La pol¨ªtica, atracci¨®n fatal
En¨¦simo trallazo de Aznar al PP, ahora en precampa?a electoral
El reciente trallazo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar contra la direcci¨®n del PP es el en¨¦simo episodio de fuego amigo que se produce en la relaci¨®n del expresidente con el Partido Popular. Es verdad que los suyos disfrutaban cuando Aznar alanceaba a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (¡°el jefe de los pir¨®manos¡±, etc¨¦tera), pero tambi¨¦n lo es la incomodidad en que sit¨²a a Mariano Rajoy y su cohorte cuando se?ala p¨²blicamente su enfado por haberle dejado fuera de una campa?a electoral. Al final har¨¢ un acto de apoyo a su amigo Miguel Arias Ca?ete, un arreglo de ¨²ltima hora que apenas puede borrar el efecto del chasquido con el que castig¨® al equipo electoral del PP.
El expresidente nunca ha dejado completamente claro si pretende volver a la pol¨ªtica, pero describe esa actividad como un im¨¢n irresistible: ¡°T¨² puedes dejar la pol¨ªtica, pero es ella la que nunca te deja¡±, dijo recientemente a El Pa¨ªs Semanal. Al hacerlo olvida algo que ¨¦l mismo sosten¨ªa cuando encabezaba el Gobierno: que solo puede mandar uno. Y m¨¢s en Espa?a, donde la disciplina partidista deposita tanto poder en el portaestandarte de turno que deja muy poco espacio para otras influencias.
Ya sabemos que los expresidentes necesitan inventarse una vida tras dejar el poder. No porque est¨¦n desatendidas sus necesidades b¨¢sicas (pensi¨®n, gastos de oficina, seguridad), que corren a cargo del contribuyente, sino porque les resulta imposible conformarse con eso tras los excitantes a?os vividos en La Moncloa. Admitamos tambi¨¦n que el valor de la juventud convierte en normal dejar un empleo tan prominente en la cincuentena, y eso es algo que los afectados (como Felipe Gonz¨¢lez o Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar; y en otras circunstancias, Adolfo Su¨¢rez) han tenido dificultades para asumir en mayor o menor grado.
Aun as¨ª, el expresidente Aznar deber¨ªa hacer un esfuerzo para mantenerse en segundo plano y ayudar al Gobierno de turno cuando este lo requiera; y si no le necesita para nada, dejarle en paz. Aceptado que la pol¨ªtica persigue al exmandatario hasta la tumba, al menos que no provoque tanta acritud y mal humor.
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