Verdadero y falso
La delincuencia, dec¨ªa un personaje de Le Carr¨¦, es demasiado importante para dejarla en manos de los delincuentes
A los establecimientos comerciales les preocupa mucho que les pasen billetes de 50 euros falsos, como si el dinero aut¨¦ntico fuera verdadero. El corralito argentino no fue sino el descubrimiento de que un tercio o m¨¢s del dinero aut¨¦ntico era falso. Es lo que ha venido a demostrar tambi¨¦n la reciente devaluaci¨®n del peso. Cada billete de curso legal llevaba dentro de s¨ª un 25% de mentira. Da pena descubrir que lo genuino puede ser ficticio, pero es as¨ª de toda la vida. El mismo Picasso pintaba picassosfalsos. Si nos atenemos a la l¨®gica cl¨¢sica, eran verdaderos, pero la econom¨ªa financiera ha puesto todo patas arriba. Loewe, Lewis o Rolex deber¨ªan tomar ejemplo del Estado y comenzar, si no lo han hecho ya, a fabricar sus propias imitaciones. La banca es la inventora de ese aut¨¦ntico cheque al portador falso conocido como participaciones preferentes. La delincuencia, dec¨ªa un personaje de Le Carr¨¦, es demasiado importante para dejarla en manos de los delincuentes.
Los falsificadores tienen mucho m¨¦rito porque creen que todav¨ªa es posible hacer dinero falso, cuando el dinero falso lo fabrican los bancos centrales y los especuladores autorizados. El otro d¨ªa, la Bolsa se fue al carajo por el problema de los pesos argentinos. Estamos hablando?de pesos argentinos verdaderos que, como algunos cuadros del propio Picasso, resultaron ser una burda copia de s¨ª mismos. A veces me pregunto si escribir novelas, en la actualidad, no tiene algo de ese af¨¢n in¨²til del viejo falsificador de d¨®lares o pasaportes. Para qu¨¦ inventar historias cuando la historia se convierte en una invenci¨®n. El dinero verdadero no sabe que es falso. El falso, en cambio, tiene serias dudas acerca de s¨ª mismo, dudas que lo hacen m¨¢s real, m¨¢s honesto, m¨¢s deseable incluso que el de la Casa de la Moneda. Todo lo verdadero apesta ya a falso.
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