Sin papel no hay malas noticias

Que haya inseguridad en las calles y que la tasa de criminalidad haya aumentado no parece ser lo que m¨¢s preocupa al Gobierno de Venezuela. Lo que le preocupa es que los peri¨®dicos reflejen ese estado de cosas en sus p¨¢ginas y alarmen a la poblaci¨®n. Las encuestas revelan que crece la sensaci¨®n de inseguridad y eso contribuye a minar todav¨ªa m¨¢s la confianza de una ciudadan¨ªa que sufre las consecuencias de una econom¨ªa en ca¨ªda libre y ha de sortear como puede las escaseces cotidianas, desde la falta de productos b¨¢sicos a los cortes de suministro el¨¦ctrico.

Claro que de esto el presidente Nicol¨¢s Maduro tampoco se considera responsable. Y del mismo modo que atribuye el desabastecimiento al boicot de las propias empresas ¡ªque no dudar¨ªan, seg¨²n ¨¦l, en da?ar sus balances y cuentas de resultados con tal de poner trabas a la revoluci¨®n socialista bolivariana¡ª, tampoco la percepci¨®n de inseguridad ser¨ªa fruto de una criminalidad que el Gobierno no es capaz de atajar, sino del tratamiento que la prensa le dispensa.

"Me van a llamar dictador, pero a la prensa le va a llegar su hora¡±, amenaz¨® Maduro hace unos d¨ªas. De momento, una forma de ponerla en vereda es dejarla sin papel. Muerto el perro se acab¨® la rabia: sin papel, no hay malas noticias. El Gobierno no ha dado autorizaciones de divisas para importar papel desde mayo de 2012. Seg¨²n las empresas period¨ªsticas, retiene autorizaciones por valor de 100 millones de d¨®lares.

Pero eso no es todo. Esta semana se espera la presentaci¨®n del llamado Plan de pacificaci¨®n, en el que tambi¨¦n se esperan medidas de control para atar en corto al sector de la prensa que mantiene su voluntad de independencia.

La realidad, sin embargo, es tozuda. Con papel o sin ¨¦l, con controles o sin ellos, si los datos son malos, malos seguir¨¢n siendo. El mismo d¨ªa en que los trabajadores de prensa se manifestaban contra la falta de papel, el Banco Central de Venezuela estimaba que el ¨ªndice de escasez, o lo que es lo mismo, el de desabastecimiento, alcanzaba el 26,2%, y la inflaci¨®n anual se enfilaba hasta el 56,3%. Como dijo el director de Espacio P¨²blico, Carlos Correa, pretender que la prensa oculte la realidad es como romper el term¨®metro para acabar con la fiebre.