13 fotos15 a?os sin KubrickEl 7 de marzo de 1999 fallec¨ªa en Gran Breta?a el cineasta al que muchos consideraron en vida un cl¨¢sicoJordi Costa07 mar 2014 - 12:11CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace¡°Hay una guerra en este bosque. No es una guerra que se haya librado, ni una que vaya a tener lugar en el futuro, sino cualquier guerra¡±. Con esta voz en 'off', cuyo tono parec¨ªa adelantar al que usar¨ªa Rod Serling en la serie 'M¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de la realidad', se abr¨ªa la ¨®pera prima que Stanley Kubrick se empe?¨® en retirar de circulaci¨®n para que ninguno de sus incondicionales pudiera ver sus titubeos de principiante. En 2010, el hallazgo de una copia nueva en un laboratorio de Puerto Rico hizo posible la restauraci¨®n y difusi¨®n de esta abstracci¨®n anti-b¨¦lica que, junto a su palpable pretenciosidad, inclu¨ªa tempranos rastros del talento visual del cineasta y de su inclemente visi¨®n del mundo. El futuro director Paul Mazursky encarnaba a la figura m¨¢s crispada de este pelot¨®n ca¨ªdo en territorio enemigo. *En la imagen, la actriz Virginia Leith interpreta a la mujer capturada por los soldados liderados por Paul Mazursky.Un boxeador, una mujer fatal y un jefe oscuro conforman el tri¨¢ngulo b¨¢sico de este 'film noir' reducido a su esencia, que Kubrick dirigi¨®, fotografi¨®, mont¨®, coescribi¨® y coprodujo con los 40.000 d¨®lares que le prest¨® su t¨ªo farmac¨¦utico ¡ªque ya hab¨ªa ejercido de mecenas en su debut¡ª. La United Artists impuso un final feliz que no le hizo ning¨²n favor a esta en¨¦rgica miniatura en la que Guillermo Cabrera Infante supo ver la promesa de ¡°una imperfecta brecha 'amateur' en el s¨®lido y demasiado perfecto edificio de Hollywood¡±. En 1983, el director Matthew Chapman estren¨® 'El beso de un extra?o', pel¨ªcula que convert¨ªa el rodaje del segundo largo de Kubrick en materia de ficci¨®n. *En la imagen Davey, el boxeador acabado (interpretado por Jamie Smith) contempla a su vecina Gloria (Irene Kane).En ocasiones, las libertades de traducci¨®n que se toman los t¨ªtulos espa?oles dan en el blanco: el bautismo local de 'Atraco perfecto' asoci¨® por primera vez el concepto de perfecci¨®n a la figura de Kubrick. Una perfecci¨®n que el cineasta no cejar¨ªa en buscar a partir de ese momento y que aqu¨ª cristaliz¨® en un ejercicio de alta precisi¨®n, adaptando sabiamente los juegos con el espacio y el tiempo de la novela original de Lionel White en que se basaba. Una estrategia cerebral e impecable se fractura en deriva ca¨®tica en un trabajo brillante de principio a fin, que cont¨® con la participaci¨®n de Jim Thompson en los di¨¢logos. *En la imagen, Sterling Hayden con una m¨¢scara de payaso en mitad del golpe.Los virtuosos planos secuencia en el interior de las trincheras del ej¨¦rcito franc¨¦s en plena Primera Guerra Mundial no inclinaron la balanza de esta pel¨ªcula por el lado del formalismo vac¨ªo. Por el contrario, el alegato anti-militarista de Kubrick, alrededor del consejo de guerra aplicado a tres soldados acusados de cobard¨ªa, se convirti¨® en un trabajo provocador y manifiestamente inc¨®modo que no logr¨® estrenarse en Francia hasta 1975 y en Espa?a hasta 1986. La airada reacci¨®n del actor Adolphe Menjou cuando Kubrick le pidi¨® una toma m¨¢s tras diecisiete repeticiones fue el temprano manifiesto de que la minuciosidad del cineasta se iba a granjear muchas antipat¨ªas. *En la imagen, Kirk Douglas interpreta al Coronel Dax.Una s¨²per-producci¨®n pod¨ªa convertirse en un manifiesto pol¨ªtico contra toda forma de opresi¨®n, como se empe?