Europa no debe abandonar a Ucrania
La sociedad civil ha salido a la calle para reclamar un cambio radical de r¨¦gimen
Los ucranios ya llevan semanas de protestas. Lo que se inici¨® en Kiev y otras ciudades del mundo con varios cientos de personas ha llegado a concentrar a medio mill¨®n en la plaza de la Independencia (Maidan Nezalezhnosti) de la capital. Algunos maidan (as¨ª llaman las redes sociales a los manifestantes) han levantado una tienda en el centro de Kiev, con servicios de cocina y sanitarios, y otros bloquean los principales edificios gubernamentales con barricadas y patrullas. Durante las protestas ha habido varias detenciones y se cree que 200 heridos. Mientras el presidente ucranio Yanuk¨®vich decide ir contracorriente y firmar un nuevo acuerdo con Rusia que posponga la quiebra ucrania y garantice su propia pervivencia pol¨ªtica, una oposici¨®n dividida no ha logrado arrancar concesiones al Gobierno. Aunque la presi¨®n popular parece insuficiente, los manifestantes est¨¢n decididos a quedarse en las calles el tiempo que sea necesario. Nadie sabe qu¨¦ consecuencias tendr¨¢n las concentraciones, pero est¨¢ claro que los ucranios han despertado y que est¨¢n diciendo a sus l¨ªderes qu¨¦ quieren.
Las concentraciones se iniciaron el 21 de noviembre para protestar por la decisi¨®n del presidente ucranio de posponer la firma del Acuerdo de Asociaci¨®n con la UE. En gran medida, la poblaci¨®n cree que este, que reforzar¨ªa los v¨ªnculos pol¨ªticos y econ¨®micos entre la UE y Ucrania, es un paso estrat¨¦gico hacia la deseada integraci¨®n en la UE. Despu¨¦s de que las autoridades dispersaran brutalmente a los primeros cientos de pac¨ªficos manifestantes, las concentraciones se han recrudecido, no solo en magnitud, sino en reivindicaciones, y ahora piden tambi¨¦n la dimisi¨®n de Yanuk¨®vich y de su Gobierno.
Simb¨®licamente, las manifestaciones coinciden con el noveno aniversario de la revoluci¨®n naranja, en la que los ucranios se alzaron contra las ama?adas elecciones presidenciales en las que V¨ªktor Yanuk¨®vich, candidato del Kremlin, fue proclamado vencedor. Pero en esta ocasi¨®n las aspiraciones de los ucranios van mucho m¨¢s all¨¢. Ya no basta un ¡°cambio de Gobierno¡±: se aspira a un cambio de r¨¦gimen, a construir una nueva Ucrania, con otro contrato social, en el que la dignidad humana dicte la relaci¨®n entre el Estado y los ciudadanos. Los manifestantes aspiran a una Ucrania aut¨¦nticamente ¡°europea¡±, que garantice la libertad de reuni¨®n, de expresi¨®n y electoral, adem¨¢s de una justicia imparcial. Quieren librarse de la corrupci¨®n estatal; quieren una polic¨ªa que proteja y sirva al pueblo, no al Gobierno; piden un sistema fiscal que ofrezca desarrollo econ¨®mico y prestaciones sociales, sin servir ¨²nicamente a los bolsillos de la ¡°familia¡± Yanuk¨®vich (en concreto a su hijo mayor y su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo) y a otros oligarcas.
Al contrario que la revoluci¨®n naranja, las manifestaciones actuales no han surgido de la oposici¨®n. La sociedad civil ucraniana se ha lanzado a las calles. Los ¨²nicos colores de maidan son los de la ense?a de Ucrania, s¨ªmbolo de su independencia y su gloria, y la bandera de la UE, s¨ªmbolo de la Europa en la que est¨¢ Ucrania y a la que quiere pertenecer.
En Occidente hay voces que reclaman una soluci¨®n pac¨ªfica
La respuesta del Gobierno ha sido la represi¨®n. El primer ministro Mikola Az¨¢rov ha declarado que no permitir¨¢ que se repitan los sucesos de 2004, cuando el presidente saliente Kuchma temi¨® utilizar la fuerza contra los manifestantes. Este a?o, los antidisturbios han actuado a veces con excesiva contundencia, varios manifestantes han sido encarcelados y muchos han resultado heridos. Se acusa a manifestantes pac¨ªficos de ¡°organizar des¨®rdenes masivos¡± y durante los enfrentamientos unos 40 periodistas han sido golpeados por la polic¨ªa. Los antidisturbios tambi¨¦n han intentado desmantelar varias veces, sin ¨¦xito, el campamento de Maidan. La mayor¨ªa de los detenidos han sido liberados, pero sigue habiendo denuncias contra ellos, y en todo el pa¨ªs se han abierto por lo menos 11 nuevos casos judiciales contra activistas. Tambi¨¦n se est¨¢ investigando a tres funcionarios por supuestos abusos policiales, pero los manifestantes y la oposici¨®n cuestionan la legitimidad del proceso.
