Sobresueldos
El otro d¨ªa, mientras paseaba con mi marido, me acord¨¦ de un allegado que se va a quedar en la calle porque no puede satisfacer los pagos de la hipoteca. Tiene 58 a?os, le es imposible encontrar trabajo y malvive con los 400 euros del paro. A lo largo del trayecto, vimos una fila de gente en la puerta de una iglesia esperando el reparto de comida; tambi¨¦n vimos a un viejo hurgando en un contenedor y llev¨¢ndose desperdicios; a personas como nosotros mendigando en la puerta de los s¨²per; y a una mujer con la mirada perdida y todas sus pertenencias en un carro de la compra, dando un paquete de pa?uelos de papel a cambio de la voluntad.
Cuando volvimos a casa vimos en la televisi¨®n la contienda que hab¨ªa habido entre la vicepresidenta del Gobierno y la portavoz socialista en el Congreso a cuenta del cobro de sobresueldos. A mi marido y a m¨ª nos entraron ganas de vomitar, y los dos exclamamos al un¨ªsono: ?Qu¨¦ indecencia!¡ª Nieves Correas Cantos.
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