La mayor¨ªa de las personas atacadas con ¨¢cido sufren alguna discapacidad posteriormente. Muchas nunca se recuperan
Dacca -
Asia Khatun trat¨® de proteger a su marido de un hombre que quer¨ªa hacerse con el peque?o terreno de la familia, y el ¨¢cido le cay¨® por la espalda. Asegura que en Bangladesh no se hace justicia, pero conf¨ªa en que Al¨¢ castigue a la familia que contrat¨® al sicario que llev¨® a cabo el ataque.Zigor AldamaEl caso de Mossamat Selina contin¨²a abierto, y ella vive con miedo. No es de extra?ar, ya que quien la atac¨® vive en la caba?a de enfrente. Ella teme por sus dos hijos, y est¨¢ embarazada de seis meses de un tercero.Zigor AldamaEn abril de hace dos a?os, Mossamat Selina sali¨® de noche al ba?o y se encontr¨® con el hermanastro del marido, que la atac¨® con ¨¢cido para conseguir as¨ª que le vendieran un trozo de terreno.Zigor AldamaAmina Khutun tiene ahora 19 a?os y su marido est¨¢ a la espera de que el juez decida sobre la apelaci¨®n de su sentencia de muerte.Zigor AldamaDespu¨¦s de haber rechazado con 15 a?os una propuesta para mantener una relaci¨®n sentimental con un joven, once hombres entraron en su casa y le rociaron la cara con ¨¢cido. "Si no eres para m¨ª no ser¨¢s para nadie", era el mensaje. Afortunadamente, despu¨¦s de varias operaciones tanto en Bangladesh como en Valencia, Nurun ha encontrado un nuevo prop¨®sito en la vida: ayudar a quienes han sufrido como ella.Zigor AldamaMamataz Mahal perdi¨® un ojo y parte del cuero cabelludo en el ataque que sufri¨® por una disputa econ¨®mica. Sus hijas tambi¨¦n fueron heridas, ya que dorm¨ªan todas juntas en la misma habitaci¨®n cuando un hombre las roci¨® con ¨¢cido. Ahora le preocupa no poder casar a la m¨¢s peque?a por las heridas que todav¨ªa tiene.Zigor AldamaMamataz Mahal, en el centro, posa con sus dos hijas, Mosammat Rahima (derecha) y Mosammat Fatema (izquierda) sobre la misma cama en la que todas sufrieron el ataque con ¨¢cido. Tambi¨¦n dorm¨ªa all¨ª el hermano peque?o, que entonces ten¨ªa a?o y medio. "La vida es mucho m¨¢s dif¨ªcil desde ese instante", afirman.Zigor AldamaMonoara muestra las heridas que le provoc¨® el ataque de su cu?ado, que no aceptaba la relaci¨®n de ella con su hermano. La denuncia que interpuso no prosper¨® por el soborno de polic¨ªas y jueces, y ahora sobrevive a duras penas en una chabola de uralita gracias al dinero que le env¨ªa su hijo.Zigor AldamaMohammed Hazen Ali es un claro ejemplo de que los ataques con ¨¢cido no s¨®lo afectan a las mujeres. A ¨¦l le lanzaron ¨¢cido sulf¨²rico en la cara y el torso por haber delatado a un ladr¨®n de bicicletas que se veng¨® de esta forma. "Es un dolor indescriptible. Sent¨ª que la piel se fund¨ªa como el pl¨¢stico que se acerca a una llama", describe.Zigor AldamaEl ¨¢cido, utilizado en Bangladesh y todo Asia, en la industria textil y para las bater¨ªas de coche, se puede encontrar en cualquier parte a un precio rid¨ªculo a pesar de que, te¨®ricamente, la ley lo proh¨ªbe.Zigor Aldama