Por qu¨¦ la Sud¨¢frica negra perdona a Pistorius
Su capacidad de perd¨®n es legendaria. Despu¨¦s del apartheid eligieron la reconciliaci¨®n frente a la represalia. La historia se repite con el atleta homicida que representa lo peor y lo mejor del pa¨ªs: la alt¨ªsima criminalidad y la valent¨ªa de su gente. En mitad del medi¨¢tico juicio al h¨¦roe ca¨ªdo, la mayor¨ªa ¨¦tnica se inclina por la compasi¨®n
Hace un par de a?os un jugador de rugby sudafricano llamado Bees Roux mat¨® a pu?etazos a un polic¨ªa negro. Fue detenido y juzgado, pero no fue a la c¨¢rcel. Durante el juicio el abogado defensor se reuni¨® con la fiscal en presencia de Roux y el hermano y la viuda de la v¨ªctima. Llegaron a un acuerdo.
El abogado de Roux, Rudi Krauze, me cont¨® esta semana c¨®mo transcurri¨® la escena.
¡°Roux explic¨® que tem¨ªa que el polic¨ªa le quer¨ªa robar, que no quiso matarle, que intent¨® reanimarlo, que sent¨ªa un enorme remordimiento por lo que hab¨ªa hecho. Con los ojos llenos de l¨¢grimas le pidi¨® a la familia un sentido perd¨®n¡±.
La fiscal, bas¨¢ndose en los hechos, determin¨® que se le condenar¨ªa por homicidio imprudente y que la sentencia ser¨ªa de cinco a?os de prisi¨®n, pero con suspensi¨®n de la ejecuci¨®n de la pena. Roux qued¨® libre. ¡°Al final de la reuni¨®n¡±, explica Krauze, ¡°Roux y el hermano del polic¨ªa muerto se abrazaron, entre llantos. La viuda se dirigi¨® al jugador de rugby y dio un breve y digno discurso en el que acept¨® sus disculpas. Fue tremendamente conmovedor¡±.
Siempre honraremos tu talento. ?La c¨¢rcel no es el fin!, dice una pintada al lado del tribunal
La capacidad de perd¨®n de los sudafricanos negros es legendaria. Tras casi 50 a?os de apartheid y tres siglos y medio de discriminaci¨®n racial a manos de la minor¨ªa blanca llegaron al poder en 1994, con Nelson Mandela en la presidencia, y en vez de buscar represalias optaron por la reconciliaci¨®n. Es curioso y contradictorio, ya que Sud¨¢frica es un pa¨ªs muy violento, pero lo que vemos con el caso de Bees Roux, y ahora con el de otro deportista, Oscar Pistorius, es que en la cultura negra sudafricana la predisposici¨®n al perd¨®n vence al impulso vengativo m¨¢s all¨¢ del mero ¨¢mbito pol¨ªtico.
Hace un mes, en Pretoria, la capital sudafricana, empez¨® el juicio por asesinato a Pistorius, que mat¨® a tiros a su novia, Reeva Steenkamp, en su casa la noche de San Valent¨ªn del a?o pasado. Ella estaba encerrada en el cuarto de ba?o de la casa del famoso atleta. ?l mantiene que pens¨® que disparaba a un intruso; el fiscal del Estado, que Pistorius sab¨ªa qui¨¦n era su v¨ªctima.
Llevo en Sud¨¢frica desde el comienzo del juicio, durante el ¨²ltimo a?o he estado un total de tres meses m¨¢s en el pa¨ªs y he tenido infinidad de conversaciones con todo tipo de personas sobre el caso Pistorius. En la gran mayor¨ªa de los casos los blancos no solo han estado convencidos de que Pistorius quiso matar a Steenkamp, sino que exigen, generalmente con rencor, que se le castigue con la pena m¨¢xima: cadena perpetua. En la gran mayor¨ªa de los casos los negros ¡ªhombres y mujeres, j¨®venes y mayores¡ª admiten no saber lo que pas¨® aquella noche y confiesan sentir pena por ¨¦l.
Un ejemplo bastante t¨ªpico. Una se?ora humilde de unos 55 a?os llamada Tracey, madre de dos hijas veintea?eras (como Steenkamp cuando muri¨®), me dijo un par de d¨ªas despu¨¦s de que comenzara el juicio que ve¨ªa a Pistorius en la televisi¨®n, recordaba que su madre hab¨ªa muerto cuando ¨¦l ten¨ªa 15 a?os y le daban ganas de abrazarlo. ¡°Me siento como si fuera su mam¨¢¡±, me dijo.
