Queremos decidir
Queridos independentistas catalanes: no le deis m¨¢s vueltas, los espa?oles tenemos derecho a decidir sobre lo que concierne a Catalu?a y muy especialmente, si se me permite, sobre lo que concierne a vuestros deseos de independencia. Y no porque lo diga la Constituci¨®n y las leyes, que parece que lo dicen, sino porque llevamos tantos meses de inmersi¨®n catalanista obligatoria, tantas lecciones de desacomodos y agravios, que forzosamente se nos debe compensar con una participaci¨®n en el tema. Imaginad lo que es para un se?or de Pe?aranda de Bracamonte abrir todos los telediarios hablando de vosotros. Todos los peri¨®dicos, todas las tertulias, todos los foros¡ Sin olvidar nuestras lecciones diarias de catal¨¢n, a la comida y con la cena (subtituladas, por desgracia) a cargo bien de Mas, bien de Junqueras, bien de Pere, bien de Josep Antoni.
No. No se nos puede saturar as¨ª al personal sin que se trate de un tema que nos concierna. Con lo que llevamos soportado y lo que nos espera, lo m¨ªnimo es poder decir algo al respecto, opinar, porque estamos llamados a ser en breve diplomados en catalanismo. Y que conste que no protesto ni reniego de esta inmersi¨®n (que espero, eso s¨ª, transitoria). Es como la fiebre de un hijo o la ca¨ªda de la abuela, que hay que vivirlo, comprenderlo y ayudar en lo que se pueda. Pero ya digo, ni se os ocurra que vay¨¢is a tenernos todo el d¨ªa hablando de vosotros para luego decidir por vuestra cuenta. De eso nada.¡ª Pablo Gonz¨¢lez de Amez¨²a. Madrid.
En democracia expresarse, dejar hablar, es b¨¢sico. Nadie deber¨ªa impedir este fundamento a una persona y menos a siete millones de ciudadanos. El sentido com¨²n y la propia esencia de la libertad de expresi¨®n as¨ª lo avalan. Arg¨¹ir otras consideraciones es una forma m¨¢s de marear la perdiz. Opinar no se le puede negar a nadie, otra cuesti¨®n es que a la vista del resultado de la consulta habr¨ªa que asumir una serie de consecuencias. En ese momento, y tal vez ahora ya, el noble arte de la pol¨ªtica deber¨ªa entrar en juego. El Estado, sus poderes, permanecen apoltronados en el ¡°no nos mover¨¢n¡±, muy hippies ellos. As¨ª no iremos a ninguna parte.
Cabe el dialogar, ser respetuosos, tolerantes y dem¨®cratas. Y un sufragio es una fiesta democr¨¢tica que nadie deber¨ªa entorpecer.¡ª Joan V. Ll¨¤cer Mont. Algemes¨ª, Valencia.
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