El padre de los curas guapos de diciembre
Piero Pazzi fotograf¨ªa desde hace 10 a?os a los sacerdotes m¨¢s atractivos que ve por la calle
Al pedirlo por su nombre oficial, la frase suena profesional e incluso encorsetada: ¡°?Me da el Calendario Romano?¡±. La quiosquera de la central v¨ªa del Corso, en Roma, lo traduce al lenguaje cotidiano: ¡°?Se refiere al de los curas sexy? ?Uy, madre m¨ªa!¡±. A pesar del fr¨ªo que hace, se abanica con la mano y suelta un suspiro y una sonrisa p¨ªcara. Toda una insinuaci¨®n c¨®mplice. ¡°Pues los curas guapos se han terminado. Tengo a varios Franciscos, si le sirven¡¡±, ofrece. Pero no. No es lo mismo. El anuario con los retratos en blanco y negro de 12 hombres con la can¨®nica sotana celebra en 2014 su d¨¦cima edici¨®n. Cada a?o, alrededor de esta ¨¦poca, se abre la temporada de caza del ¨²ltimo ejemplar. Quien no lo consigue en los quioscos o en los puestos de souvenirs, siempre puede reservarlo por Internet, en la p¨¢gina www.calendarioromano.org.
¡°Me llegan pedidos de todos los rincones del planeta: Israel, Malasia, China, Nueva Guinea... Europa, por supuesto¡±, enumera incr¨¦dulo Piero Pazzi, el archivero veneciano de 54 a?os, y fot¨®grafo aficionado, art¨ªfice de la idea y quien produce el almanaque. ¡°Varias veces al d¨ªa me hago una pregunta¡±, confiesa por tel¨¦fono desde la ciudad de los canales. ¡°?Por qu¨¦ un pastor protestante en Noruega querr¨¢ en la pared la foto de un cura cat¨®lico? Me lo compran tambi¨¦n embajadas, oficinas, parroquias. Transporta el mensaje de Roma a pueblos bastante alejados¡±. Mientras busca la respuesta, imprime sin parar su demandado producto. Con 75.000 ejemplares publicados al a?o, vendidos a 10 euros cada uno, Pazzi y sus curas an¨®nimos no tienen nada que envidiarle al ¨¦xito medi¨¢tico del nuevo pont¨ªfice argentino.
El emprendedor parece sinceramente sorprendido por su triunfo. Se desliza con candor sobre la l¨ªnea que separa lo sagrado de lo profano. Se declara cat¨®lico y asegura que cre¨® su calendario con el prop¨®sito de ayudar a los turistas a conocer la Santa Sede. ¡°Es una gu¨ªa para el visitante o el curioso. Hay mucha confusi¨®n alrededor del Vaticano. Cualquiera tiene grabada en su retina la c¨²pula de San Pedro, pero pocos saben cu¨¢ndo fue fundado el Estado, cu¨¢les son sus dimensiones o c¨®mo se rige. Una vez, en la plaza, escuch¨¦ preguntar por los restos de Luciano Pavarotti¡±, dice, sorprendido. ¡°?Entiende? Se conoce muy poco, as¨ª que quise proporcionarle un apoyo a los turistas¡±.
Por eso, las ¨²ltimas p¨¢ginas del calendario recogen informaci¨®n de servicio y diversos datos de inter¨¦s, como la historia de los Papas, los horarios de los museos o la forma de acceder a la farmacias donde los romanos compran medicinas m¨¢s baratas o que solo se encuentran en el peque?o Estado vecino. Todos los datos que se pueden encontrar en una gu¨ªa tur¨ªstica. Pero lo cierto es que el famoso almanaque tambi¨¦n le da un toque a la pared de cualquier habitaci¨®n. ¡°Hab¨ªa que hacerlo atractivo: ?y qu¨¦ hay mejor que un rostro joven y pulcro?¡±, vuelve a preguntarse Pazzi. Quiz¨¢s por esta reflexi¨®n est¨¦tica, su vi¨¢tico a la Ciudad del Vaticano nunca fue aprobado por la Santa Sede. A pesar del adjetivo romano con que lo bautiz¨® para ¡°hacer referencia a la Iglesia Cat¨®lica, ecum¨¦nica¡±, especifica. De la necesidad de adornar los datos sobre San Pedro naci¨®, casi por casualidad, el primer calendario, a finales de 2003.
Desde entonces, cada diciembre cuenta con sus 12 varoniles cl¨¦rigos. En 2008 se col¨® entre ellos un figurante de la semana Santa de Sevilla, que solo llevaba la sotana negra como disfraz. ¡°Voy cada a?o a la ciudad andaluza, me quedo un buen tiempo para documentar las fases previas y los eventos con que celebran la Pascua. Me fascina aquella atm¨®sfera. All¨ª empec¨¦ a tomar fotos de sacerdotes¡±, confiesa. Otras veces, Pazzi se cruza a los atractivos curas durante sus incursiones a la capital italiana y les pide como favor que se retraten para convertirse la imagen de un mes del a?o siguiente. ¡°La mayor¨ªa acepta, eso s¨ª, con la condici¨®n de mantener el anonimato¡±, cuenta. ¡°Para m¨ª, son iconos del atractivo y de la belleza del mensaje religioso¡±.
Pero tambi¨¦n existen iconos voluntarios. ¡°Puse un anuncio en mi web. Quien quiere ser fotografiado, me manda dos l¨ªneas, me avisa cu¨¢ndo pasa por Roma y yo voy a retratarlo en la plaza de San Pedro¡±. Algunos curas consideran importante salir en la publicaci¨®n, que es todo un ¨¦xito de los asilos y residencias para ancianos. ¡°Recibo algunas peticiones de sacerdotes que quieren contribuir¡±, eval¨²a. El ¨²ltimo es M¨ªster Agosto 2014, Janoslav Banasiak. ¡°El padre Georg, del pueblo polaco de Ostrowite, me autoriz¨® a difundir su nombre y me cont¨® que a sus parroquianas les gustar¨ªa mucho verlo en este calendario. No pude rechazar la oferta¡±, concluye. As¨ª que all¨ª est¨¢: un robusto rubio ataviado de negro, que mira fijamente al objetivo con una sonrisa de paz. Durante todo el mes de agosto.
Pazzi imprime tambi¨¦n almanaques de gatos y, hasta hace poco, de gondoleros. Pero adem¨¢s guarda varios proyectos en el caj¨®n. ¡°En 2015, voy a sacar uno con los monasterios de clausura de Sevilla. Visit¨¦ varios y me atrap¨® aquella atm¨®sfera de serenidad pl¨¢cida¡±, cuenta. ¡°Pero es una paz activa, muy abierta al mundo. La escena que con m¨¢s cari?o recuerdo es la de dos j¨®venes monjas de Santa Mar¨ªa de Jes¨²s que distribuyen bocadillos a los indigentes. Y una sonrisa para todos. ?Cu¨¢nto amor demuestran!¡±. Su pr¨®ximo plan es, entonces, contar a trav¨¦s de im¨¢genes ¡°aquel mundo silencioso, pero vivo¡±.
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