Ucrania ante el abismo

La relativa tregua de dos semanas propiciada en Ucrania por la amnist¨ªa ha saltado por los aires con casi una treintena de muertos en Kiev, el mismo d¨ªa en que supuestamente el Parlamento iba a debatir la revocaci¨®n de los poderes presidenciales casi absolutos que V¨ªktor Yanuk¨®vich ostenta desde 2010. El ba?o de sangre de la capital, con miles de manifestantes enfrentados a la polic¨ªa y los matones del Gobierno, coloca a la crucial exrep¨²blica sovi¨¦tica en el umbral de un levantamiento popular y hace imperativo un paso atr¨¢s de los bandos antagonistas.

Hasta ahora, Yanuk¨®vich hab¨ªa reprimido intermitentemente a quienes piden masivamente su dimisi¨®n al frente de un poder dictatorial y corrupto. Los acontecimientos del martes, los m¨¢s graves desde el comienzo de las protestas por el rechazo de un acuerdo con la UE para echarse en brazos de Mosc¨², no solo dinamitan los fr¨¢giles puentes entre Gobierno y oposici¨®n. La violencia extrema de Kiev sugiere que Yanuk¨®vich ha dejado atr¨¢s el dilema entre negociar o reprimir, en un guion que solo puede haber sido escrito por el Kremlin.

Vlad¨ªmir Putin, cuya agresiva pol¨ªtica exterior le da vara alta en algunos de los m¨¢s agudos conflictos mundiales (Siria, Ir¨¢n), est¨¢ decidido a impedir que Ucrania pase a la esfera de influencia de la UE, con el naufragio que implicar¨ªa de su visi¨®n neoimperial de Rusia. Pero no solo por eso ha comprometido m¨¢s de 10.000 millones de euros en su rescate. La idea de una protesta popular derrocando a las puertas de Mosc¨² a un r¨¦gimen a imagen del suyo resulta intolerable para el presidente ruso.

Ucrania se ha convertido en un choque directo entre Putin y una Europa cuya capacidad para hacer una pol¨ªtica exterior coordinada est¨¢ a prueba. El Kremlin culpaba ayer de la violencia en Kiev a una conspiraci¨®n occidental, europea en particular. Y la UE, que hab¨ªa evitado hasta ahora las sanciones en la confianza de negociar con Yanuk¨®vich, se dispone a adoptarlas hoy, con el apoyo de Washington y no sin discrepancias entre sus miembros. La respuesta a un r¨¦gimen ¡°manchado de sangre¡±, sin embargo, no puede confinarse al castigo de una camarilla. Bruselas debe estar dispuesta a ofrecer a Kiev asistencia financiera que facilite las reformas pol¨ªticas, pero tambi¨¦n una v¨ªa de acceso realista a la UE, no meros pactos comerciales.

El momento de la verdad ha llegado para una UE que se debate entre objetivos tan alejados como mantener una relaci¨®n fluida con Rusia (de la que en buena parte depende energ¨¦ticamente) o combatir las maniobras de Putin para impedir la democratizaci¨®n de Ucrania. Entregar a Mosc¨² la direcci¨®n de los acontecimientos no solo arruinar¨ªa la escasa credibilidad internacional de la UE. Ignorar¨ªa sobre todo que los tr¨¢gicos sucesos de Ucrania ¡ªun pa¨ªs dividido cultural y pol¨ªticamente, que desde su independencia en 1991 solo ha conocido corrupci¨®n y p¨¦simos Gobiernos¡ª nacen de la f¨¦rrea voluntad de sus ciudadanos para formar parte de un sistema de valores como el que Europa encarna.