Francia recorta
Hollande reduce gasto p¨²blico y gasto corriente para cumplir con el d¨¦ficit que le exige la UE
Al presidente Fran?ois Hollande le est¨¢ ocurriendo algo parecido a lo que le sucedi¨® a su predecesor, Fran?ois Mitterrand: tras una primera fase de incremento del gasto p¨²blico financiado con m¨¢s presi¨®n impositiva, esta se ha demostrado insuficiente. Y ha tenido que recurrir, mediando el nombramiento de un nuevo primer ministro, el catal¨¢n de nacimiento Manuel Valls, a estabilizar el gasto social (jubilaciones y otras pensiones) y el gasto corriente (congelaci¨®n salarial a funcionarios, reducci¨®n de las Administraciones), con lo que se pretende recortar en 50.000 millones de euros el total del gasto en tres a?os.
Resulta muy f¨¢cil criticar el recorte social, sobre todo trat¨¢ndose del Gobierno de un partido, el socialista franc¨¦s, que hizo del aumento de algunas partidas (sobre todo educativas, que de momento se respetan) bandera del cambio. Tan f¨¢cil como obvio e ir¨®nico, porque el programa econ¨®mico de este Gobierno est¨¢ en los ant¨ªpodas de las bravatas proteccionistas, anti-globalizadoras y anti-Bruselas de su titular de Econom¨ªa, Arnaud Montebourg.
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Pero una cosa es el comentario coyuntural y otra el juicio de fondo. Tras haber sobrepasado su umbral de d¨¦ficit m¨¢ximo en 2013 ¡ªpor dos d¨¦cimas, hasta el 4,3%¡ª y preverse el incumplimiento en los dos pr¨®ximos a?os, a Francia le quedaban pocas alternativas. Bruselas ya hab¨ªa relajado en 2009 y en 2013 la senda de su d¨¦ficit. Una tercera revisi¨®n habr¨ªa resultado poco justificable y habr¨ªa desatado sospechas de que el trato de favor para incumplir las reglas obtenido con el apoyo alem¨¢n en 2003 se hab¨ªa convertido no en excepci¨®n lamentable, sino en norma inaceptable de car¨¢cter permanente. Es decir, que el rigor de la ley comunitaria solo se aplica a los perif¨¦ricos y no a los pa¨ªses centrales del euro. Es de esperar que la validez general de la norma se plasme tambi¨¦n en el cuestionamiento del desequilibrio comercial excesivo de Alemania.
Por lo dem¨¢s, los recortes anunciados no son radicales, y son socialmente asumibles si se explican bien, a diferencia de lo que sucedi¨® en 2010 en Espa?a con un paquete similar lanzado por Rodr¨ªguez Zapatero. Y son explicables porque van asociados a una apuesta a favor de la empleabilidad, mediante el descuento de 30.000 millones en las cotizaciones sociales, lo que debe aumentar el empleo y reducir el paro ¡ªsupera el 11% de la poblaci¨®n activa¡ª. Una apuesta que otros deber¨ªan imitar. Espa?a, sin ir m¨¢s lejos.
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