Espa?a es diferente
Integraci¨®n econ¨®mica, por un lado; aislamiento cultural y moral, por otro
La sede central del partido que gobierna Espa?a, el PP, ha sido registrada por orden del juez Ruz de la Audiencia Nacional en busca de documentos que hab¨ªa reclamado, pero no recib¨ªa. Es un hecho de una gravedad extraordinaria. Nadie de la direcci¨®n del partido ha asumido responsabilidad alguna, como si de una simple an¨¦cdota procesal se tratara. Culmina as¨ª la irresponsable gesti¨®n del caso B¨¢rcenas por parte del PP. Una fiel aplicaci¨®n de las consignas dadas por el presidente Rajoy: resistir, hay cosas que nunca se podr¨¢n probar, el tiempo lo borra todo. Entre las obligaciones de quien gobierna figura velar por el buen funcionamiento de las instituciones y, por tanto, combatir la corrupci¨®n. Un deber que empieza en su propia casa. B¨¢rcenas se pase¨® por el partido 20 a?os y se enriqueci¨® ostentosamente, y nadie del PP se reconoce responsable de lo que ocurri¨® all¨ª. El PP no solo no ha dado explicaci¨®n convincente alguna, sino que ha negado informaci¨®n a la justicia y ha apoyado toda su acci¨®n en la imposibilidad de probar las acusaciones. Un comportamiento tan laxo consigo mismo le resta toda autoridad para combatir la corrupci¨®n. La restauraci¨®n de la confianza en la pol¨ªtica pasaba porque el PP asumiera con coraje el caso B¨¢rcenas, cayera quien cayera. No lo ha hecho. Esta idea patrimonial de la funci¨®n p¨²blica nos aleja de Europa.
Estos mismos d¨ªas, el PP perpetraba su ley del aborto, aprobada en Consejo de Ministros. La prensa europea habla de regresi¨®n. Algunos pol¨ªticos extranjeros han obviado la prudencia diplom¨¢tica para resaltar el retroceso que representa. Y todo ello con la nueva ley de orden p¨²blico como sonido de fondo. Despu¨¦s de la reelecci¨®n de Angela Merkel, el presidente Rajoy, en sorprendente acto de vasallaje, dijo estar esperando las se?ales que la canciller emitiera, como si de una lucecita inspiradora se tratara. Sumisi¨®n absoluta a las ¨®rdenes que emanan de Europa en lo econ¨®mico (¡°no hay alternativa¡±). Retorno a los valores a?ejos que el pa¨ªs hab¨ªa dejado atr¨¢s en materia de derechos civiles, moral y costumbres: asunci¨®n de las exigencias de la religi¨®n cat¨®lica; paternalismo machista, imposici¨®n de las propias creencias, estigmatizaci¨®n de la discrepancia. Integraci¨®n econ¨®mica, por un lado; aislamiento cultural y moral, por otro. Quieren que Espa?a vuelva a ser diferente.
En su mensaje de Navidad, el Rey dijo ¡°asumir las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad¡±, en reconocimiento de haberlas incumplido en el pasado, y pidi¨® ¡°la actualizaci¨®n de los acuerdos de convivencia¡±, en alusi¨®n a la necesidad de reforma del r¨¦gimen. Buenas intenciones, empa?adas por su insistencia en seguir en su cargo hasta el final. Ante la urgencia de renovar un r¨¦gimen lastrado por la corrupci¨®n y la desconfianza, el PP responde poniendo la marcha atr¨¢s. Quiere galvanizar a sus sectores ideol¨®gicamente m¨¢s radicales para construir un pa¨ªs a su medida. Adi¨®s a la cultura de la Transici¨®n.
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