Malvivir a causa del ruido
Las administraciones ignoran o desestiman las quejas relacionadas con la contaminaci¨®n ac¨²stica
Facilitar los desplazamientos en el m¨ªnimo tiempo posible ha permitido acelerar los procesos de relaci¨®n y dinamizar la econom¨ªa, pero tambi¨¦n ha creado monstruos que no dejan vivir. En esta sociedad que todo lo sacrifica a la movilidad, el silencio se ha convertido en un lujo al alcance de pocos. Pero una cosa es tener que adaptarse a un rumor persistente del tr¨¢fico, como si estuvi¨¦ramos al lado de un mar embravecido, y otra muy distinta no poder alcanzar un sue?o reparador porque cada vez que est¨¢ a punto de caer el tel¨®n de la conciencia, el rugido inmisericorde de un tren o un avi¨®n lo impide.
Espa?a siempre ha sido un pa¨ªs ruidoso y no parece mejorar. Son muchos los ciudadanos que tienen que soportar un volumen de decibelios superior a los 65, el m¨¢ximo soportable para la OMS, es decir, el equivalente al ruido de una aspiradora.
La proliferaci¨®n de quejas ha llevado al Defensor del Pueblo, cuya titular es Soledad Becerril, a plantear a las autoridades la necesidad de intervenir. El informe cita casos cuyas v¨ªctimas llevan m¨¢s de 10 a?os de protestas sin resultados satisfactorios.
Los gestores del aeropuerto de Palma de Mallorca, por ejemplo, se enorgullecen de los 20 millones de pasajeros que mueven al a?o. Pero para quienes viven en sus alrededores eso significa haber de soportar el ruido de 170.000 vuelos anuales. Las protestas lograron que AENA adoptara medidas para reducir el impacto, pero las molestias contin¨²an y ha vuelto el estruendo, a veces en medio de la noche, de los vuelos bajos. Para los vecinos que viven junto la v¨ªa de cercan¨ªas en Balmaseda (Vizcaya), el paso del tren supone siempre un sobresalto. No solo el ruido penetra en las casas; tambi¨¦n lo hacen las vibraciones, de modo que todo tiembla cuando pasa un convoy.
Mientras tanto, en Sevilla, m¨¢s de 10.000 vecinos han de soportar el ruido de los 80.000 coches diarios que pasan por la avenida que cierra la SE-30, donde el nivel de decibelios duplica con frecuencia el permitido en la ordenanza municipal.
Las quejas por ruido siempre han encontrado resistencia porque la soluci¨®n suele ser costosa. Pero ahora, con la crisis, muchas veces ni siquiera se consideran. Y no deber¨ªa ser as¨ª. No es casualidad que el ruido se utilice como una de las m¨¢s eficaces formas de tortura.
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