12 fotosEl ¨¢lbum ¨ªntimo de Julio Cort¨¢zarSu m¨¢quina de escribir, sus cartas... Panor¨¢mica del Cort¨¢zar m¨¢s personal a trav¨¦s de sus objetos y seres queridos Madrid - 30 ene 2014 - 12:25CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLa abuela sacaba el mantel blanco y tend¨ªa la mesa bajo el emparrado, cerca de los jazmines, y alguien encend¨ªa la l¨¢mpara y era un rumor de cubiertos y de platos en bandejas, un charlar en la cocina,, la t¨ªa que iba hasta el callej¨®n de la puerta blanca para llamar a los chicos que jugaban con los amigos en el jard¨ªn de adelante o en la vereda, y hac¨ªa el calor de las noches de enero. La abuela hab¨ªa regado el jard¨ªn y el huerto antes de que oscureciera y se sent¨ªa el olor de la tierra mojada, de los ligustros ¨¢vidos, de la madreselva llena de transl¨²cidas gotas que multiplicaban la l¨¢mpara para alg¨²n chico con los ojos nacidos para ver esas cosas. De 'Libro de Manuel'.Empiezo ya a pensar en el fin de a?o, y la idea de las vacaciones me cosquillea como una incitaci¨®n. Mi libertad, mi descanso del a?o pasado se interrumpieron tan bruscamente, tan de pronto, que me ha quedado una impresi¨®n de desconcierto; es como si no tuviera vacaciones desde hace mucho... Se suma en m¨ª la fatiga de dos a?os escolares (dicto ahora 22 horas semanales, entre mis clases y unos interinatos!) y la mala costumbre de leer hasta el agotamiento; esto ha tra¨ªdo varias consecuencias poco gratas, tales como una irregularidad card¨ªaca y la necesidad de usar anteojos permanentes. Ya ve usted, Marcelle, que la acompa?o en la tarea de mirar el mundo a trav¨¦s de cristales... solo que los m¨ªos no han de ser tan rosados como los que usan sus lindos ojos. De una carta a Marcela Duprat, septiembre de 1942.Aurora y yo nos hemos re¨ªdo mucho con tus reflexiones sobre el matrimonio, aunque nos inclinamos reverentes ante tu experiencia ya considerable. Te juro que tratar¨¦ de no ser demasiado 'marido'. Por el momento A. y yo damos m¨¢s bien la impresi¨®n de dos camaradas que arriman el hombro (el de ella me da en las costillas) para que las cosas sean m¨¢s divertidas y verdaderas. Tenemos una buena costumbre: estamos de acuerdo en casi todo lo fundamental, y discutimos como leopardos sobre lo nimio. En esa forma desahogamos los humores sin malograr nada de lo que cuenta. De una carta a Eduardo Jonqui¨¨res, 18 de septiembre de 1953.Tengo recuerdos, imprecisos, que me preocupaban, me atormentaban un poco cuando yo era ni?o. Hacia los nueve o diez a?os de cuando en cuando me volv¨ªan im¨¢genes muy inconexas, muy disperas, que no pod¨ªa hacer coincidir con nada conocido. Entonces se lo pregunt¨¦ a mi madre. Le dije: "Mira, hay momentos en que yo veo formas extra?as, colores como baldosas, como may¨®licas, ?Qu¨¦ puede ser eso?". Y mi madre me dijo: "Bueno, eso puede corresponder a que a ti, de ni?o, en Barcelona te llev¨¢bamos casi todos los d¨ªas a jugar con otros ni?os en el Parque G¨¹ell". O sea que f¨ªjate que mi inmensa admiraci¨®n por Gaud¨ª comienza a los dos a?os. De la entrevista de Joaqu¨ªn Soler Serrano en 'A fondo', RTVE (1997).No conozco al autor del de ese trabajo, que es Paul Bury, un artista muy conocido, cre que es belga. S¨ª, es belga, no es franc¨¦s. Hace muchos a?os que trabaja con ese sistema de tomar una foto y desmontarla y volver a montarla modific¨¢ndola. ?l tiene por ejemplo fotograf¨ªas extraordinarias de Nueva York, fotos a¨¦reas de Nueva York en que ha cambiado la posici¨®n de los rascacielos, los ha modificados y hay por all¨ª uno que se est¨¢ cayendo sobre otro. Y te da una impresi¨®n del fin del mundo, o la Torre de Babel. Ahora ¨¦l es muy amigo de Julio Silva y de Alechinsky, el pintor. Y cuando yo estaba haciendo '?ltimo round', ellos le pidieron, sin dec¨ªrmelo a m¨ª, que trabajase una foto m¨ªa. Entonces ¨¦l tuvo la idea de cortarla en c¨ªrculos conc¨¦ntricos y mover un poco los c¨ªrculos y hacer eso. Pero yo no tengo nada que ver con eso. De 'Evelyn Picon Garfield: Cort¨¢zar por Cort¨¢zar'.Te lo dir¨¦ francamente: apenas miro unos cuantos dibujos que me gustan siento que yo tambi¨¦n, qu¨¦ diablos, al final no es para tanto, cuesti¨®n de insistir y de t¨¦cnica, tampoco ellos sab¨ªan al comienzo y mira lo que les empez¨® a salir. Pasa que uno est¨¢ deformado por otras actividades, pierde el tiempo con las palabras o las ideas, sobre todo con las palabras. Gran rapto de decisi¨®n, habr¨ªa que verme en esos momentos, taxi a la papeler¨ªa donde empleada estupefacta empaqueta kilos de plumas, resmas, tintas y siempre alguna que otra cosa cuyo destino y funciones me son perfectamente desconocidos pero que conviene tener a tiro por si las dudas. Ya otros han dicho que la mano aprende por su cuenta si se la deja, y entonces es una de esas que agarra el aparato y cuando te das cuenta ten¨¦s a las se?oritas de Avignon en mucho mejor. Hay que darle su 'chance' al azar y la paciencia, ?no te parece? 