El gesto ins¨®lito de Hoeness
Condenado por evadir impuestos, el presidente del Bayern de M¨²nich dimite de inmediato
Hasta el 14 de marzo, Uli Hoeness, presidente del Bayern de M¨²nich, era recordado por dos frases gloriosas. Una: ¡°Pagamos cientos de millones de euros para que salgan de la mierda [las ayudas europeas a Espa?a] y luego los clubes no pagan sus deudas¡±. Dos: ¡°S¨¦ que soy tonto, pero pago mis impuestos ¨ªntegros¡±. No est¨¢ claro si el gran Uli quer¨ªa expresar con la primera el rechazo que le produc¨ªa la inmoralidad fiscal innata de los espa?oles (de los equipos de f¨²tbol al menos) o manifestaba una protesta deportiva. El club que no paga a Hacienda tiene ventajas competitivas sobre los que s¨ª pagan. Pero la segunda ha resultado estruendosamente falsa. No pagaba ¨ªntegramente sus impuestos. Primero se descubri¨® que hab¨ªa evadido impuestos ocultando un capitalito en Suiza; despu¨¦s, el jueves pasado, la Audiencia de M¨²nich le ha condenado a tres a?os y medio de prisi¨®n por defraudar 28,4 millones de euros al fisco alem¨¢n. ?l, claro, se defiende: ¡°No soy un par¨¢sito social. He donado cinco millones a organizaciones sociales y pagado m¨¢s de 50 millones de impuestos¡±.
Pero el directivo de lengua prepotente, pagado de los ¨¦xitos del equipo b¨¢varo, ha tenido un gesto ins¨®lito que dice mucho en favor de su formaci¨®n personal. Ha dimitido ipso facto de sus cargos como presidente de la Junta de Vigilancia del Bayern y ha dejado la presidencia del club. Pero es que adem¨¢s ha renunciado a recurrir la sentencia judicial. ¡°Ped¨ª a los abogados que no presenten apelaci¨®n. Esto se corresponde con mi idea de decencia, comportamiento y responsabilidad personal¡±, ha explicado. Bueno, decencia es pagar impuestos; lamentar el error es otra cosa, pero vale. ?Cu¨¢ntos presidentes de club espa?oles (o europeos, no nos mortifiquemos) har¨ªan lo mismo? Pocos o ninguno, habr¨ªa que responder mientras resuenan los ecos de los lloriqueos de Jos¨¦ Mar¨ªa del Nido mendigando un indulto antes de entrar en prisi¨®n.
Sea por dolor de contrici¨®n o de atrici¨®n, Hoeness, de 62 a?os, entrar¨¢ en la c¨¢rcel de Landsberg am Lech ¡ªla misma donde Hitler escribi¨® Mein Kampf. No es una edad f¨¢cil para ir a chirona, pero as¨ª puede recuperar el respeto de la sociedad alemana. Quiz¨¢ mate el tiempo escribiendo sus memorias y las titule La gran evasi¨®n.
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