En la cultura negra sudafricana la predisposici¨®n al perd¨®n vence al impulso vengativo
Tambi¨¦n es verdad que la Liga de Mujeres del Congreso Nacional Africano, el partido dominante, ha pedido que se castigue duramente a Pistorius, como ejemplo necesario en un pa¨ªs donde un hombre mata a su pareja cada ocho horas. Tres o cuatro representantes de la organizaci¨®n han estado sentadas al lado de la madre de Steenkamp, consol¨¢ndola, casi todos los d¨ªas del juicio.
Por otro lado, en la puerta del tribunal una tarde de la semana pasada hab¨ªa unos 30 adolescentes negros vestidos con uniforme de colegio esperando que saliera Pistorius. Habl¨¦ con un par de chicas, de unos 16 a?os. ?Qu¨¦ opinaban de Pistorius? ¡°Que siempre ser¨¢ nuestro h¨¦roe¡±. Pero ?y lo que hizo¡? ¡°Est¨¢ mal, por supuesto. Y quiz¨¢ tenga que pasar algunos a?os en la c¨¢rcel. Pero nunca olvidaremos lo que hizo para nuestro orgullo como sudafricanos¡±.
Pistorius representa lo peor y lo mejor de Sud¨¢frica. Lo peor es el alt¨ªsimo ¨ªndice de criminalidad. Lo mejor es la persistencia y valent¨ªa de su gente. Pistorius naci¨® con un defecto gen¨¦tico en los tobillos y pies, que le fueron amputados a los 11 meses, y 25 a?os despu¨¦s compiti¨® en la carrera de los 400 metros en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres. Comparte con la poblaci¨®n negra de su pa¨ªs el haber tenido que enfrentarse a obst¨¢culos casi insuperables. Pero triunf¨® y, como tal, sus compatriotas negros se identifican con ¨¦l, lo ven como ejemplo a seguir, m¨¢s que aquellos, los sudafricanos m¨¢s acomodados, de su propia raza blanca. Como escribi¨® Justice Malala, el comentarista pol¨ªtico negro m¨¢s respetado de Sud¨¢frica, el a?o pasado: ¡°Para nosotros los sudafricanos es casi imposible ver correr a Oscar Pistorius sin querer llorar y gritar de alegr¨ªa¡±.
Hace un par de semanas habl¨¦ en Ciudad del Cabo con el arzobispo Desmond Tutu, premio Nobel de la paz, y su hija, Mpho, tambi¨¦n ministra de la Iglesia. Acababan de publicar un libro llamado El libro del perd¨®n. Tutu padre, que presidi¨® la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n de Sud¨¢frica en los a?os noventa, me dijo que hab¨ªan escrito el libro porque consideraban que hab¨ªa una sabidur¨ªa entre la gente de su tierra, una capacidad de cicatrizar las heridas del pasado, que el resto del mundo no deber¨ªa desde?ar.
Su hija se?al¨® el juicio a Pistorius como ejemplo de un sistema de justicia ¡°retributivo¡± que satisface el ¨¢nimo de venganza del Estado, pero que hace poco para curar el dolor de las v¨ªctimas o los sentimientos de culpa de los agresores. Lo que tenemos, dijo el arzobispo, es un sistema primitivo en el que se cuece el resentimiento y como consecuencia, en vez de avanzar y construir, ¡°se cuecen conflictos sin fin entre las personas y guerras entre las naciones¡±.
Ni padre ni hija quisieron entrar en los detalles de la pol¨¦mica sobre el caso Pistorius. Lo m¨¢s probable, seg¨²n varios abogados consultados, es que ¨¦l acabe en la c¨¢rcel. Posiblemente la fiscal¨ªa no logre convencer a la juez de que ¨¦l supo que Steenkamp estaba detr¨¢s de la puerta a la que dispar¨®, pero el hecho innegable ¡ª¨¦l ya lo ha admitido¡ª es que s¨ª supo que ah¨ª hab¨ªa un ser humano. Y eso, seg¨²n las leyes sudafricanas, no deja de ser calificado como asesinato.
La mejor opci¨®n posible para ¨¦l es que, como al jugador de rugby Bees Roux, se le condene por homicidio imprudente. Quedan varias semanas, quiz¨¢ meses, hasta que el juicio termine, pero pocos abogados creen que Pistorius tenga tal suerte. Mientras tanto, aunque posiblemente Pistorius no lo haya visto, hay una pintada en una parada de autob¨²s al lado de la entrada al tribunal. Est¨¢ dirigida a ¨¦l y, por la forma en que est¨¢ escrita, parece que la realiz¨® uno de los j¨®venes estudiantes que vinieron a animarle. La pintada dice: ¡°Siempre honraremos tu talento. ?La c¨¢rcel no es el fin!¡±.
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