Innegociable
Hay una serie de acontecimientos, como el asunto catal¨¢n, que anuncian que la Constituci¨®n acabar¨¢ por ser reformada. Pero, antes, conven¨ªa aplicarla en su completud
Este pa¨ªs, que resulta ser de una mansedumbre sorprendente dada la brutal coyuntura en la que intentan sobrevivir sus habitantes, asiste a una descabellada proliferaci¨®n de asuntos que se denominan innegociables.
El secretario general de la Conferencia Episcopal, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Tamayo, ha declarado que los contenidos de la futura ley del aborto no son negociables. La forma en que ha expresado la posici¨®n de la Iglesia (nada nueva, pese a las esperanzas que nos daba el papa Francisco), indica que antes de que el ministro Gallard¨®n redactara su primera propuesta, hubo una negociaci¨®n entre Gobierno y obispos, que condujo a esta f¨®rmula reaccionaria para apropiarse de los ¨²teros de las espa?olas.
La mejor ¨¦poca de modernizaci¨®n de Espa?a, que encabez¨® Felipe Gonz¨¢lez, arropado por una mayor¨ªa absoluta de espa?oles, dej¨® cosas sin cerrar. Entre ellas las relaciones con el Vaticano, que permitieron que los obispos (s¨²bditos espirituales de una potencia extranjera) mantuvieran y mantengan a¨²n una posici¨®n de poder desmesurada. No se rompi¨® en aquellos valerosos tiempos el Concordato, ese acuerdo medieval que Franco restaur¨® a cambio de poder nombrar a su gusto a una parte de los gerifaltes de la Iglesia, adem¨¢s de que le dieran el privilegio de entrar bajo palio en las catedrales y conservar para usos privados el brazo de la santa. Aquellos papeles se firmaron en 1953 y tuvieron su ep¨ªlogo en 1979.
Una situaci¨®n que envalentona a los hombres del Vaticano hasta el punto de que se atreven a decir qu¨¦ puede ser l¨ªcito discutir en el Parlamento y qu¨¦ no.
Hay una serie de acontecimientos, como el asunto catal¨¢n, que anuncian que la Constituci¨®n acabar¨¢ por ser reformada. Pero, antes, conven¨ªa aplicarla en su completitud.
?Se acuerdan ustedes de que Espa?a no es un Estado confesional? Eso s¨ª que es innegociable.
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