10 fotosGuetos de hojalataLa vida en los poblados carece en muchas ocasiones de cualquier servicio, como luz y agua 02 abr 2014 - 20:43CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceAnnah Seholaro. Hace 10 a?os que lleg¨® a este gueto procedente de la provincia de North West, atra¨ªda por la idea de que el Gobierno le dar¨ªa un casa con condiciones. Pero no. Tiene 49 a?os y vive con un hijo de 32 a?os. Su familia, en la ciudad, la ayuda porque ella hace 15 a?os que no trabaja y no tiene ingreso alguno. Particip¨® activamente en las protestas para exigir mejoras en los servicios b¨¢sicos del lugar.Jordi MatasMaria Mokoene. Tiene 33 a?os y vive en otra barracas del township de Sebokeng con su marido y sus cuatro hijos de 12, 10, 5 a?os y el de cuatro meses, llamado Chris.Jordi MatasDentro de las casas todo el precario, huele a desinfectante y a carburante; la cocina, como la mayor¨ªa del poblado, funciona con parafina. Martha Mokoene, la abuela de Maria, posa en el interior.Jordi MatasCada a?o muere un centenar de personas que vive en chozas y barracas a causa de incendios provocados por la mala combusti¨®n del hornillo o de una vela mal apagada.Jordi MatasMolahlehi Phakathi est¨¢ pasando unos d¨ªas en casa de su hermano. Dice que la vida en Sebokeng es como en su lugar sin residencia, sin los servicios b¨¢sicos.Jordi MatasAunque el Gobierno ha eliminado 500 guetos de barracas para convertirlos en barrios con casas modestas y servicios b¨¢sicos, la emigraci¨®n interna empuja a cientos de miles de sudafricanos a dejar sus aldeas rurales para trasladarse a ciudades. Elias Sithole, 48 a?os, en el paro desde hace dos, lleg¨® al gueto cuando se cas¨® con su mujer en 2011. Ella trabaja limpiando casas en la ciudad e ingresa diariamente 100 rands, con los que pagan el combustible para calentar el agua que van a buscar a la fuente y el gas¨®leo para el generador el¨¦ctrico. Este es el ba?o de la zona.Jordi MatasLa inmigraci¨®n ha hecho que exista hoy el mismo n¨²mero de barraquistas que hace dos d¨¦cadas. As¨ª, alrededor del 13% de un censo de 52 millones de personas sigue malviviendo en barrios como el de Sekoneng.Jordi MatasEl agua es una de las grandes cargas. Para cocinar, beber, lavar o asearse deben ir a buscarla a un grifo comunitario a un centenar de metros de distancia. Est¨¢n acostumbrados porque jam¨¢s han tenido agua corriente en ninguna vivienda. Pero la tarea suele caer en hombros de las mujeres.Jordi MatasAnnah Seholaro. Hace 10 a?os que lleg¨® a este gueto, Sebokeng, procedente de la provincia de North West, atra¨ªda por la promesa de que el Gobierno le dar¨ªa un casa con condiciones. Sin embargo a¨²n espera soluciones. Tiene 49 a?os y vive con un hijo de 32 a?os. Su familia, que vive en la ciudad, la ayuda con lo que puede porque ella hace 15 a?os que no trabaja y no recibe ayudas oficiales. Particip¨® activamente en las protestas para exigir mejoras en los servicios b¨¢sicos.Jordi MatasMaria Mokoene recibe una ayuda de 300 rands por ni?o cada mes, que redondean el sueldo de su marido, que trabaja en la construcci¨®n.Jordi Matas