Deuda sin freno
La reducci¨®n de los costes por intereses es insuficiente para permitir m¨¢s inversi¨®n p¨²blica
A pesar de los an¨¢lisis positivos que hace el Gobierno de su pol¨ªtica de estabilidad financiera, lo cierto es que la deuda p¨²blica espa?ola no deja de crecer. Se sit¨²a ya en el 96,5%, despu¨¦s de que en los dos primeros meses del a?o haya subido en m¨¢s de 28.000 millones.
Es probable que en 2014 supere el 100% del PIB y pase a convertirse en un problema acuciante. Demuestra adem¨¢s con hechos que la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, basada casi exclusivamente en el control del d¨¦ficit y del endeudamiento, no ha logrado en todo los resultados deseados; la reducci¨®n de la prima de riesgo de la que en estos momentos se beneficia la econom¨ªa espa?ola no se debe tanto al cumplimiento de los ajustes presupuestarios como a cambios de expectativas entre los inversores y a la presencia intimidatoria del Banco Central Europeo.
Dos factores a?adidos auguran una mala evoluci¨®n del endeudamiento. Las comunidades aut¨®nomas y la propia Administraci¨®n central tienen necesidades crecientes de liquidez. Por otra parte, el an¨¢lisis financiero que hace el Gobierno es muy complaciente y rechaza cualquier decisi¨®n de ajuste que, adem¨¢s de recortar el d¨¦ficit, frenar¨ªa el endeudamiento. Para cumplir los compromisos con Bruselas hay que rebajar el d¨¦ficit en 23.000 millones en dos a?os. Con independencia de que los ajustes de gasto sean nocivos para la recuperaci¨®n ¡ªraz¨®n para no aceptarlos en su d¨ªa¡ª, el compromiso existe y el Gobierno ha insistido en que lo va a cumplir. Pero rechaza nuevos ajustes y conf¨ªa en que la nueva fase de crecimiento suba los ingresos. Sin embargo, es muy probable que la mayor recaudaci¨®n por crecimiento del PIB no llegue a compensar la rebaja de impuestos que se pretende aprobar.
Editoriales anteriores
Tampoco es prudente confiar en que la reducci¨®n de la prima de riesgo permitir¨¢ ahorros en el pago de intereses de la deuda que resolver¨¢n los problemas presupuestarios. Es verdad que tales ahorros existen, pero no est¨¢ demostrado que la cuant¨ªa permita impulsar los programas de inversi¨®n que requiere el pa¨ªs.
El problema de la deuda es serio; no es un par¨¢metro secundario que se pueda estirar o encoger al albur de intenciones pol¨ªticas; sus consecuencias son graves para los ciudadanos de hoy y para los de ma?ana. Lo correcto es que Hacienda explique en el Parlamento, con n¨²meros y sin ret¨®rica, cu¨¢les son las proyecciones de la deuda y qu¨¦ propuestas tiene para reducirla. Hasta hoy, el equipo econ¨®mico solo ha ofrecido vaguedades sobre esta cuesti¨®n.
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