El ma?ana ef¨ªmero que lleg¨® para quedarse
La descripci¨®n de Espa?a que hac¨ªa Machado hace un siglo sirve para hoy. En realidad, las dos Espa?as son una y la misma: la mala, la de aturdidos, irreflexivos e informales, de ideas fijas, venganzas y redenciones
Lo peor que puede pasar a veces con el tiempo es que no pase; que lo que tendr¨ªa que ser ef¨ªmero, cosa de un d¨ªa o por lo menos de corta duraci¨®n, se estanque y persevere. Porque lo que se estanca tiene tendencia a descomponerse y corromperse.
En estas fechas hace exactamente un siglo que Antonio Machado escribi¨® su c¨¦lebre poema El ma?ana ef¨ªmero, y es, si bien se lee, como si lo hubiese escrito hoy mismo. ?1913 hoy? Mucho me temo que s¨ª. El tiempo, se echa de ver si uno se fija con atenci¨®n en el poema, parece no haber pasado en Espa?a en algunos aspectos importantes. Da la impresi¨®n de haberse estancado y, en consecuencia, bien podr¨ªa haberse corrompido. Aunque cabr¨ªa tambi¨¦n otra deducci¨®n, y es que el tiempo s¨ª haya pasado para nuestro pa¨ªs, pero mayormente en vano. Y puede que, para presidir el paso del tiempo y el curso de las cosas, no haya nada peor que la vanidad, que nada sirva nunca para mejorar nada.
Pero vayamos al poema, a ese El ma?ana ef¨ªmero escrito a finales de 1913 que ya digo que viene como anillo al dedo a nuestros finales de 2013. Supongo que no habr¨¢ muchas personas m¨ªnimamente le¨ªdas o atentas en nuestro pa¨ªs ¡ªo incluso ya s¨®lo m¨ªnimamente gorjeadas o twiteadas¡ª que desconozcan por completo el poema de Machado al que aludimos, que no sepan incluso de memoria algunos de sus versos o no les suenen por lo menos algunos de sus temas o motivos. Ya recordar¨¢n: es el poema de ¡°la Espa?a de charanga y pandereta¡±, el de la Espa?a que ¡°ora y bosteza¡± y ¡°embiste, / cuando se digna usar de la cabeza¡±, y tambi¨¦n el de la ¡°otra Espa?a¡±, la ¡°Espa?a de la rabia y de la idea¡±.
A El ma?ana ef¨ªmero le hacen eco de cerca en la obra de Machado ¡ªunas pocas p¨¢ginas antes y otras pocas despu¨¦s en Campos de Castilla¡ª por lo menos otras dos poes¨ªas: Del pasado ef¨ªmero y el famoso poemilla de Proverbios y cantares, tan cantado y repetido, cuyos primeros versos rezan: ¡°Ya hay un espa?ol que quiere/ vivir y a vivir empieza/ entre una Espa?a que muere/ y la otra que bosteza¡±. Son los muy trillados poemas de las ¡°dos Espa?as¡±, los que tematizan como tal vez ning¨²n otro el asunto de las ¡°dos Espa?as¡± que a tanta gente le gusta sacar a relucir y repetir una y mil veces, la mayor parte, como suele ocurrir, a la ligera y sin conocimiento de lo que dice de veras el texto original.
Los devotos no son de Frascuelos y Mar¨ªas, sino de la SER o la Cope, del PSOE, del PP o de IU
No se trata, ni mucho menos, de los poemas de Machado que uno prefiera o que juzgue mejores; es m¨¢s, tengo la convicci¨®n de que, en una obra magn¨ªfica como la suya, son m¨¢s bien de los peores. Pero son sin embargo, y tambi¨¦n como suele ocurrir, de los m¨¢s citados y sobre todo utilizados, vamos a decir instrumentalizados tambi¨¦n. Pero ?qu¨¦ dicen en realidad esos poemas?, ?cu¨¢les son en verdad esas dos Espa?as? Y a un siglo exacto de su escritura: ?ha sido el ma?ana que vaticinaba el poeta de veras ef¨ªmero? ?Y el pasado al que tambi¨¦n tildaba de ef¨ªmero? ?Es lo ef¨ªmero de veras ef¨ªmero en nuestro pa¨ªs?
Vamos por partes, despacito y en buena interpretaci¨®n. Por un lado, como es sabido, describe Machado a la ¡°Espa?a inferior¡±. ?C¨®mo? Ya recordar¨¢n: como la ¡°Espa?a de charanga y pandereta, / cerrado y sacrist¨ªa, / devota de Frascuelo y de Mar¨ªa, / de esp¨ªritu burl¨®n y de alma quieta¡±. Y m¨¢s abajo como la ¡°Espa?a inferior que ora y bosteza, / vieja y tah¨²r, zaragatera y triste; / esa Espa?a inferior que ora y embiste, / cuando se digna usar de la cabeza¡±.
La pr¨¢ctica del bostezo, del abrir desmesurada e involuntariamente la boca haciendo una aspiraci¨®n de aire que luego se espira por efecto del aburrimiento o la modorra, la reitera Machado, como rasgo distintivo de una de esas dos Espa?as, en los tres poemas aludidos. Por algo ser¨¢, de modo que habr¨¢ que reconocerle, dentro de la amplia gama de im¨¢genes que, como el bostezo, remiten al vac¨ªo en los tres poemas, una cierta centralidad significativa. Pero adem¨¢s de por la predisposici¨®n al bostezo, esa ¡°Espa?a inferior¡± est¨¢ caracterizada por otros elementos: por su alboroto festivo (la ¡°charanga y pandereta¡±), por lo cerrado, por la devoci¨®n, tanto hacia iconos como hacia personas, como actitud y por el tono burl¨®n, por la bulla re?idora tambi¨¦n y por la tendencia a usar la cabeza s¨®lo para atacar al otro.