Hace semanas que en Occidente se escuchan voces que piden al Gobierno y a los manifestantes una soluci¨®n pac¨ªfica. Despu¨¦s de cierto silencio, Yanuk¨®vich acept¨® la propuesta del expresidente Leonid Kravchuk, que planteaba la constituci¨®n de una ¡°mesa redonda nacional¡± que, incluyendo a la oposici¨®n, buscara una soluci¨®n pactada. Sin embargo, la mesa no condujo a ninguna negociaci¨®n. Seg¨²n la oposici¨®n, el presidente se neg¨® a aceptar sus reivindicaciones.
Resulta dif¨ªcil creer que Yanuk¨®vich vaya a dimitir, pero tambi¨¦n es cierto que no desea aparecer como un paria, algo que debilitar¨ªa su posici¨®n frente a Mosc¨². El aislamiento internacional convertir¨ªa al Kremlin en garante ¨²nico del presidente. En consecuencia, parece que este ha abandonado su estrategia inicial, la de dispersar las protestas, para optar por ignorarlas. La represi¨®n continuar¨¢, pero de forma m¨¢s sutil.
Las emisoras rusas han minusvalorado la magnitud y la importancia del movimiento y el presidente Putin las ha calificado de ¡°pogromo organizado¡±. Parece temer que el poder de un pueblo cercano pueda alentar protestas en su propio territorio. Entretanto, en un nuevo acuerdo ruso-ucranio, Putin ha ofrecido a Yanuk¨®vich un 30% de descuento en el precio del gas, prometi¨¦ndole un pr¨¦stamo ¡°incondicional¡± de 15.000 millones de d¨®lares. Aunque Ucrania todav¨ªa no est¨¦ a punto de ingresar en la Uni¨®n Aduanera dirigida por Rusia, esta parece haber logrado obstaculizar la integraci¨®n de su vecino en la UE. Yanuk¨®vich, que necesitaba dinero urgentemente para solventar el enorme d¨¦ficit por cuenta corriente del pa¨ªs y evitar su bancarrota, espera que el dinero y el apoyo pol¨ªtico rusos le permitan asegurarse la reelecci¨®n en 2015. Las otras opciones, un acuerdo de asociaci¨®n con la UE o un pr¨¦stamo del Fondo Monetario Internacional, est¨¢n condicionadas a unas reformas que Yanuk¨®vich no est¨¢ dispuesto a emprender.
Se deber¨ªa combatir el blanqueo de dinero de Yanuk¨®vich
La UE y EE?UU han adoptado una posici¨®n cauta, pero firme, pidiendo a las partes que eviten la violencia e inicien conversaciones. El secretario de Estado de EE?UU, John Kerry, ha manifestado la ¡°repugnancia¡± de su pa¨ªs ante la represi¨®n sufrida por los manifestantes ucranios en la plaza de la Independencia. La alta representante de la UE, Catherine Ashton, tambi¨¦n viaj¨® a Kiev para reunirse con Yanuk¨®vich y con dirigentes de las protestas, entre ellos el campe¨®n de los pesos pesados Vitali Klitschko, para tratar de encontrar una soluci¨®n a la crisis. Pero si Yanuk¨®vich no muestra una voluntad real de negociar?una salida, Europa no podr¨¢ desempe?ar el papel de mediador que tuvo en 2004. M¨¢s le valdr¨ªa a Europa no regatear con Rusia para ¡°ganar¡± Ucrania. Mosc¨² y Bruselas ya se han acusado mutuamente de presionar a Kiev.
Mientras intentan promover negociaciones fruct¨ªferas, la UE y EE?UU no deber¨ªan dormirse en los laureles y sentarse a esperar la siguiente oleada represiva. Podr¨ªan y deber¨ªan mostrar decisi¨®n, aplicando medidas punitivas contra el supuesto blanqueo de dinero de Yanuk¨®vich y su familia. Los Estados europeos en los que operan las empresas de Oleksandr, hijo mayor de Yanuk¨®vich, deber¨ªan investigar el origen de los activos que hay en sus territorios. La informaci¨®n reunida por organizaciones de la sociedad civil indica que son fruto de actividades corruptas, por lo que piden a los europeos que las investiguen ampar¨¢ndose en las leyes internacionales. Pero lo m¨¢s importante es que Occidente no deber¨ªa abandonar la esperanza y pensar que ha ¡°perdido Ucrania¡± ante Rusia.
Natalia Shapovalova y Balazs Jarabik son investigadores asociados de FRIDE.
Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo.
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