Tiempo de rebeli¨®n para diputados
Necesitamos libertad de voto e incorporar la opini¨®n ciudadana a los grandes debates
Vivimos la transici¨®n a una nueva cultura pol¨ªtica en la que debemos hacer valer la ¨¦tica p¨²blica, la defensa de los intereses generales y la construcci¨®n colectiva del futuro. Y quiero pensar que somos muchos los pol¨ªticos que valoramos la rebeli¨®n ciudadana frente a quienes gestionan la crisis con desprecio a los derechos b¨¢sicos de la ciudadan¨ªa y a la democracia e imponen un modelo social involucionista y reaccionario.
En este escenario, el PP contribuye a desprestigiar m¨¢s las instituciones. De un lado, provoca la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica al no querer pactar las leyes e imponerlas con su mayor¨ªa absoluta en el Congreso, lo que no deja otra v¨ªa que acudir al Tribunal Constitucional. De otro, deslegitima el Parlamento al rechazar propuestas para regenerar la democracia y las instituciones, as¨ª como al impedir toda investigaci¨®n sobre casos de corrupci¨®n y negar, con un funcionamiento tutelado de las C¨¢maras, el control democr¨¢tico y la rendici¨®n de cuentas del Gobierno. Por tanto, anula funciones decisivas del Parlamento y provoca la respuesta en la calle. Pero no acaba de desatar una so?ada rebeli¨®n del Parlamento. ?Quiz¨¢s en primavera?
Mientras, la rebeli¨®n ciudadana desgasta al Gobierno y deja en evidencia el papel de algunos partidos ante la crisis. Basta con recordar que son las mareas ciudadanas las que frenan en los tribunales algunas privatizaciones y recortes; los movimientos sociales son quienes defienden cada d¨ªa a los desahuciados y logran pronunciamientos de la UE y hasta de los jueces; vecinos como los de Gamonal paran los pies a alcaldes que no entienden de participaci¨®n ciudadana y colaboran en homenajes a generales golpistas de la Guerra Civil; abuelos desesperados ponen freno a los abusos permitidos de las preferentes; familiares de represaliados por el franquismo nos recuerdan el abandono desde la Transici¨®n a su justa causa, de la mano de un relator de la ONU. Y entidades y acusaciones populares de diverso pelaje son quienes elevan denuncia tras denuncia al juez de turno por los casos de corrupci¨®n y prevaricaci¨®n de tesoreros, pol¨ªticos, banqueros y tramas de empresarios sin escr¨²pulos.
Claro que todo lo anterior tambi¨¦n forma parte de la acci¨®n pol¨ªtica, pero hemos de reconocer que pone de manifiesto las carencias de los partidos en esta coyuntura. Pudiera parecer que, en un momento de desafecci¨®n como este y ante la opini¨®n p¨²blica, los pol¨ªticos y partidos somos perfectamente prescindibles a la vista de los escasos resultados obtenidos. Esto ser¨ªa un error. Para demostrarlo es preciso que los diputados y diputadas asumamos la imperiosa necesidad de compartir la cabeza de esta rebeli¨®n c¨ªvica en favor de una democracia social y participativa, de la lucha contra la exclusi¨®n, la pobreza y las desigualdades que se han instalado en Espa?a con intenci¨®n de quedarse.
Las encuestas nos hacen ver a los socialistas que no acertamos a la hora de recuperar la credibilidad perdida
Las encuestas nos hacen ver a los socialistas que no acertamos a la hora de recuperar la credibilidad perdida y devolver la autoestima a las bases del Partido Socialista. Ya sabemos que a las encuestas se les aplica la cocina que interesa a quien las encarga. Pero marcan tendencias como la quiebra del bipartidismo, la ca¨ªda continuada del PP, la hibernaci¨®n del PSOE y el alarmante aumento de la abstenci¨®n; todo coincidente. En cualquier caso, no podemos pensar que remontaremos gracias a reformas legislativas extremistas del PP ¡ªcomo la del aborto¡ª o a los errores de Rajoy.
No digo que los socialistas no trabajemos con firmeza desde la oposici¨®n, con dedicaci¨®n y rechazando las medidas y leyes del Gobierno. No minusvaloro las iniciativas y las cr¨ªticas de nuestros dirigentes a las pol¨ªticas del PP. Afirmo que es necesario un plan de acci¨®n sostenido tras la reciente conferencia para explicar nuestras posiciones. Afirmo que la gente que lo pasa mal no nos ve ¡ªde momento¡ª como una alternativa capaz de aplicar lo que defiende Rubalcaba: la reconstrucci¨®n del Estado de bienestar derogando las leyes involucionistas, la reforma fiscal y la reforma de la Constituci¨®n.
Sobran m¨¢s diagn¨®sticos y apunto que nos ayudar¨ªa volcarnos en cuatro ejes estrat¨¦gicos para el PSOE. 1. La elecci¨®n en primarias abiertas de liderazgos que resulten compartidos, c¨ªvicos y no partidistas, integradores y no excluyentes, que expliquen y convenzan a la ciudadan¨ªa de por qu¨¦ ahora planteamos cosas que no hicimos cuando gobern¨¢bamos. 2. Dar a conocer una agenda propia por la regeneraci¨®n de la vida pol¨ªtica y la recuperaci¨®n de la pasi¨®n por una democracia participativa. 3. Construir una alternativa econ¨®mica en un proceso de implicaci¨®n colectiva y de transparencia que sea cre¨ªble y que no renuncie a transformar gradualmente el sistema. 4. Y explicar a fondo y con pedagog¨ªa nuestro relato de corresponsabilidad pol¨ªtica para reconstruir un Estado de bienestar sostenible y salir de esta crisis econ¨®mico-financiera, institucional, de modelo territorial y europeo.
Adem¨¢s, necesitamos una rebeli¨®n pac¨ªfica de los diputados defendiendo la libertad de votar en conciencia, modificando un reglamento r¨ªgido del Congreso que impide el control del Gobierno y el tratamiento de iniciativas que esperan a ser tratadas m¨¢s de un a?o mientras en los meses de enero y julio el PP rechaza convocar plenos y comisiones.
Una rebeli¨®n ante los obst¨¢culos que impiden incorporar la opini¨®n de la calle a debates trascendentales y la creaci¨®n de cauces de participaci¨®n ciudadana en los procesos legislativos, para dar mayor legitimidad al Congreso y acercarlo a las personas. Lo inmediato es que los diputados abramos con transparencia el debate pendiente sobre ese tramposo plan de regeneraci¨®n democr¨¢tica y contra la corrupci¨®n que ha presentado Rajoy, y explicar nuestras propuestas por todo el pa¨ªs.
Od¨®n Elorza es diputado del PSE-PSOE por Gipuzkoa.
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