?Es este el edificio o es su caricatura?
M¨¢s all¨¢ de la arquitectura, Alejandro de la Sota tuvo dos pasiones, la m¨²sica y el dibujo, y un talante: un fino sentido del humor que le llevaba a buscar motivos de alegr¨ªa en la observaci¨®n de la vida cotidiana, en las peque?as historias. Por eso, el libro Caricaturas (Ediciones Asim¨¦tricas), que recoge los retratos de numerosos personajes p¨²blicos y personas privadas termina siendo, en cuanto a retrato de la esencia de las cosas, un retrato del propio arquitecto, de esa manera de vivir de de la Sota.
El autor de Gobierno Civil de Tarragona, cuyo centenario se celebra este a?o, dibujaba en sobres, servilletas y hojas de papel. Lo hac¨ªa sin buscar, por el mero gusto de ejercitar su trazo. Y su mirada. As¨ª, ¡°No hay pose ni para el retratado ni para el retratista, solo el gesto de ambos¡±, escribe su hijo, Jos¨¦ de la Sota Rius, en la introducci¨®n al libro. Y esa es la conclusi¨®n que saca el lector: el gesto sint¨¦tico, por encima del deseo de desfigurar o criticar, est¨¢ detr¨¢s de los certeros retratos de un arquitecto que, lo mismo para dibujar un tirador que un rostro, ten¨ªa la capacidad de traducir y sintetizar la observaci¨®n y el pensamiento en rasgos certeros. Por eso, el arquitecto Jos¨¦ Manuel L¨®pez-Pel¨¢ez recupera, en el pr¨®logo al libro (que recoge m¨¢s de 50 caricaturas) la pregunta que en cierta ocasi¨®n le escuch¨® al propio De la Sota: ¡°?Es este el edificio o es su caricatura?¡±, esto es: ?Es as¨ª o es su s¨ªntesis? Ese empleo de la palabra caricatura describe lo que estos ejercicios eran para ¨¦l. Pero el libro revela m¨¢s.
Adem¨¢s de ser una curiosidad y de desvelar una mirada, los dibujos ilustran buena parte de la vida del autor del Gimnasio Maravillas, en la que, m¨¢s all¨¢ de un c¨¦lebre arquitecto y m¨¢s ac¨¢ de un padre de familia numerosa, fue un personaje digno de novela de Joseph Roth: viviendo, de soltero, en pensiones y hoteles modestos de la Gran V¨ªa madrile?a. De entre todos, el Compostela era su favorito y all¨ª retrataba a inquilinos que trabajaban en los teatros de la zona, como una cantante brasile?a de variet¨¦s o un profesional de la lucha libre acompa?ado de su hijo con la fuerza y la lucha ya dibujadas sobre su rostro poco infantil.
Uno de los hijos de De la Sota, Jos¨¦, cuenta en la presentaci¨®n del libro ¡°la poca gracia que te hac¨ªan en general las caricaturas propias y lo mucho que te gustaban las ajenas¡±. Sabe de qu¨¦ habla. ?l, sus hermanos y hermanas y su madre desfilan en las p¨¢ginas de esta antolog¨ªa de caricaturas de la mano de los reyes (entonces pr¨ªncipes), presentadores de televisi¨®n como Jes¨²s Hermida, cantantes como Julio Iglesias, Peret o Montserrat Caball¨¦ y, por supuesto, arquitectos.
Entre este colectivo, ¡°algunos insistieron en ser retratados y el resultado les result¨® inc¨®modo¡±, cuenta. Sota respond¨ªa a la incomodidad: ¡°Si no te pareces ya te parecer¨¢s¡±, citando a Picasso contestando, a su vez, a Dora Maar.
No es f¨¢cil elegir los trazos con que resumir a una persona, pero en esa elecci¨®n ve Jos¨¦ Manuel L¨®pez-Pelaez un rasgo revelador de la manera de trabajar del Sota arquitecto. ¡°En toda caricatura bien hecha se asume la certeza de que es necesario abandonar ciertos rasgos superfluos para que lo m¨¢s importante gane intensidad¡±. Ese procedimiento, la posibilidad de elegir las ideas y de llevarlas hasta el l¨ªmite, estaba en el trabajo de Sota, cuyas caricaturas buscaban m¨¢s resumir que ridiculizar. L¨®pez-Pel¨¢ez habla de la risa seria del arquitecto gallego como actitud vital. Y como m¨¦todo de trabajo: ¡°No se trata tanto de deformar la realidad como de cuestionarla con inteligencia¡±.
Inteligencia, humor, oportunidad, iron¨ªa y cari?o se dan cita en este curioso libro que invita a buscar el asombro entre carpetas y archivos y a disfrutar de lo peque?o para encontrar en ello lo grande.
Juan Navarro Baldeweg
S¨¢enz de Oiza
Sara Rius, mujer del arquitecto, y Jos¨¦ de la Sota Rius
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