R¨¦quiem por los refugiados sirios
Las diferentes agencias de la ONU estiman que ser¨¢n necesarios 4.720 millones de euros tan solo en este a?o para tratar de hacer frente a la cat¨¢strofe humanitaria. Pero, probablemente, lo peor est¨¦ a¨²n por llegar
Todos los elementos parecen haberse conjurado contra los refugiados sirios. Oriente Pr¨®ximo est¨¢ viviendo el invierno m¨¢s riguroso que se recuerda desde hace m¨¢s de un siglo con un temporal que ha azotado Siria y los pa¨ªses vecinos con especial crudeza. Las bajas temperaturas est¨¢n causando estragos en los precarios campamentos donde se hacinan 2.350.000 personas.
El agravamiento de la guerra civil siria ha intensificado la cat¨¢strofe humanitaria. Durante el pasado a?o, una media de 141.000 sirios abandonaron su pa¨ªs cada mes. En total suman 1,7 millones: un 340% m¨¢s que en 2012. Cada uno arrastra su propia tragedia: bombardeos, extorsiones, torturas, violaciones, desolaci¨®n y muerte. El ACNUR estima que, de no detenerse pronto esta sangr¨ªa, a finales de 2014 habr¨¢ m¨¢s de cuatro millones de refugiados.
A esta cifra deben sumarse los 6,5 millones de desplazados internos que han abandonado sus hogares huyendo de la violencia y la destrucci¨®n de una guerra que ya ha provocado 125.000 muertes. En el interior del pa¨ªs escasean las medicinas, la electricidad, el combustible e, incluso, el agua potable. Los productos b¨¢sicos de la cesta diaria han cuadruplicado o quintuplicado sus precios, convirti¨¦ndose pr¨¢cticamente en art¨ªculos de lujo para la cada vez m¨¢s empobrecida poblaci¨®n siria.
Con un territorio dividido entre las zonas controladas por el r¨¦gimen y por la heterog¨¦nea oposici¨®n, la poblaci¨®n civil ha quedado desprotegida en tierra de nadie. Las agencias de ayuda humanitaria tienen serias dificultades para acceder a las ¨¢reas en las que se libran los combates m¨¢s encarnizados donde est¨¢n atrapadas 2,5 millones de personas. La poblaci¨®n no solo es v¨ªctima de las brutales ofensivas a¨¦reas del r¨¦gimen, que trata de recuperar los territorios bajo control del Ej¨¦rcito Sirio Libre o del Frente Isl¨¢mico, sino que adem¨¢s debe hacer frente a las arbitrarias medidas adoptadas por el Frente Al Nusra y el Estado Isl¨¢mico de Irak y Siria, que han impuesto su peculiar interpretaci¨®n de la shar¨ªa en las zonas donde se han hecho fuertes.
Nos encontramos, por lo tanto, ante un punto de no retorno. Las diferentes agencias de la ONU estiman que ser¨¢n necesarios 4.720 millones de euros tan s¨®lo en este a?o para tratar de hacer frente a la cat¨¢strofe humanitaria. Se trata de la mayor cantidad solicitada en la historia en un ¨²nico conflicto. Antonio Guterres, Alto Comisario de ACNUR, no ha dudado en calificarla ¡°la crisis m¨¢s peligrosa para la paz y la seguridad global desde la Segunda Guerra Mundial¡±.
La capacidad de absorci¨®n de L¨ªbano, Jordania, Irak y Turqu¨ªa no es ilimitada
Probablemente lo peor est¨¦ por llegar, ya que existen escasas posibilidades de que la situaci¨®n sobre el terreno mejore en el corto plazo. Como ha advertido recientemente, el Plan de Respuesta de 2014 para Siria elaborado por la Oficina para la Coordinaci¨®n de Ayuda Humanitaria de la ONU, ¡°sin una perspectiva inmediata de paz a la vista, la combinaci¨®n del conflicto, el deterioro de las oportunidades econ¨®micas y la disminuci¨®n de los servicios sociales podr¨ªan generar mayores niveles de desplazamiento dentro de Siria y la regi¨®n¡±.
Sin embargo, la capacidad de absorci¨®n de L¨ªbano, Jordania, Irak y Turqu¨ªa, los principales pa¨ªses de acogida, no es ilimitada. Adem¨¢s debe tenerse en cuenta que los tres primeros no han firmado la Convenci¨®n de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 ni tampoco el Protocolo de 1967, por lo que los reci¨¦n llegados se encuentran en un limbo legal. S¨ª que han ratificado los Pactos Internacionales de Derechos Econ¨®micos, Sociales y Culturales y de Derechos Civiles y Pol¨ªticos que les obligan a garantizar el acceso a la salud, la educaci¨®n, la vivienda y la alimentaci¨®n, pero necesitan la ayuda de la comunidad internacional para poder brindar dichos servicios.
