Los a?os pasan, los ni?os crecen

Llevo cinco a?os y nueve meses, acompa?ando a un buen amigo en su lucha por recuperar una relaci¨®n normal con sus hijos. Estos quedaron con su madre tras la separaci¨®n de la pareja, cuando tan solo contaba tres a?os el mayor y no hab¨ªa cumplido un a?o el peque?o.

M¨²ltiples denuncias puestas por la madre al padre, tan duras y crueles como injustas ¡ªcomo qued¨® demostrado una y otra vez cuando distintos jueces las archivaban y la Audiencia provincial las volv¨ªa a cerrar definitivamente¡ª serv¨ªan para retrasar o impedir la relaci¨®n padre, familia extensa e hijos.

Mientras la justicia segu¨ªa su curso, por el bien de los menores, mi amigo era considerado presunto culpable y condenado a ver a sus hijos vigilado en el punto de encuentro, aun cuando no hab¨ªa ninguna denuncia abierta. Por el ¡°bien de los menores¡± supongo.

Cuando por fin, todos (amigos, compa?eros, familia) pens¨¢bamos que esta pesadilla llegaba a su fin ya que la Audiencia provincial de A Coru?a dicta sentencia en la que dice que esto tiene que acabar y que estos ni?os tienen el derecho de estar con su padre, la madre se niega a acatar dicha sentencia y mi amigo lleva tres meses sin estar con sus hijos, mientras¡­ la justicia sigue su curso.

Sigamos construyendo un pa¨ªs donde la justicia, por lenta, se convierte en ineficaz e injusta y donde no nos quede m¨¢s remedio que denunciar en los medios de comunicaci¨®n lo que del juzgado no deber¨ªa salir.¡ª Mar¨ªa del Pilar Moure Garc¨ªa.