Las reglas del juego
En un Estado absolutista, sea una dictadura, una monarqu¨ªa o una rep¨²blica, pero con poderes absolutos, la forma de lucha justificada es la revoluci¨®n, lo que equivale a salir a la calle en movimientos ciudadanos multitudinarios. Pero si el r¨¦gimen imperante es una democracia con elecciones libres, incluso supervisadas por observadores imparciales, la forma justa de derribar un Gobierno son las urnas cuando el pueblo sea llamado a ellas.
Solo en el caso de que se haya incumplido el programa electoral o la Constituci¨®n, los ciudadanos pueden sentirse enga?ados y exigir elecciones anticipadas.
Todo esto viene a cuenta de la moda imperante de que todo se pretenda resolver en la calle, algo que hemos visto en todo el sur del Mediterr¨¢neo y ahora estamos viendo en Ucrania o Venezuela. Llenar una plaza, incluso una ciudad, no justifica ninguna soluci¨®n que no pase por las urnas en unas elecciones libres.
Vivimos tiempos en que cinco amigos que se desnuden, pongan una bomba o se quemen pueden ser noticia de primera p¨¢gina en prensa y televisi¨®n, y sin pagar publicidad.
Deber¨ªamos tener en cuenta que hay unas reglas de juego y para no respetarlas tiene que haber una mayor¨ªa del pueblo soberano que quiera cambiarlas, y las ¨²nicas maneras de medir las voces que reclaman algo son las elecciones o los referendos.¡ª Ra¨²l Saavedra L¨®pez.
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