Inmovilismo
El PP conf¨ªa en que el tiempo arregle los problemas y el PSOE no da se?ales de cambio
El r¨¦gimen se est¨¢ cayendo y las ¨¦lites pol¨ªticas no se dan por enteradas. El inmovilismo de los dos grandes partidos contrasta con el dinamismo de una sociedad que se mueve e inventa para resistir a las fracturas sociales y al empobrecimiento generado por las pol¨ªticas de austeridad (los ingresos familiares han ca¨ªdo a los niveles m¨¢s bajos desde el inicio de la crisis, mientras el Gobierno, a coro con los grandes empresarios, proclama el fin de las penurias).
Con la Corona en su momento de m¨¢ximo desprestigio, el Rey anuncia, en vigilias de Navidad, que no se separar¨¢ del cargo hasta la muerte. El PP sigue confiando en que el paso del tiempo arregle los problemas, pero no tiene nada que decir a los ciudadanos sobre la profunda crisis social en que ha derivado la crisis econ¨®mica y suple la carencia de un discurso modernizador y regeneracionista con un retorno a la tradici¨®n nacional-cat¨®lica. El ministro Margallo expresaba en Barcelona su preocupaci¨®n por el crecimiento de la extrema derecha y del populismo en Europa. ?Por qu¨¦ no se lo cuenta a los suyos? ?O es que la ley del aborto, jaleada por Le Pen, y la ley de orden p¨²blico no son de extrema derecha? En fin, el PSOE lleva dos a?os preparando la renovaci¨®n sin dar una sola se?al de cambio, genuino exponente del destino de la socialdemocracia que, con su alergia al riesgo, se est¨¢ convirtiendo en toda Europa en el partido del miedo.
Con este inmovilismo pol¨ªtico, empieza un encadenado de convocatorias electorales. En mayo hay europeas. Y los dos grandes partidos temen que los ciudadanos las conviertan en las elecciones del ¡°no nos representan¡±. El 9 de noviembre Catalu?a votar¨¢ pase lo que pase, porque Mas ya ha dicho que si el Gobierno proh¨ªbe el refer¨¦ndum, convocar¨¢ elecciones anticipadas. En 2015 tendremos municipales y, a finales de aquel a?o, legislativas. Los intereses generales y los intereses de partido colisionar¨¢n repetidamente en unas convocatorias sobrecargadas de factores a?adidos. Y, sin embargo, salvo la ruptura independentista en Catalu?a, no hay ninguna novedad en la pol¨ªtica espa?ola. ?Es posible que el debate pol¨ªtico se reduzca al secesionismo y a la restauraci¨®n conservadora del PP? Puestos a hacer de la necesidad virtud, la rebeli¨®n de algunos alcaldes y presidentes auton¨®micos del PP contra la ley del aborto Rajoy-Gallard¨®n podr¨ªa ser un signo esperanzador: los que est¨¢n m¨¢s cerca de la calle advierten al Gobierno que vive fuera del mundo. Pero los partidos est¨¢n muy jerarquizados y la fronda se ahogar¨¢ pronto. Es la oposici¨®n la que ha de salir de su letargo. No basta combatir esta atrocidad que es la ley del aborto. Hay que romper el miedo, ser capaz de proponer un proyecto pol¨ªtico diferenciado y con sentido, por mucho que pueda molestar a la autoridad competente, econ¨®mica o militar. El inmovilismo conduce inexorablemente a la irrelevancia.
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