El paro juvenil, un problema pol¨ªtico
Hace falta invertir en pol¨ªticas activas, en vez de dejar al parado esperando el subsidio
En marzo de 2013, el Consejo Europeo decidi¨® crear la Iniciativa de Empleo Juvenil con el objetivo de que los llamados ¡°ninis¡± ¡ªj¨®venes entre 15-24 a?os que no trabajan, ni estudian, ni siguen una formaci¨®n¡ª recibiesen una oferta de empleo de calidad, educaci¨®n continua, formaci¨®n como aprendices o un periodo de pr¨¢cticas en el plazo de cuatro meses despu¨¦s de terminar la educaci¨®n formal o de quedarse en paro. La iniciativa complementa las acciones emprendidas a escala nacional, incluidas las financiadas por el Fondo Social Europeo (FSE), de cara a los programas de garant¨ªa juvenil, y est¨¢ abierta a todas las regiones con una tasa de paro superior al 25%. Los 6.000 millones de euros previstos para el periodo 2014-2020 ¡ªla mitad en inversiones del FSE, y la otra mitad en una l¨ªnea presupuestaria espec¨ªfica¡ª son claramente insuficientes pues apenas suponen el 0,046% del PIB de la UE. Con todo, Espa?a tiene asignados casi un tercio, es decir, unos 1.800 millones de euros, que se deber¨¢n invertir a trav¨¦s de un programa operativo espec¨ªfico para el periodo 2014-2015.
Por otro lado, la recomendaci¨®n sobre la garant¨ªa juvenil adoptada por el Consejo de Ministros en abril de 2013 va a obligar a introducir reformas estructurales en muchos Estados miembros. Los servicios p¨²blicos de empleo van a tener que aconsejar a los j¨®venes parados, y tambi¨¦n les deber¨¢n proporcionar oportunidades de trabajo, o de formaci¨®n profesional, acordes con su situaci¨®n personal individual. En Espa?a, el paro juvenil es del 56,55% debido, en gran medida, a que las personas que entran al mercado de trabajo antes de los 25 a?os son las menos cualificadas, pues la mitad tienen un nivel de estudios que llega solo a la primera etapa de secundaria. Casi la mitad de los j¨®venes que perdieron su empleo en la construcci¨®n (unos 600.000) abandonaron sus estudios para dedicarse a un trabajo que ni existe ni regresar¨¢, y han pasado a engrosar el ej¨¦rcito de parados de larga duraci¨®n.
Estas medidas de choque son de agradecer porque dan cumplida respuesta a una preocupaci¨®n muy sentida por los ciudadanos y los l¨ªderes pol¨ªticos, as¨ª como por las propias instituciones europeas como la Comisi¨®n, el Parlamento, e incluso el propio BCE. Adem¨¢s, aliviar¨¢n la situaci¨®n de los parados y, aunque en muy poco, estimular¨¢n el consumo interno. Su car¨¢cter reparador/asistencial, sin embargo, las inhabilita como remedio definitivo. Entre otras razones, porque la parte m¨¢s substantiva del desempleo es hoy de naturaleza estructural, lo que requiere un enfoque que sintonice con la Estrategia Europea de Empleo y estimule las acciones formativas para los m¨¢s j¨®venes, dada su insuficiente preparaci¨®n y cualificaci¨®n profesional.
El Estado y las empresas financian la formaci¨®n dual en Alemania
Desde sus inicios en 1998, la funci¨®n preventiva ha sido una constante en la Estrategia Europea para el Empleo, tanto en sus recomendaciones como en sus pol¨ªticas. As¨ª ocurre, por ejemplo, con la formaci¨®n dual que hoy existe en Alemania y que permite trabajar al mismo tiempo que se cursa la formaci¨®n profesional. Adem¨¢s, en la situaci¨®n econ¨®mica actual, la pol¨ªtica de empleo deber¨ªa centrar sus esfuerzos en combatir de ra¨ªz el paro neocl¨¢sico puro y el estructural, lo que exige una bater¨ªa de medidas preventivas que pongan el acento en la formaci¨®n y la cualificaci¨®n profesionales. Por eso, es un grave error entender, como hace el Gobierno, que las pol¨ªticas sociales y de empleo son un mero instrumento para garantizar el orden social. En su lugar, deber¨ªa de aprovecharlas como palancas para poder crecer y generar mayor prosperidad en Espa?a. Si lo hiciese, se ver¨ªa obligado a pasar de la actual pol¨ªtica laboral de marcado corte asistencialista, a otra que fuese proactiva, capaz de anticiparse a los acontecimientos, prever sus consecuencias, e invertir con decisi¨®n en Pol¨ªticas Activas del Mercado de Trabajo (PAMT), en lugar de dejar al parado pasivamente esperando la llegada del subsidio. ?Qu¨¦ humillaci¨®n!
