?Tenemos demasiado miedo al fracaso?
A hombres y mujeres se les educa de forma diferente para enfrentarse al ¨¦xito y al fracaso. ?C¨®mo afrontamos los baches de la vida?
Ella sabe que no hay ¨¦xito como el fracaso y que el fracaso no es ning¨²n ¨¦xito, cantaba Bob Dylan en Love Minus Zero/No Limit. Eso tan com¨²n llamado miedo al fracaso, el miedo a no conseguirlo, a no dar la talla, a no tener ¨¦xito... Es un miedo cultural para muchos, que paraliza para tantos otros y que es necesario para avanzar para algunos m¨¢s. Y un miedo generalizado a todos pero que tiene sus particularidades de g¨¦nero.
¡°Los problemas cl¨ªnicos que se presentan relacionados con la culpa y el fracaso suelen estar m¨¢s relacionados con las mujeres. A las ni?as se les ense?a desde peque?as a culpabilizarse de los peque?os problemas y fracasos, a empatizar con la culpa como algo consustancial y esperable, mientras que a los ni?os se les modela, por lo general, para dar una explicaci¨®n externa sobre las atribuciones causales del fracaso, a echar balones fuera. Son explicaciones totalmente inadecuadas. Y desde el punto de vista educativo har¨ªa falta un modelo que nos ense?e a aceptar nuestras responsabilidades buscando estrategias de cambio y soluciones que no nos culpabilicen, como ocurre en el caso de las ni?as, que adem¨¢s a la larga puede desembocar en depresi¨®n ¨Cpresente el doble en las mujeres que en los hombres¨C, ni a buscar causas ajenas que no solucionan el problema como en los hombres¡±, explica Carmelo V¨¢zquez, catedr¨¢tico de Psicopatolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
Precisamente el pr¨ªncipe Andr¨¦s y duque de York utiliz¨® los versos de Dylan que abren este reportaje en una entrevista en The Sunday Times para hablar de la importancia de la educaci¨®n en este sentido. Se?al¨® que los ni?os tienen que aprender a fallar y a fracasar como ¡°una lecci¨®n de vida¡± porque es bueno para ellos. Y sabe bien de lo que se habla. El segundo hijo de la reina de Inglaterra podemos decir que ha tenido un matrimonio fracasado, proyectos empresariales fallidos y una esfera p¨²blica cuando menos cuestionada.
¡°El fracaso no es algo que temer o sobre lo que sentirse culpable, porque gran parte de la vida es la comprensi¨®n del fracaso y las lecciones que se pueden aprender del fracaso¡±, asegur¨® en relaci¨®n a un programa educativo que ha puesto en marcha para animar a los j¨®venes a iniciar proyectos en la Nominet Trust a la par que animaba a que en los colegios haya tareas dise?adas para fracasar, algo, matiz¨®, que ¨¦l mismo experiment¨® en la escuela Gordonstoum de Escocia. ¡°Hay un deseo de que todo el mundo tenga ¨¦xito, lo cual es totalmente correcto y adecuado, pero tiene que haber un proceso de aprendizaje para el ¨¦xito y parte de ello debe consistir en ser desafiado en alguna manera para que el resultado l¨®gico sea el fracaso, para que se pueda aprender de ese fracaso¡±, afirm¨®.
La cosificaci¨®n del logro
Pero si el fracaso es algo consustancial a alguien de tan alto perfil, ?por qu¨¦ tienen el resto de los hombres mortales miedo a fracasar y por qu¨¦ se miden m¨¢s los fracasos que las lecciones que conllevan? Adem¨¢s del modelo educativo, social y culturalmente aprehendido, a hombres y mujeres nos diferencia en algo m¨¢s. Dos talones de Aquiles como matiza V¨¢zquez: ¡°Las mujeres son m¨¢s sensibles al fracaso afectivo y los hombres a los del logro y el conseguir¡±. Y aqu¨ª es donde este miedo entronca con el estereotipo del hombre de ¨¦xito. La raz¨®n, prosigue el catedr¨¢tico, ¡°es cuando se confunde el logro y se cosifica. Tengo que conseguir algo para que los dem¨¢s vean lo bueno que soy. Es una demostraci¨®n de conseguidor. Est¨¢ muy presente e incluso en las relaciones sentimentales ¨C[ejemplifica con un caso de abandono] la pareja se convierte en un logro afectivo y su p¨¦rdida se vive como una humillaci¨®n¨C y sexuales ¨Cse habla de lograr y obtener placer u orgasmos¨C. El lenguaje cotidiano tiene mucho que ver y enmascara esa realidad masculina del conseguidor: Se dice conseguir y lograr pero no tener o disfrutar¡±.
