Inmigraci¨®n: cuatro cosas que deber¨ªamos tener presentes
Hoy se celebra en todo el mundo el D¨ªa Internacional del Migrante. En medio de esta crisis s¨ªsmica que amenaza con llevarse por delante el mundo como lo conocimos, Europa parece haber llegado a la conclusi¨®n de que la inmigraci¨®n masiva es cosa del pasado. Si eso es lo que usted piensa, conviene recordar algunas cosas:
- El n¨²mero total de personas que residen y trabajan fuera de sus Estados de origen super¨® recientemente los 232 millones, un 33% m¨¢s que hace solo una d¨¦cada. Las remesas (el dinero que tranfieren a sus pa¨ªses) alcanzaron en 2012 la cifra r¨¦cord de 530.000 millones de d¨®lares, cuatro veces el total de la ayuda al desarrollo y un 25% m¨¢s de lo que podr¨ªa recaudar la Tasa a las Transacciones Financieras en su versi¨®n m¨¢s lujuriosa. Si se trata de consolidar mecanismos globales de redistribuci¨®n de la riqueza, este es su asunto, se?ores de las ONG.
- Para Espa?a, como para la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados, la inmigraci¨®n sigue siendo un fen¨®meno rentable. Incluso en medio de esta crisis. La edici¨®n m¨¢s reciente del International Migration Outlook -el informe de referencia de la OCDE sobre este asunto- muestra un panorama para 2011 en el que solo 6 de los 27 pa¨ªses ricos gastan m¨¢s de lo que ingresan debido a la inmigraci¨®n, y nunca en niveles desproporcionados.
- Todo indica que los factores de empuje y atracci¨®n que determinan la movilidad de los trabajadores hacia los pa¨ªses m¨¢s desarrollados (empezando por la desigualdad de renta y una pir¨¢mide demogr¨¢fica de base estrecha) tienden a intensificarse en el largo plazo, lo que significa que en el futuro habr¨¢ m¨¢s emigrantes y no menos. Para Europa -cuya poblaci¨®n aut¨®ctona disminuye y envejece- la inmigraci¨®n masiva puede ser el ¨²nico remedio contra el anquilosamiento social y econ¨®mico (incluyendo la sostenibilidad del sistema de pensiones).
- A la hora de regular este fen¨®meno tenemos dos opciones: una es mantener el r¨¦gimen migratorio cerrado y arrogante que hemos conocido hasta ahora y que se ha traducido en bolsas crecientes de inmigraci¨®n irregular, sociedades con ciudadan¨ªas duales (?realmente pensamos que negar el acceso a la sanidad es muy diferente que segregar los asientos de un autob¨²s de acuerdo a la raza?) y una p¨¦rdida incalculable de talento, emprendimiento e ingresos fiscales. La otra es optar por un sistema m¨¢s flexible -que permita a las personas entrar (y salir) de forma m¨¢s f¨¢cil y segura- pero m¨¢s previsible y manejable, basado en el acuerdo con los pa¨ªses de origen y con los propios emigrantes.
Tal vez la salida permanente de espa?oles a otras regiones del mundo nos ayude a entender la importancia de consolidar este derecho fundamental del siglo XXI: la posibilidad de prosperar, aunque eso suponga hacerlo fuera de nuestros lugares de origen. Mientras tanto, es importante que recordemos que nuestro sistema migratorio -el de los CIE, los perfiles raciales, las cuchillas 'no agresivas', el apartheid sanitario y la violaci¨®n sistem¨¢tica del derecho de asilo y refugio- constituye un verdadero estado de excepci¨®n moral al que debemos poner fin cuanto antes. A ver si va a resultar que en Espa?a no hay partidos abiertamente racistas y xen¨®fobos porque, sencillamente, no hacen falta.
[Con respecto a este asunto, no se pierdan la declaraci¨®n hecha p¨²blica hoy por el Servicio Jesuita a Migrantes. Es realmente inspiradora.]
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