Parches militares

Concentrar los menguantes recursos militares de los ej¨¦rcitos espa?oles en una Fuerza de Acci¨®n Conjunta lista para combatir en un corto espacio de tiempo es una medida coherente. El Estado Mayor de la Defensa ha propuesto dar prioridad en medios y recursos a ese grupo de unidades que reunir¨¢ a solo el 10% de las Fuerzas Armadas, un n¨²cleo formado por personal de ¨¦lite que sumar¨¢ a unos 10.000 militares de los m¨¢s de 120.000 que hay en la actualidad. Tal medida, sin embargo, no deja de ser un parche en el dif¨ªcil escenario presupuestario en el que se mueve la defensa nacional.

En seis a?os, el presupuesto de Defensa se ha reducido un tercio, pasando de los 8.494 millones de euros de 2008 a los 5.745 de 2014. La crisis ha obligado a eliminar programas, reducir plantillas y recortar horas de vuelo o d¨ªas de navegaci¨®n, pero las decisiones se han ido tomando de manera parcial, a medida que se confeccionaban los presupuestos anuales. A mediados de 2012, el jefe del Estado Mayor de la Defensa present¨® al ministro Pedro Moren¨¦s un plan ¡ªVisi¨®n 2025¡ª para aminorar la plantilla de las Fuerzas Armadas (civiles y militares) en 20.000 efectivos. Esta sigue siendo excesiva y se come el 77% del presupuesto del ministerio. Tal an¨¢lisis, sin embargo, no ha sido llevado al Parlamento para que propiciara el debate y un amplio consenso como el que se produjo cuando se decidi¨® suprimir el servicio militar obligatorio y pasar al modelo de Ej¨¦rcito profesional. Las sucesivas reformas parciales solo tienen sentido si se inscriben en el tr¨¢nsito al modelo de Fuerzas Armadas que Espa?a necesita y puede sostener a medio plazo y no se limitan a salir al paso de un ajuste presupuestario que se presume temporal y muy probablemente no lo sea.

No es muy alentadora la argumentaci¨®n de Moren¨¦s cuando advierte de que ¡°m¨¢s vale tener un 10% al 100% que un 100% al 10%¡±, porque suscita inmediatamente la cuesti¨®n de qu¨¦ gesti¨®n se va a aplicar al 90% de efectivos restante. Los parches, aunque bienintencionados, suscitan demasiados interrogantes sobre una pol¨ªtica de Estado como la defensiva que compromete la seguridad nacional y la imagen de Espa?a en el exterior a trav¨¦s de las misiones conjuntas con la OTAN, la ONU y la Uni¨®n Europea. No es f¨¢cil aumentar la eficiencia con menos recursos, pero la tarea se complica sin un debate profundo y global sobre el asunto.