'Cada cual como puede' en territorios.Encontramos todo bien en Par¨ªa. Est¨¢bamos un poco inquietos porque antes de irnos, recogimos a una gatita que andaba perdida en una escalera, y que naturalmente se instal¨® en casa como todos los gatos cuando se les da de comer y un poco de cari?o. No nos gustaba dejarla sola toda una semana, porque es muy joven, pero hablamos con la portera, que es muy gentil, y ella subi¨® varias veces a cambiarle el agua y darle la comida que hab¨ªamos dejado preparada. La encontramos muy bien, pues, y muy contenta de volver a vernos. La hemos bautizado Flanelle (Franela) y nos divierte verla jugar en el departamento; por suerte ahora hay lugar suficiente para todo el mundo. De una carta a la madre, 21 de marzo de 1980.En lo alto y flaco me parezco a mi padre. Saqu¨¦ los ojos anormalmente separados de mi abuelo materno; en cambio me parezco a mi madre psicol¨®gicamente. Es muy imaginativa y novelera. Lee cuanto cae en sus manos. Desde ni?o, eso me permiti¨® tener libros a mi alcance. Nunca me dio consejos literarios. Intelectualmente era incapaz de hacerlo; en cambio discut¨ªamos nuestras lecturas comunes; por ejemplo, los dos somos eruditos sobre las obras de Alejandro Dumas. Las coment¨¢bamos interminablemente. De Beatriz Espejo: 'Julio Cort¨¢zar: Mi universidad fue la soledad' (1976).Felipe sostuvo la pipa con dedos inseguros. Nunca hab¨ªa visto una pipa tan hermosa. Ra¨²l, de espaldas, sacaba algo del bolsillo de un saco colgado en el armario. -Tabaco ingl¨¦s -dijo, d¨¢ndole una caja de colores vivos- No s¨¦ si tengo por ah¨ª alg¨²n limpiapipas, pero entre tanto me ped¨ªs el m¨ªo cuando se te ensucie. ?Te gusta? -S¨ª, claro -dijo Felipe, mirando la pipa con respeto-. Usted no tendr¨ªa que darme esto. Es una pipa demasiado buena. -Precisamente porque es buena -dijo Ra¨²l-. Y para que me perdones. -Usted... De 'Los premios''Rayuela' cuenta m¨¢s para m¨ª en cierto sentido que los cronopios. Los cronopios es un gran juego para m¨ª, es mi placer; era una especie de compromiso metaf¨ªsico, era una especie de tentativa para m¨ª mismo adem¨¢s. Y entonces [cuando se public¨®] descubr¨ª, en efecto, que 'Rayuela' estaba destinado a los j¨®venes y no a los hombres de mi edad. Nunca lo hubiese imaginado cuando lo escrib¨ª. Ahora, ?por qu¨¦? ?Por qu¨¦ fueron los j¨®venes los que encontraron algo que los impresion¨®, que los 'impact¨®', como dicen ahora en Argentina. Yo creo que es porque en 'Rayuela' no hay ninguna lecci¨®n. A los j¨®venes no les gusta que les den lecciones. Los adultos aceptan ciertas lecciones. Los j¨®venes, no. Los j¨®venes encontraban all¨ª sus propias preguntas, sus angustias de todos los d¨ªas, de adolescentes y de la primera juventud, el hecho de que no se sienten c¨®modos en el mundo que est¨¢n viviendo, el mundo de sus padres. De 'Evelyn Picon Garfield: Cort¨¢zar por Cort¨¢zar'.En el principio fueron los olores. Yo ten¨ªa ocho a?os y desde el suburbio bonaerense donde viv¨ªamos, mi abuela me llevaba de visita a casa de unos amigos. Primero, un tren local, luego un tranv¨ªa y por fin, desde el centro de la ciudad, el subterr¨¢neo, que los porte?os llamaban 'subte' casi como si le tuvieran miedo a la palabra completa y quisieran neutralizarla con un corte desacralizador. Hoy s¨¦ que el trayecto en 'subte' no duraba m¨¢s de veinte minutos, pero entonces lo viv¨ªa como un interminable viaje en el que todo era maravilloso desde el instante de bajar las escaleras y entrar en la penumbra de la estaci¨®n, oler ese olor que solo tienen los metros y que es diferente en cada uno de ellos. Mi abuela me llevaba de la mano (su traje negro, su sombrero de paja con un velo que le cubr¨ªa la cara, su invariable ternura), y hab¨ªa esos minutos en el and¨¦n en que yo ve¨ªa la hondura del t¨²nel perdi¨¦ndose en la nada, las luces rojas y verdes. De 'Bajo nivel' (1980).... he pasado largas horas soplando mi trompeta para horror de los vecinos. pues ello constituye mi m¨¢s segura manera de entrar a fondo en cualquier cosa que me interesa de verdad y que me quiero conocer por dentro. De una carta a Paco Porr¨²a, 18 de agosto de 1964. ... sigo haciendo progresos con mi trompeta, y ya los vecinos no se quejan. Aurora sospecha que es porque ya no queda ninguno. De una carta a Sara y Paul Blackburn, 17 de diciembre de 1964. A medida que perfecciono mi t¨¦cnica de la trompeta, m¨¢s me gusta la m¨²sica y menos la literatura. De una carta a Paco Porr¨²a, 6 de abril de 1967. En la trompeta he conseguido llegar al sol natural sobreagudo sin que vuelen por el aire pedazos de pulm¨®n. De una carta a Paco Porr¨²a, 22 de mayo de 1967.