Traduzcan ustedes ¡°charanga y pandereta¡±, por ejemplo, por ¡°guateque y botell¨®n¡± para entendernos hoy mejor y ya me dir¨¢n. La actitud de sacrist¨ªa y devoci¨®n, de cierre y burla ante cuanto no sea lo propio, de ataque zaragatero a cabezazos en lugar de con cabeza, en lugar de pensar, analizar y ponderar, no me digan que no es hoy todav¨ªa lo que m¨¢s abunda. Claro, hoy los devotos no son de Frascuelos y Mar¨ªas, sino de la Ser o de la Cope, del PSOE o del PP o de IU, de la Izquierda o la Derecha o de los Nacionalismos, esos que, tarde o temprano, acaban siempre por escribirse con zeta. Las actitudes pol¨ªticas predominantes siguen siendo las propias de la devoci¨®n, no las del discernimiento; las del cierre en banda y la embestida contra los del otro lado, no las de la verdadera pol¨ªtica como pr¨¢ctica de la mediaci¨®n y el compromiso. El grado m¨¢ximo de la embestida y la cerraz¨®n, del esp¨ªritu de sacrist¨ªa y devoci¨®n es el crimen del terrorista, pero entre este y la falta de inquietud del alma ¡ª¡°el alma quieta¡±¡ª la gama de nuestras tristes zaragater¨ªas es amplia.
Traduzcan ustedes?¡°charanga y pandereta¡± por "guateque y botell¨®n", y ya me dir¨¢n
Quiso vaticinar Machado que ¡°ese vac¨ªo del mundo en la oquedad de la cabeza¡± que sirve fundamentalmente para embestir era cosa de un ¡°vano ayer¡± que engendrar¨ªa un ma?ana tambi¨¦n vac¨ªo, todo lo ¡°lechuzo¡± y ¡°tarambana¡± que se quiera, pero por ventura pasajero. Porque, frente a esa ¡°Espa?a inferior¡±, ¨¦l ve¨ªa ¡°nacer otra Espa?a¡±, la del ¡°cincel y la maza¡±, la ¡°redentora¡±. A esta, la de ¡°la rabia y de la idea¡±, la caracteriz¨® como ¡°implacable¡± y ¡°con un hacha en la mano vengadora¡±. En esto no se equivoc¨®: la ¡°otra Espa?a¡± no ha dejado el hacha de la venganza. En lugar de laborar por una justicia independiente y fidedigna, desde la Ley del Poder Judicial ha venido compadreando con su oponente para obstaculizarla y sujetarla al poder de la partitocracia; y en lugar de pensar y analizar y sopesar lo conveniente a la mayor parte, tiene ideas, ideas mayormente ¡°viejas y tah¨²res¡± pero, eso s¨ª, rabiosas.
No, las ¡°dos Espa?as¡± no son dos; son una y la misma: la ¡°Espa?a inferior¡± del poema. Nada ha nacido ni ha alboreado sino para ser lo mismo que lo que ya hab¨ªa: ¡°cerrado y sacrist¨ªa¡± una y ¡°cerrado y sacrist¨ªa¡± la otra, ¡°lechuzos¡± y ¡°tarambanas¡± unos, es decir, de poco juicio y escasa inteligencia, y ¡°lechuzos¡± y ¡°tarambanas¡± los otros tambi¨¦n: aturdidos, irreflexivos e informales los de un lado y los del otro, nada cumplidores ninguno. Que una Espa?a ¡°muera¡± y la otra ¡°bostece¡± (y esa es la caracterizaci¨®n de una y otra en el ¨²ltimo de los poemas aludidos) no supone la m¨ªnima diferencia: entre ambas, que son la misma, nos siguen helando el coraz¨®n.
No es Machado hombre que, por m¨¢s que use de finura e iron¨ªa, se ande en las cosas fundamentales con chiquitas de ninguna especie. Para ¨¦l lo malo y lo bueno existen, fuera de ¡°buenismos¡± y ¡°malismos¡±, y estructuran el mundo, y lo mismo existen y estructuran el mundo lo inferior y lo superior aun en era de pujantes y mostrencos igualitarismos. Las ¡°dos Espa?as¡±, cabe inferir, son la ¡°inferior¡±, la mala. Frente a ella, ?saldr¨¢n hoy por alg¨²n lado almas inquietas, sin ¡°mazas¡± ni ¡°hachas¡± ni ¡°ideas¡± fijas, sin venganzas ni odios ni aun redenciones que den suelta al tiempo represado y corrompido, a las ciegas esperanzas y las vanas monsergas ¡ªrelatos les llaman hoy¡ª que llevan tanto tiempo cargando explosivamente el ambiente del pa¨ªs de ¡°zaragatas¡± y ¡°tarambanas¡± y las manos de ¡°hachas implacables¡±? ?O ser¨¢ otra vez falso, a no ser en el deseo machadiano, que ¡°el vano ayer¡± traiga un ma?ana igualmente vac¨ªo pero por ventura pasajero, un ma?ana ef¨ªmero que lleg¨® para quedarse entre nosotros y constituirnos?
J. A. Gonz¨¢lez Sainz es escritor. Su ¨²ltima novela publicada es Ojos que no ven (Anagrama).
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