Esa cosificaci¨®n, quiz¨¢s, se eleve a¨²n m¨¢s en el plano laboral, a causa de esa concepci¨®n heredada de ¡°el cabeza de familia que sostiene el hogar¡±, y en el plano del liderazgo. ¡°Hay muchas sombras que amenazan desde peque?o a los chicos en este sentido. Ese elemento de ser productivo, de ser exitoso en el mundo profesional tiene un papel mayor en este mundo que en el femenino. Y m¨¢s consecuencias¡¡±, asegura. Enrique Iglesias dec¨ªa a finales del a?o pasado en una entrevista: ¡°Tengo miedo al fracaso y temo perder todo lo que he conseguido durante las ¨²ltimas d¨¦cadas por tomar una decisi¨®n err¨®nea. Si ma?ana me dijeran que mi carrera musical va a llegar a su fin, no sabr¨ªa qu¨¦ hacer y estoy seguro de que acabar¨ªa deprimido¡±.
El fracaso, por tanto, implica miedo y la consecuencia m¨¢s clara ante este miedo es, sin duda, ¡°no atreverse a hacer, no tomar decisiones para eliminar potenciales riesgos¡±. Un error, porque ¡°el atreverse y cultivar coraje es el elemento que hay que cultivar. Atreverse para afrontar el mal resultado y ser valiente es la ense?anza ante el fracaso¡±, se?ala V¨¢zquez. ¡°Hay un estudio muy revelador de una profesora norteamericana de origen et¨ªope sobre el concepto de resiliencia, sobre la resistencia frente a la adversidad. Tom¨® en su investigaci¨®n una muestra de et¨ªopes y una de las preguntas fue: ¡®?Usted se considera un fracasado en su vida?¡¯. Y no respondieron porque les parec¨ªa que era un sinsentido, adem¨¢s de intraducible. Para ellos no tiene sentido ser un fracasado en la vida, puedes tener fracasos pero de ah¨ª a sentirse fracasado¡¡±, prosigue el catedr¨¢tico.
Lo mejor de los fracasos estrepitosos
¡°No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo¡±. Esto afirmaba Nelson Mandela en una de sus muchas frases c¨¦lebres y esa es la clave de la actitud ante el miedo al fracaso. ¡°Sin fracaso es imposible que haya vida. La vida es una gran historia de fracasos no escritos desde el espermatozoide. Nos fijamos en el que tuvo ¨¦xito pero en realidad hay muchos intentos que generan movimiento y vida. El fracaso es la prueba de que uno ha intentado algo. El modo f¨¢cil para huir de este miedo es no intentarlo pero hay que plantearse la vida con una actitud de juego y de vivir. Ese es el mensaje. Quien no se atreve no puede conseguir nada. La ¨²nica f¨®rmula para no fracasar es quedarse en la cama¡±, se?ala Carmelo V¨¢zquez.
Por tanto, el fracaso y el miedo que nos provoca, he aqu¨ª la cuesti¨®n, hay que usarlo como la oportunidad de volver a empezar con m¨¢s bagaje. Nadie puede cuestionar que Michael Jordan es uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia. Usemos sus palabras para explicarlo. ¡°Yo puedo aceptar un fallo. Cualquiera puede fallar. Pero no puedo aceptar el no intentarlo¡±, sosten¨ªa para despu¨¦s relatar: ¡°He fallado m¨¢s de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. En 26 ocasiones se me ha confiado para tirar el tiro que ganar¨ªa el partido y fall¨¦. He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Y es por eso que tengo ¨¦xito¡±.
Pero tambi¨¦n hay casos hist¨®ricos de exitosos que fracasaron. Abraham Lincoln, por ejemplo, ha sido uno de los grandes l¨ªderes de EE UU pero hasta entonces fue derrotado nada menos que en 26 campa?as para optar a un cargo p¨²blico. A Walt Disney le despidieron por no tener buenas ideas y carecer de imaginaci¨®n. Carrie de Stephen King, adem¨¢s de ser su tercera novela, fue rechazada 30 veces; 20 en el caso de Dune de Herbert; Proust cansado de escuchar noes decidi¨® pagar a alguien para que le editara, y a Kipling le dijeron que no sab¨ªa dominar la lengua inglesa. Van Gogh solo vendi¨® un cuadro en vida y Bill Gates se meti¨® un tremendo batacazo con la primera empresa que fund¨® con Paul Allen, con quien despu¨¦s crear¨ªa Microsoft. Podr¨ªamos seguir porque la lista es casi interminable. Y no solo en la vida de artistas y empresarios famosos, nuestra cultura est¨¢ impregnada de referencias a los fracasos. Un par de ejemplos m¨¢s: Desde la deliciosa pel¨ªcula Peque?a Miss Sunshine hasta las letras de Bob Dylan como con la que hemos arrancado.
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