¨® en demostrar Kirk Douglas, verdadero motor del proyecto, en esta pel¨ªcula que se atrevi¨® a plantarle cara al 'mccarthysmo' confi¨¢ndole el gui¨®n al represaliado Dalton Trumbo y acreditando p¨²blicamente su autor¨ªa. Fue el proyecto de mayor envergadura que hab¨ªa afrontado hasta la fecha un treinta?ero Kubrick, que entr¨®, con el rodaje ya en marcha, sustituyendo a Anthony Mann. Tambi¨¦n fue la pel¨ªcula en la que tuvo un menor control creativo. En 1991, una copia restaurada restituy¨® al conjunto la escena donde Laurence Olivier y Tony Curtis les daban un doble sentido a las ostras y a los caracoles. *En la imagen, Espartaco (Kirk Douglas) se enfrenta a otro gladiador.La escena en la que James Mason, en la piel de Humbert Humbert, recibe las condolencias por la muerte de su esposa, mientras est¨¢ sumergido en la ba?era con un vaso de whisky flotando en la superficie, da la medida del control del tono logrado por Kubrick en esta adaptaci¨®n del cl¨¢sico de Nabokov que, sobre el papel, se antojar¨ªa un proyecto totalmente suicida. El director tom¨® una decisi¨®n de alto riesgo al confiarle el papel dram¨¢tico del esquivo Clare Quilty a un c¨®mico como Peter Sellers, pero el resultado demostr¨® que Kubrick sab¨ªa perfectamente a qu¨¦ cartas estaba jugando. Las gafas en forma de coraz¨®n que luc¨ªa Sue Lyon se erigieron en icono de esta historia sobre la seducci¨®n de la Vieja Europa por la Am¨¦rica de la piruleta y la Coca-Cola. *En la imagen, Peter Sellers y la Lolita de Sue Lyon.?La voz de Vera Lynn poniendo dulce fondo musical a una coreograf¨ªa de hongos at¨®micos? ?Un 'cowboy' cabalgando sobre la bomba que provocar¨¢ el Armaged¨®n? ?Peter Sellers interpretando tres papeles a la vez y cobrando como si fuese seis actores en uno? El semblante serio y grave de Kubrick escond¨ªa a un maestro de la s¨¢tira pol¨ªtica como demostr¨® esta comedia apocal¨ªptica que logr¨® esquivar todo peligro de quedarse en triunfo coyuntural para proyectar una luz sobre el futuro que, para nuestra desgracia, sigue en plena vigencia. La presencia en el gui¨®n del gran Terry Southern introdujo varias dosis de lis¨¦rgico esp¨ªritu contracultural a un conjunto que jugaba al delirio con cara de bur¨®crata. *En la imagen, la Sala de Guerra, donde se decide el destino de la humanidad.Entre el hueso prehist¨®rico lanzado al aire en plena furia hom¨ªnida y la sofisticada nave espacial que desciende en el firmamento a los sones de 'El Danubio Azul' no ocurre, en el fondo, nada relevante: ?unos cuantos millones de a?os?, ?la historia entera de la humanidad? La elipsis m¨¢s radical de todos los tiempos llevaba, pues, incorporada toda una visi¨®n del mundo: nada cambia entre la guerra primitiva y esa humanidad as¨¦ptica que inspirar¨¢ planes de exterminio en sus propias creaciones cibern¨¦ticas. Con el respaldo de un coloso del g¨¦nero como Arthur C. Clarke y efectos especiales del visionario Douglas Trumbull, Kubrick propuls¨® la ciencia-ficci¨®n cinematogr¨¢fica a su edad adulta con esta obra ¨¦pica de alto calado filos¨®fico y un enigm¨¢tico monolito en su centro. *En la imagen, el actor Keir Dullea.La ultraviolencia de unas tribus urbanas de moralidad mutante se enfrenta al met¨®dico sadismo institucional en esta deslumbrante adaptaci¨®n de la novela de Anthony Burgess que le daba un giro pop ¡ªy, en ocasiones, declaradamente blasfemo¡ª a las estrategias de montaje de Sergei Eisenstein. Ni la m¨²sica de Beethoven, ni la canci¨®n que dio t¨ªtulo a 'Cantando bajo la lluvia' pueden sonar igual despu¨¦s de esta pel¨ªcula que el propio Kubrick decidi¨® retirar de la distribuci¨®n en Gran Breta?a durante 27 a?os, tras la pol¨¦mica generada por varias agresiones supuestamente inspiradas