog¨ªa. Madeleine Albright lo dijo de la guerra de Irak: ¡°Era una guerra innecesaria¡±. Por pura ideolog¨ªa. Y todos hemos visto el desastre que ocasion¨®.
El Gobierno acaba de cerrar una ley innecesaria y de poner en marcha otra. La primera es la ley de educaci¨®n: no respond¨ªa a ninguna necesidad, se trataba simplemente de enmendar ideol¨®gicamente la ley del Gobierno socialista. Poner sobre la educaci¨®n la marca de la derecha: elitismo, religi¨®n, privatizaci¨®n, uniformidad cultural. ?Resultado? Una ley de partido, doctrinal y sectaria, condenada a morir en el primer cambio de mayor¨ªa.
Ahora, el Gobierno promueve una ley de seguridad ciudadana. Despu¨¦s de tres a?os de brutales pol¨ªticas de austeridad, si algo hay que decidir del comportamiento de la gente es que ha sido demasiado ejemplar. Ha aguantado con estoicismo recortes y p¨¦rdidas de derechos brutales. Y las respuestas sindicales y los movimientos sociales han sido, en la inmensa mayor¨ªa de las ocasiones, inobjetables en el ejercicio de los derechos democr¨¢ticos. La respuesta del Gobierno es un ataque frontal contra derechos fundamentales como la libertad de expresi¨®n y de manifestaci¨®n, cargado de propuestas rid¨ªculas m¨¢s propias de un semanario sat¨ªrico que del BOE. Pero el Gobierno ya nos ha dicho muchas veces que la disidencia es antipol¨ªtica. Y quiere aprovechar su mayor¨ªa absoluta para sentar las bases del autoritarismo posdemocr¨¢tico. No es una ley para resolver, sino para provocar. Rajoy ha decidido ejercer de derecha dura, quiz¨¢ para satisfacer al sector m¨¢s reaccionario de su partido. Es probable que el presidente sea consciente de la reactividad que se oculta en una sociedad cargada de irritaci¨®n y que otee un horizonte de conflictividad. En vez de plantear respuestas pol¨ªticas, opta por reforzar el arsenal represivo. En el PP alardean de que en Espa?a no hay extrema derecha. La tienen en casa y a menudo gobierna.
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