En L¨ªbano ya hay m¨¢s de 850.000 refugiados sirios (cerca del 20% de la poblaci¨®n). No debe pasarse por alto que sus cuatro millones de habitantes mantienen un delicado equilibrio confesional. La llegada de centenares de miles de sirios, la mayor parte de ellos sun¨ªes, es vista con preocupaci¨®n no s¨®lo por la poblaci¨®n cristiana, sino tambi¨¦n por la mayor¨ªa chi¨ª. Es sabido que Hezbol¨¢ se ha involucrado activamente en la crisis siria enviando a miles de sus combatientes a luchar en el bando de Bachar el Asad. Los cada vez m¨¢s frecuentes atentados en Beirut evidencian que esta implicaci¨®n podr¨ªa llegar a desestabilizar el pa¨ªs de los cedros.
Al contrario que L¨ªbano, cuya legislaci¨®n proh¨ªbe expresamente la construcci¨®n de campamentos de refugiados, Jordania s¨ª que ha autorizado seis campamentos para acoger a 575.000 sirios (casi el 10% de la poblaci¨®n). El m¨¢s grande de ellos, erigido en una zona des¨¦rtica, es Zaatari, donde malviven 125.000 personas. Uno de los principales problemas es abastecer a la que se ha convertido, en muy poco tiempo, en la cuarta ciudad con m¨¢s habitantes del pa¨ªs, problema que se agrava debido a la cr¨®nica carest¨ªa de agua que padece el reino hachemita.
Turqu¨ªa, por su parte, alberga a unos 600.000 refugiados. La mitad de ellos residen en campos gestionados por las propias autoridades turcas, que se han posicionado claramente contra el r¨¦gimen asadista. Irak acoge a 210.000 refugiados, la mayor parte de ellos kurdos que han huido de las milicias yihadistas que se disputan el control de los pozos de petr¨®leo en el Hasake. En Egipto, por ¨²ltimo, hay otros 130.000 refugiados objeto de una creciente presi¨®n por parte del gobierno egipcio, que les acusa de simpatizar con el ilegalizado movimiento de los Hermanos Musulmanes.
Las prioridades deber¨ªan ser el cese de las hostilidades y un inmediato alto el fuego
Si bien es cierto que la mayor parte de estos pa¨ªses plante¨® en un principio una pol¨ªtica de puertas abiertas y recibi¨® a los refugiados de manera solidaria, a medida que el problema se ha ido agravando han ido sellando sus fronteras. Ante esta insostenible situaci¨®n son cada vez m¨¢s los refugiados que ven en Europa su tabla de salvaci¨®n. En los ¨²ltimos tres a?os, 55.000 sirios han pedido asilo en el continente europeo (la mayor parte en Suecia y Alemania). Si bien debe reconocerse que la UE ha realizado un importante esfuerzo econ¨®mico para amortiguar la crisis humanitaria aportando una cantidad nada desde?able (2.000 millones de euros), lo cierto es que ha tratado de circunscribirla al ¨¢mbito de Oriente Pr¨®ximo para evitar que le afectase de manera directa.
Ante las escasas perspectivas de que se alcance un acuerdo entre las partes, la UE se ha comprometido a aceptar a otros 12.350 refugiados, una cantidad claramente insuficiente. El pa¨ªs m¨¢s generoso han sido Alemania (10.000 refugiados) y los m¨¢s cicateros Francia y Espa?a (500 y 100, respectivamente). Reino Unido, al igual que otros 17 miembros, ni tan siquiera ha ofrecido una sola plaza. Ante esta situaci¨®n, Amnist¨ªa Internacional ha denunciado que ¡°la UE ha hecho una lamentable dejaci¨®n de su parte de responsabilidad a la hora de proporcionar un lugar seguro a unas personas que lo han perdido todo excepto la vida. Todos los dirigentes europeos sin excepci¨®n deben avergonzarse¡±.
Nos encontramos ante una situaci¨®n l¨ªmite y la Conferencia de Ginebra II, prevista para el 22 de enero, podr¨ªa ser la ¨²ltima oportunidad para poner fin a la guerra civil y evitar la desintegraci¨®n de Siria. Dada la magnitud de la cat¨¢strofe humanitaria, las prioridades deber¨ªan ser el cese de las hostilidades y un inmediato alto el fuego. Sin embargo, ni el r¨¦gimen ni la heterog¨¦nea oposici¨®n parecen excesivamente inclinados a ello. Tan s¨®lo una activa participaci¨®n en dicha conferencia de las potencias internacionales (con EE UU y Rusia a la cabeza) y regionales (incluidas Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n) podr¨ªa permitir que se sienten los cimientos para poner fin al derramamiento de sangre.
Ignacio ?lvarez-Ossorio es profesor de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad de Alicante y autor de Siria contempor¨¢nea.
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