por las actividades de ?lex y sus Drugos. La banda sonora la compuso Walter Carlos, virtuoso de la electr¨®nica que se hallaba en pleno proceso de reasignaci¨®n de g¨¦nero. *En la imagen, el ?lex de Malcolm McDowell.Adaptaci¨®n de la novela picaresca de William Thackeray, 'Barry Lyndon' fue recibida en su momento por buena parte de la cr¨ªtica como un ejercicio de preciosismo est¨¦tico vac¨ªo de todo espesor humano. El paso del tiempo ha acabado poniendo en sitio a la que hoy muchos consideran como uno de los logros mayores del cineasta. El director de fotograf¨ªa John Alcott ilumin¨® algunos interiores con la luz de las velas, intentando acercarse a la textura de los trabajos pict¨®ricos de William Hogarth que Kubrick le hab¨ªa sugerido como referencia. La ascensi¨®n (desde el fago irland¨¦s) y ca¨ªda (en la c¨²spide social) del buscavidas Redmond Barry (Ryan O¡¯Neal) encaj¨® a la perfecci¨®n con las maneras de un cineasta que siempre mir¨® la realidad con un esc¨¦ptico arqueo de ceja, sin piedad, ni sentimentalismos. *En la imagen, una de las secuencias iluminadas ¨²nicamente con la luz de las velas.Armado con su flamante Steadicam, Kubrick recorri¨® los pasillos del hotel Overlook como un ni?o con un juguete nuevo¡ como el propio Danny Torrance montado en su triciclo al encuentro de gemelas fantasmales y otras presencias inquietantes. La novela de Stephen King inspir¨® al director para darle la vuelta por completo a las claves g¨®ticas del g¨¦nero de terror: frente a los caserones sombr¨ªos, aqu¨ª el Mal acechaba a plena luz en un enclave aislado por una nieve cegadora. En el documental 'Room 237' de Rodney Ascher se compilan todas las interpretaciones generadas por el filme ¡ªalgunas de ellas sumamente delirantes¡ª, demostrando que, en ocasiones, la tendencia a la sobre-interpretaci¨®n del cr¨ªtico de cine medio no es menos incontrolable que la locura de Jack Torrance en pleno bloqueo creativo. *En la imagen, Danny Torrance (Danny Lloyd) en su paseo con el triciclo por el hotel.Partiendo de la novela 'The Short-Timers' de Gustav Hasford y contando con la colaboraci¨®n en el guion del ex-corresponsal de guerra Michael Herr, Kubrick realiz¨® su pel¨ªcula sobre Vietnam muchos a?os despu¨¦s de que Francis Ford Coppola, Michael Cimino y Hal Ashby afrontaran el tema. Por supuesto, no se trataba de llegar antes: aqu¨ª, Vietnam era un mero pretexto para que Kubrick siguiese profundizando en el tema de la guerra como hilo conductor de la Historia y factor recurrente de su filmograf¨ªa. El primer tramo de la pel¨ªcula, que documenta el proceso de lavado de cerebro de los soldados y sus efectos sobre el fr¨¢gil recluta patoso (Vincent D¡¯Onofrio), se cuenta entre lo m¨¢s estremecedor que ha podido mostrar el cine b¨¦lico¡ lejos del frente. *En la imagen, Lee Ermey como el sargento de artiller¨ªa Hartman entrenando a sus reclutas.El 'Relato so?ado' de Arthur Schnitzler se transforma en un vals perverso sobre la psique masculina asediada por los celos en una pel¨ªcula que revela nuevas complejidades tras cada revisi¨®n. La escena de la org¨ªa organizada por una sociedad secreta fue el plato fuerte de un trabajo por lo general incomprendido en el momento del estreno, pero que supo extraer de las tensiones entre el matrimonio formado por Tom Cruise y Nicole Kidman una energ¨ªa dram¨¢tica oscura, dolorosa y verdadera. 'Eyes Wide Shut' fue un testamento a la altura de la leyenda 'kubrickiana', que tuvo su particular coda en el libro donde el guionista Frederick Raphael detallaba su experiencia de trabajar al lado del obsesivo demiurgo. *En la imagen, Bill Harford (Tom Cruise) en mitad del rito de Somerton.