Espa?a recauda poco y mal
La tributaci¨®n espa?ola tiene tipos nominales elevados, pero muchos mecanismos de elusi¨®n fiscal. La estructura impositiva desincentiva el empleo y el ahorro y desaprovecha los impuestos sobre el consumo
Espa?a recauda poco porque pese a tener tipos impositivos nominales altos la recaudaci¨®n efectiva es baja. Un ejemplo: si se aplicara la estructura actual del IVA espa?ol a la base tributaria alemana, la recaudaci¨®n en t¨¦rminos del PIB ser¨ªa b¨¢sicamente como la espa?ola. As¨ª que menos ruido con el fraude, aunque siempre ser¨¢ bueno combatirlo, y m¨¢s atenci¨®n a los mecanismos legales de elusi¨®n fiscal, a las excepciones, deducciones y bonificaciones que explican los bajos tipos efectivos y la penuria de la recaudaci¨®n.
Espa?a recauda mal porque obtiene una parte excesiva de sus impuestos de la tributaci¨®n directa, manifiestamente excesiva si incluimos en el c¨®mputo las cotizaciones sociales, que son un impuesto desestructurado sobre las n¨®minas y el empleo. Y obtiene una parte proporcionalmente escasa de la imposici¨®n sobre el consumo, incluidos los llamados impuestos especiales, que son aquellos que recaen sobre bienes con externalidades negativas; es decir, cuyo consumo produce efectos perversos sobre el bienestar social. Por si fuera poco, Espa?a grava en exceso la transmisi¨®n de la propiedad y poco la propiedad misma.
Una estructura impositiva, en s¨ªntesis, que desincentiva el empleo, el ahorro y el crecimiento. Por si faltara algo, los espa?oles tenemos una actitud absolutamente contradictoria ante la fiscalidad: queremos servicios p¨²blicos excelsos y gratuitos e impuestos de Tercer Mundo; no soportamos m¨¢s recortes, pero olvidamos deliberadamente que Espa?a tiene a¨²n hoy el d¨¦ficit p¨²blico m¨¢s alto de la Uni¨®n Europea despu¨¦s de los tres pa¨ªses rescatados. A corregir esa situaci¨®n fiscal, injusta e ineficiente, y a contribuir a un debate fiscal informado y racional se dedican las propuestas contenidas en el Informe de recomendaciones para la reforma fiscal.
Dos son los hechos objetivos de los que parte. Primero, la consolidaci¨®n fiscal no es una moda pasajera, ni siquiera una obsesi¨®n alemana, sino la consecuencia necesaria de la globalizaci¨®n y los excesos anteriores. Excesos anteriores que se traducen en un d¨¦ficit estructural ¡ªel que no depende del ciclo econ¨®mico¡ª que a¨²n supera el 4% del PIB, y en una senda creciente de la deuda p¨²blica hasta superar el ratio del 100% del PIB. No hay nada progresista en el d¨¦ficit p¨²blico, lo que de verdad hay es una transferencia intergeneracional de renta por la que condenamos a las generaciones futuras a una restricci¨®n de renta (porque espero que no quede ning¨²n lector tan ingenuo que piense que repudiar la deuda no tiene coste).
Para reducir el paro habr¨¢ de disminuir el gravamen sobre un recurso escaso como el trabajo
Y aunque se mantiene el objetivo de una presi¨®n fiscal pasiva en el entorno del 38% del PIB, se desprende de forma natural ¡ªde las medidas propuestas y de su eficacia din¨¢mica, incluidas las mejoras contra el fraude¡ª que cuando la econom¨ªa se recupere, esta tender¨¢ a crecer inercialmente. Y con ello se facilitar¨¢ la reducci¨®n temprana del d¨¦ficit, siempre que se evite el error de volver a generar gasto recurrente adicional. La pol¨ªtica social y sectorial se debe hacer por el lado del gasto p¨²blico; la pol¨ªtica tributaria ha de ser, por el contrario, estable y predecible. Si el Gobierno quiere leg¨ªtimamente privilegiar determinados sectores productivos o colectivos sociales, que utilice los Presupuestos del Estado y anualmente explicite los subsidios o transferencias correspondientes, pero que no se esconda en la opacidad de la legislaci¨®n tributaria porque, adem¨¢s, convierte esos subsidios en permanentes
Con esas premisas, en la actual coyuntura econ¨®mica la Comisi¨®n de Expertos solo puede plantear una reordenaci¨®n sistem¨¢tica de la carga tributaria, aumentando el peso de los impuestos indirectos y los ambientales y disminuyendo el de los directos. La magnitud y el momento de este desplazamiento de la carga tributaria son discutibles, y no corresponden a una comisi¨®n t¨¦cnica, sino al Gobierno de turno; pero la direcci¨®n solo puede ser esa, si quiere ser responsable. De la misma forma, la devaluaci¨®n fiscal, la sustituci¨®n de cotizaciones sociales por impuestos indirectos, puede modularse en el tiempo en funci¨®n de la voluntad y capacidad para resolver los problemas pol¨ªticos e institucionales que el Informe identifica con precisi¨®n; pero quedan pocas dudas t¨¦cnicas de que si Espa?a quiere alg¨²n d¨ªa reducir sustancialmente su nivel de desempleo, habr¨¢ de disminuir significativamente el nivel de imposici¨®n de un recurso escaso por excelencia como es el trabajo.