Los analistas del mercado de trabajo subrayan que Alemania debe, en gran parte, su reducida tasa de paro juvenil al programa de formaci¨®n dual ¡ªclases pr¨¢cticas en empresas y te¨®ricas en centros p¨²blicos¡ª basada fundamentalmente en el aprendizaje en empresas de m¨¢s de 50 trabajadores, que son las que financian a los 1,5 millones de aprendices. El Estado, por su parte, financia las escuelas profesionales. Tambi¨¦n juegan a favor los factores culturales, pues la formaci¨®n est¨¢ muy valorada socialmente. Por el sistema dual pasa el 45% de los alemanes para despu¨¦s insertarse en el mercado de trabajo. Su funcionamiento est¨¢ asociado a un mercado laboral con posibilidades de promoci¨®n interna en las empresas, lo que no es el caso en Espa?a.
Las palabras del presidente del Parlamento Europeo, el alem¨¢n Martin Schultz, son reveladoras a este respecto: ¡°Me gusta que se aplique el sistema de aprendizaje mixto alem¨¢n. Pero habr¨¢ que ver c¨®mo se aplica, porque los modelos socioecon¨®micos del sur de Europa no se parecen en nada al alem¨¢n¡±. En efecto, la econom¨ªa alemana est¨¢ muy orientada hacia la exportaci¨®n, y cuenta con empresas de gran tama?o y muy especializadas, lo que las hace m¨¢s apropiadas para ese modelo de aprendizaje. Sin embargo, existen dudas sobre su aplicabilidad en econom¨ªas m¨¢s orientadas hacia el sector servicios, como la nuestra. Desde el punto de vista de la dimensi¨®n, medida por el n¨²mero de asalariados, las empresas espa?olas se caracterizan por su reducido tama?o. Seg¨²n el INE, de un total de 3,2 millones de empresas tan solo el 4,7% cuentan con m¨¢s de 20 trabajadores.
La pol¨ªtica de empleo del Gobierno espa?ol en? 2013 fue taca?a y contradictoria
Por eso, Espa?a necesita un enfoque m¨¢s acorde con la Estrategia Europea para el Empleo que introduzca cambios sustanciales en las PAMT (pol¨ªticas activas) que hoy aplica el Gobierno, y que las fuerce a pasar del enfoque actual, meramente reparador, a otro de mejora de las cualificaciones profesionales, de preparaci¨®n para el trabajo, y de promoci¨®n de la empleabilidad de los trabajadores. Espa?a deber¨¢ adem¨¢s reformar la estructura y los contenidos de los cursos de educaci¨®n y de formaci¨®n vocacional para que nuestros j¨®venes parados se provean del tipo de habilidades que solicitan las empresas. Frente a esto, la pol¨ªtica de empleo del Gobierno en 2013 ha sido taca?a y contradictoria: por un lado, ha solicitado los fondos europeos, y, al mismo tiempo, ha recortado en 3.113 millones de euros la partida presupuestaria dedicada a las PAMT, lo que ha supuesto una reducci¨®n del 41%, equivalente a 1,6 veces las ayudas europeas que esperaba recibir.
Para disminuir la tasa de paro juvenil, la prioridad debe ser la disminuci¨®n de la tasa de paro total. En todos los pa¨ªses miembros de la UE la tasa de paro de los j¨®venes es el doble de la tasa de desempleo total. En tiempos de crisis, los j¨®venes son los primeros perdedores, sobre todo los menos cualificados. La generalizaci¨®n de medidas de austeridad contribuye a amplificar un fen¨®meno que tiene costes econ¨®micos en t¨¦rminos de mayores pagos por seguro de desempleo, menor recaudaci¨®n por el impuesto sobre la renta, y degradaci¨®n de la capacidad de producci¨®n. Pero tambi¨¦n conlleva costes pol¨ªticos y sociales como, por ejemplo, el debilitamiento de la cohesi¨®n social, la emigraci¨®n, etc¨¦tera. El paro juvenil no constituye ¨²nicamente una r¨¦mora para el crecimiento econ¨®mico, sino tambi¨¦n un problema pol¨ªtico que debe abordarse como tal. Por ello, es una pena que todas estas orientaciones europeas no hayan quedado debidamente recogidas en el plan para la puesta en marcha de los programas de garant¨ªa juvenil en Espa?a que el Consejo de Ministros envi¨® a la Comisi¨®n Europea el pasado 23 de diciembre.
Vicente Castell¨® Rosell¨® es profesor de la Universitat Jaume I. Manuel Sanchis i Marco es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat de Val¨¨ncia.
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