Kim Jong-un abre Pyongyang a los ¡®runners¡¯ del mundo
Por primera vez, Corea del Norte permite la participaci¨®n de corredores aficionados en el marat¨®n que conmemorar¨¢ en la capital el nacimiento de su gran l¨ªder Kim Il-sung
Dice la mayor¨ªa de quienes corren maratones que lo importante de la carrera no es tanto la competici¨®n como prepararse f¨ªsicamente para el extenuante esfuerzo y disfrutar de la satisfacci¨®n que da cruzar vivo la l¨ªnea de meta. Pero, claro, si la prueba se celebra en la capital de Corea del Norte, el aliciente va m¨¢s all¨¢ del cl¨¢sico lo importante es participar. En Pyongyang, lo de correr pasa a un segundo plano, porque lo realmente interesante es la posibilidad de acceder al pa¨ªs m¨¢s herm¨¦tico del mundo y ser parte de un hito hist¨®rico: el pr¨®ximo d¨ªa 13, por primera vez, deportistas aficionados podr¨¢n concurrir a las pruebas -marat¨®n, media marat¨®n, y 10 kil¨®metros- que se celebrar¨¢n en la capital norcoreana para conmemorar, dos d¨ªas despu¨¦s, el cumplea?os del fundador de la patria y primer dictador de la saga comunista, Kim Il-sung.
Hasta ahora, la participaci¨®n en las carreras anuales estaba restringida a atletas de ¨¦lite que requer¨ªan una invitaci¨®n oficial. ¡°Los tiempos de corte se establec¨ªan en 2 horas 27 minutos para hombres y 2:38 para mujeres, algo que imposibilitaba el acceso incluso a los mejores corredores no profesionales¡±, ha explicado Andrea Uri, director de la agencia estadounidense Uri Tours, al diario brit¨¢nico The Daily Mail. Este a?o, sin embargo, puede participar todo aquel capaz de completar los 42 kil¨®metros y 195 metros del recorrido en menos de cuatro horas. Y el inter¨¦s que ha despertado la iniciativa parece haber superado todas las expectativas: 200 corredores for¨¢neos se han inscrito ya y est¨¢n tramitando el visado que les abrir¨¢ las puertas del pa¨ªs que dirige ahora Kim Jong-un, nieto de quien, tras la guerra de Corea (1950-53), instaur¨® el comunismo en la mitad de la pen¨ªnsula al norte del paralelo 38.
Los corredores partir¨¢n del megal¨®mano estadio que lleva el nombre de Kim Il-sung, podr¨¢n hacer una reverencia frente al monumento en honor de los soldados chinos que ayudaron a liberar al pa¨ªs del yugo capitalista, cruzar¨¢n el r¨ªo Taedong, y seguir¨¢n su curso hasta regresar de nuevo al estadio. Pero eso es lo de menos, porque luego tendr¨¢n tiempo para pasear por todos los monumentos hist¨®ricos dedicados a la dinast¨ªa Kim y visitar los pocos lugares de esta ciudad de 2,5 millones de habitantes a los que se pueden acercar los extranjeros. Aunque los corredores tendr¨¢n gu¨ªas que ejercer¨¢n de comisarios pol¨ªticos y que los seguir¨¢n como su sombra, la apertura de la prueba a los aficionados se interpreta como un ejemplo de la apertura gradual del pa¨ªs. ?Habr¨¢ salido victorioso el treinta?ero Kim de la purga pol¨ªtica que inici¨® con la destituci¨®n del Jefe del Ej¨¦rcito y la ejecuci¨®n de su propio t¨ªo, Jang Song-thaek, acusado de traici¨®n?
Es la pregunta del mill¨®n de euros. Pero no hay duda de que Corea del Norte quiere darle un bocado al goloso pastel del turismo. Varios de los proyectos que ha puesto en marcha el orondo Kim en los ¨²ltimos tiempos as¨ª lo confirman: a principios de a?o se anunci¨® la construcci¨®n de varias zonas dedicadas a ese sector, pensadas casi siempre para viajeros chinos, y ya est¨¢ en marcha la pol¨¦mica estaci¨®n de esqu¨ª que lleg¨® incluso a provocar un conflicto internacional por la exportaci¨®n de unos telesillas que Suiza consider¨® que violaban las sanciones econ¨®micas que pesan sobre Pyongyang, y que restringen incluso la venta de productos de lujo.
Sin duda, al joven Kim le gusta el deporte y no hay normativa internacional que le detenga. De hecho, su peculiar amistad con el exjugador de la NBA Dennis Rodman ha acaparado titulares en todo el mundo. Juntos crearon la ¡®diplomacia del baloncesto¡¯, que se plasm¨® en un partido disputado entre la selecci¨®n norcoreana y un equipo de viejas glorias estadounidenses. Ahora, el objetivo es el atletismo, y Kim ya ha anunciado en varias ocasiones su inter¨¦s por organizar unos Juegos Ol¨ªmpicos de invierno. Si no se los conceden y se cabrea, siempre puede apretar el bot¨®n rojo que detona una nueva bomba at¨®mica.
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