La pol¨ªtica migratoria del bombero pir¨®mano
Rescate de inmigrantes africanos frente a las costas de Tenerife. Foto:?UNHCR/A.Rodriguez.
¡¤ La edici¨®n de ayer de este peri¨®dico abr¨ªa con la noticia de que ¡°30.000 subsaharianos preparan el salto a Europa por Ceuta y Melilla¡±. La pieza fue elaborada a partir de unos informes de la inteligencia espa?ola cuyos detalles no se facilitan. Tampoco se contrastaba esta informaci¨®n con la de organismos p¨²blicos y privados cuyas estimaciones son muy diferentes. Como recordaba ayer en un tuit desde Rabat la periodista Elena Gonz¨¢lez, el Gobierno de Marruecos calcula que entre 25.000 y 40.000 extranjeros residen en su pa¨ªs en situaci¨®n irregular. No todos son subsaharianos. No todos tienen intenci¨®n de ¡°saltar¡±.
¡¤ La magnificaci¨®n de los riesgos relacionados con la inmigraci¨®n es un juego peligroso, adem¨¢s de tramposo. Un n¨²mero alto de inmigrantes subsaharianos junto a las vallas sugiere la idea de una ¡°invasi¨®n¡± y justifica las medidas ¡°excepcionales¡± empleadas por el Gobierno, incluyendo el uso de pelotas de goma en el mar, las cuchillas en las vallas o la violaci¨®n sistem¨¢tica del derecho de asilo y refugio. Es la misma estrategia que se utiliz¨® para introducir el reglamento que restringe el acceso de los inmigrantes irregulares a la sanidad: se multiplicaron las estimaciones de ¡®sin papeles¡¯ en nuestro pa¨ªs (800.000 frente a un n¨²mero real que podr¨ªa ser hasta cuatro veces m¨¢s bajo) y se emborronaron las cifras del ahorro presupuestario, cuyos detalles nunca fueron facilitados al p¨²blico (posiblemente porque nunca existieron).
¡¤ Acierta la Vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa cuando dice que en estas situaciones el Gobierno se limita a aplicar (¡°con deficiencias¡±) la Ley de Extranjer¨ªa. El agujero moral de Ceuta y Melilla -como los Centros de Internamiento, el apartheid sanitario o la desprotecci¨®n de los solicitantes de asilo- es la consecuencia l¨®gica de nuestro modelo legal. La impermeabilidad de las fronteras europeas es una f¨¢brica de inmigrantes irregulares que ignora los verdaderos factores de empuje y atracci¨®n de la inmigraci¨®n. La radioactividad pol¨ªtica que impregna este debate impide considerar medidas inteligentes que flexibilicen la movilidad y faciliten el retorno de inmigrantes que no encuentran empleo. Si no me creen, f¨ªjense en el modo en que la UE va a tirar por el inodoro el pr¨®ximo mes de junio la oportunidad abierta por la crisis de Lampedusa.
¡¤ El PSOE y los medios de izquierdas deber¨ªan abandonar de una vez la idea de que Europa debe ayudar a ?frica para que la gente no se vea obligada a emigrar. La emigraci¨®n responde a la pulsi¨®n de progreso, no solo a la desesperaci¨®n. Es un hecho que los africanos subsaharianos emigran de manera intensa entre los pa¨ªses de la regi¨®n, pero la gran mayor¨ªa carece todav¨ªa de los recursos y la educaci¨®n que les permitir¨ªa irse a Europa o a EEUU. Cuando eso ocurra -como ya ha ocurrido en Am¨¦rica Latina o Asia, gracias en parte a la ayuda- la emigraci¨®n se convertir¨¢ una vez m¨¢s en uno de los principales motores de redistribuci¨®n global de la riqueza y de reducci¨®n de las desigualdades.
¡¤ Mientras tanto, conviene tomar perspectiva en el caso del Norte de ?frica. El abogado Ignacio Aguilar ¨Cexpresidente de CEAR- insiste en una conversaci¨®n con este blog que ¡°el problema no es Ceuta y Melilla¡±. Si se comparan con otros flujos migratorios, las cantidades son manejables. Ser¨ªa posible dar acceso peri¨®dico a un n¨²mero limitado de inmigrantes subsaharianos reduciendo considerablemente el impacto humanitario de las vallas. En su opini¨®n, el contraste con la gesti¨®n de la llamada ¡®crisis de los cayucos¡¯ es notable.
¡¤ Ceuta y Melilla no son los ¨²nicos ¨¢mbitos en los que la falta de imaginaci¨®n del Gobierno se ha hecho notar. La consulta p¨²blica de la Comisi¨®n Europea sobre el futuro de su pol¨ªtica interior (de la que depende la gesti¨®n migratoria y que se discutir¨¢ en el pr¨®ximo Consejo Europeo de junio) cont¨® con la participaci¨®n de 46 organizaciones internacionales o no gubernamentales, siete grupos acad¨¦micos, cinco empresariales y 10 gobiernos nacionales o locales. Ninguno de ellos era el Gobierno espa?ol (la Generalitat de Catalu?a s¨ª remiti¨® un documento de 13 p¨¢ginas que puede ser consultado aqu¨ª). Si quieren motivos para la alarma, ah¨ª tienen uno.
[Estos argumentos son parte de un proyecto de investigaci¨®n que realizamos desde +Social y que ver¨¢ la luz en las pr¨®ximas semanas.]
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