10 fotosLos cortijos de la infamiaLas antiguas casas de labranza de Roquetas de Mar esconden a mujeres prostituidas y v¨ªctimas de trata que viven en condiciones insalubresLola Hierro Almer¨ªa - 21 abr 2014 - 17:43CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn este bar sin nombre ni r¨®tulo situado en los cortijos de Mar¨ªn -una de las zonas que ocupan los invernaderos- tres mujeres se prostituyen habitualmente. Guineana una y nigerianas las otras dos, todas aseguran que trabajan por libre. Una de ellas, sin embargo, reconoce que cada vez que atiende a un cliente paga dos euros al due?o del bar por dejarle usar su establecimiento.?NGELES LUCASEl poster de una mujer medio desnuda y en actitud provocativa preside la pared de uno de los bares de Roquetas donde varias mujeres ejercen la prostituci¨®n. El due?o del local asegura que los pocos clientes que entran solo se gastan el dinero en beber alg¨²n refresco y que ya casi no le llega para pagar la luz. Las chicas que se prostituyen aqu¨ª aseguran que apenas tienen clientes.?NGELES LUCASPreservativos y sobres de lubricante son el gancho que utilizan las ONG como M¨¦dicos del Mundo para conseguir que las mujeres que ejercen la prostituci¨®n en Roquetas se acerquen a la unidad m¨®vil con la que las visitan eventualmente. Gracias a esta labor, los trabajadores sociales, psic¨®logos y enfermeros pueden prestar asistencia m¨¦dica y psicol¨®gica a estas mujeres, controlar que se hagan an¨¢lisis de sangre y otras pruebas de manera peri¨®dica e informar acerca de la existencia de alternativas para salir de la prostituci¨®n.?NGELES LUCASLos invernaderos de Roquetas de Mar estuvieron a pleno rendimiento durante los a?os de bonanza econ¨®mica y dieron trabajo a miles de personas, sobre todo inmigrantes sin papeles. Hoy, la crisis se hace notar: Almer¨ªa tiene un 36% de desempleo y los inmigrantes de la zona se quejan de que los due?os de las plantaciones ya solo contratan a familiares o parientes.?NGELES LUCASEste cruce de caminos en medio de los invernaderos de Roquetas de Mar est¨¢ desierto, igual que los alrededores. El cortijo del fondo parece estar abandonado, pero en su interior varias mujeres ejercen la prostituci¨®n en condiciones de total insalubridad. Seg¨²n el Ministerio de Sanidad, 12.305 mujeres en Espa?a est¨¢n en riesgo de ser v¨ªctimas de trata, pero fuentes policiales calculan que podr¨ªan ser el triple. La Junta de Andaluc¨ªa atendi¨® en 2013 a casi 6.000 mujeres dentro de varios programas de atenci¨®n a mujeres prostituidas y v¨ªctimas de trata con fines de explotaci¨®n sexual.?NGELES LUCASMonta?as de basura a las puertas de uno de los cortijos donde se ejerce la prostituci¨®n. Este pertenece a Margarita (nombre supuesto), una espa?ola que alquila los cuartos de la casa a mujeres. El olor en el interior del cortijo es nauseabundo, una mezcla a or¨ªn, sudor, excrementos y humedad. Miles de mujeres viven y trabajan en escenarios tan degradados como este.?NGELES LUCASUna silla apostada a la puerta del cortijo es la se?al de que dentro se ofrecen servicios de prostituci¨®n. La crisis econ¨®mica ha bajado los precios hasta el punto de que por un servicio se pagan diez euros. Mar¨ªa (nombre supuesto), que estuvo bajo el control de una red de trata durante tres a?os, a¨²n repite de memoria las tarifas que su chulo le impuso cuando ella ejerc¨ªa, un poco superiores a las de la actualidad: "30 euros el polvo, 20 por sexo oral, 50 euros por media hora y cien la hora completa".?NGELES LUCASDos mujeres se apresuran a entrar en el cortijo cuando ven a los periodistas pasar con una c¨¢mara de fotos. Las v¨ªctimas de trata son dif¨ªciles de reconocer; suelen llevar el tel¨¦fono encendido para que la persona que las custodia escuche su conversaci¨®n y no denuncien. Seg¨²n un informe del Instituto Andaluz de la Mujer, un 89% de las mujeres consultadas no se consideraba v¨ªctima.?NGELES LUCASVirginia (nombre supuesto) muestra su lugar de trabajo; una habitaci¨®n en el interior de un cortijo destartalado que alquila con otra mujer brasile?a por 400 euros al mes. Ella es una de las mujeres que se han visto empujadas a prostituirse a causa de la crisis econ¨®mica, un fen¨®meno cada vez m¨¢s com¨²n -sobre todo entre espa?olas- seg¨²n una portavoz del Instituto Andaluz de la Mujer. Virginia lleva un a?o prostituy¨¦ndose y es la primera vez que lo hace. Antes hab¨ªa trabajado como asistenta de hogar, camarera y en el cuidado de ni?os y de ancianos. Sus hijos, asegura la mujer, no tienen ni idea de que su madre se prostituye.?NGELES LUCASEste es el tocador de una mujer que se prostituye en uno de los cortijos. Tiene una Biblia abierta, papel higi¨¦nico y paquetes de toallitas h¨²medas, brillos de labios y dos botes de perfume, uno de ellos llamado 'Amor y seducci¨®n'. Preservativos y lubricantes est¨¢n en una bolsa cercana, fuera de la imagen. Una de las consecuencias de la falta de clientes es que las chicas ahora no se niegan a pr¨¢cticas que antes s¨ª pod¨ªan rehusar, como no utilizar protecci¨®n. Si ahora un cliente no quiere usarlo, acceden, y con esto se incrementa el riesgo de sufrir embarazos no deseados y contraer enfermedades de transimisi¨®n sexual.?NGELES LUCAS