Las principales recomendaciones del Informe son ya conocidas por lo que me limitar¨¦ a argumentar algunas de las m¨¢s pol¨¦micas y a subrayar las que creo que han pasado injustamente inadvertidas. Entre las primeras, dos han copado los titulares: la subida del tipo reducido del IVA del 10% al 21% con solo tres excepciones, vivienda, transporte p¨²blico y turismo y el tratamiento propuesto para la fiscalidad de la vivienda. De la reasignaci¨®n del IVA solo decir que (1) nuestros estudios nos permiten afirmar que en combinaci¨®n con la significativa reducci¨®n propuesta del IRPF no supone efecto regresivo alguno; (2) est¨¢ comprobado que los individuos prefieren m¨¢s renta disponible que subsidios fiscales ¡ªllamemos a las cosas por su nombre¡ª al consumo de determinados art¨ªculos); (3) los subsidios revierten sobre todo en rentas para los productores y distribuidores de esos bienes, y (4) los pa¨ªses europeos con IVA alto y cuotas sociales bajas tienen menos paro y prestaciones sociales m¨¢s generosas. Cualquiera que lea con atenci¨®n y sin prejuicios el informe podr¨¢ observar que nos gusta el modelo dan¨¦s y que subrayamos que no hay que confundir Estado de bienestar con una forma concreta, injusta, ineficiente e insuficiente para financiar las pensiones.
En la vivienda, como en el tratamiento de la financiaci¨®n empresarial y la deducci¨®n de gastos financieros, partimos de una constataci¨®n macroecon¨®mica indiscutible: la crisis actual en su vertiente de burbuja inmobiliaria y financiera tiene su origen, al menos parcialmente, en un incentivo fiscal a la compra de vivienda y al endeudamiento empresarial. Eliminar ambos solo puede contribuir a hacer la econom¨ªa m¨¢s estable y m¨¢s capitalizada. En el caso de la vivienda, sin entrar en detalles t¨¦cnicos, se persigue adem¨¢s la triple neutralidad fiscal entre vivir en casa propia o alquilada, entre invertir en un activo inmobiliario o financiero y entre consumir vivienda u otros bienes.
Ning¨²n modelo federal funciona de forma tan dispersa y ca¨®tica como el espa?ol
Todo ello nos lleva a proponer el aumento de la fiscalidad sobre la tenencia de vivienda y a disminuir la imposici¨®n sobre su transmisi¨®n. Conscientes de que la realidad actual responde a muchos a?os de incentivos en una sola direcci¨®n (la compra de vivienda) proponemos una adaptaci¨®n gradual al nuevo escenario. Y con un r¨¦gimen generoso de excepciones para los sectores m¨¢s desfavorecidos y las viviendas de menor valor. Pero es cierto: queremos desincentivar que la gente ahorre en ladrillo y que ahorre para su vejez, no para sus hijos.
No quiero terminar sin mencionar que el Informe implica tambi¨¦n importantes efectos redistributivos entre los distintos territorios. De sus propuestas no puede concluirse que suponga una recentralizaci¨®n, sino una reordenaci¨®n sistem¨¢tica para recuperar la eficiencia econ¨®mica; porque no es racional que las Comunidades dependan de ingresos excesivamente c¨ªclicos cuando su gasto es estructural, ni que castiguen la unidad de mercado buscando desesperadamente nuevos hechos imponibles, ni que llamen ecol¨®gico a cualquier cosa que se les ocurra como si el medio ambiente fuera acotable en un espacio regional. Proponemos, s¨ª, racionalizar los impuestos y la administraci¨®n tributaria, pero no opinamos sobre c¨®mo ha de distribuirse esa recaudaci¨®n conjunta. Hay varios modelos federales consolidados que funcionan de forma eficiente, pero ninguno tan disperso y ca¨®tico como el espa?ol.
No hay muchos precedentes de una revisi¨®n global y sistem¨¢tica de la estructura impositiva de un pa¨ªs. El Informe Mirrlees de Reino Unido es quiz¨¢ el m¨¢s conocido y apreciado. Nosotros, con todas las salvedades, hemos intentado hacer algo parecido. Quiero pensar que no hemos trabajado en balde; que cuando pase el ruido electoral, cuando podamos discutir racional y sosegadamente de imposici¨®n ¨®ptima, se rescate y utilice, junto con el sentido com¨²n, como un texto de referencia.
Fernando Fern¨¢ndez M¨¦ndez de And¨¦s es profesor en la IE Business School y miembro de la Comisi¨®n de Expertos para la Reforma Fiscal
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