Hollywood se alza contra el sult¨¢n
El boicot contra Brun¨¦i se planta a las puertas del legendario hotel Beverly Hills El pa¨ªs permitir¨¢ que se lapide a los gais, encarcele a las abortistas y flagele a las ad¨²lteras
La decisi¨®n del sult¨¢n de Brun¨¦i de lapidar homosexuales hasta la muerte o encarcelarlos durante a?os le va a salir, por lo menos, muy cara. La cadena hotelera Dorchester Collection, de propiedad del gobernante, sufre desde hace unas semanas un boicot de alcances impensables, promovido cada vez m¨¢s por famos¨ªsimas figuras del mundo del espect¨¢culo. Los dise?adores de moda fueron los primeros en organizarse en contra de la ley que permitir¨¢ castigos inhumanos a ad¨²lteras, abortistas, homosexuales y ladrones, pero r¨¢pidamente se han ido sumando celebridades de todos los ¨¢mbitos. La idea dio el salto al s¨¦ptimo arte cuando el actor brit¨¢nico Stephen Fry, abiertamente gay, difundi¨® la cancelaci¨®n de su reserva hotelera en uno de estos establecimientos, a finales de abril. Ahora es la meca del cine la que ha tomado el testigo. La protesta se ha trasladado directamente a las afueras del m¨ªtico Hotel Beverly Hills, en Los ?ngeles, que se encuentra all¨ª desde antes que se constituyera la ciudad que lleva su nombre.
El palacio rosa, como lo llaman, es el coraz¨®n del Hollywood m¨¢s cl¨¢sico. All¨ª Elizabeth Taylor pas¨® cinco de sus noches de boda y un joven John F. Kennedy tuvo un encuentro con Gene Tierney. Fue el lugar que Charlton Heston consider¨® su oficina y donde los Beatles buscaron refugio de sus fans a su paso por Los ?ngeles. No hay nada m¨¢s caracter¨ªstico de Hollywood (ni las famosas letras que desde una colina dan la bienvenida al visitante) que el lujo y las palmeras de este hotel, ahora convertido en el centro de las manifestaciones que llaman al boicot contra su due?o.
La industria cinematogr¨¢fica est¨¢ horrorizada. No puede aceptar que las noches de estrellas y champ¨¢n del m¨ªtico establecimiento alimenten la pol¨ªtica de un pa¨ªs donde los gais ser¨¢n lapidados; las ad¨²lteras, flageladas; las abortistas, enviadas a prisi¨®n y donde a los ladrones les espera el desmembramiento. ¡°Estamos en el 2014, no en 1814¡±, record¨® el popular presentador de la televisi¨®n estadounidense Jay Leno, al frente esta semana de una de las m¨²ltiples protestas.
El boicot se extiende como la espuma para crear conciencia social donde muchos piensan que no existe. ¡°No me pasar¨¦ por el hotel Bel-Air o el Beverly Hills hasta que esto se resuelva¡±, dijo Ellen DeGeneres a sus 28,8 millones de seguidores en Twitter. ¡°Apoyo por completo el boicot contra los negocios de Brun¨¦i en EE UU¡±, a?adi¨® el realizador William Friedkin. Y la protesta va m¨¢s all¨¢ de las palabras a juzgar por las reservas que est¨¢ perdiendo el hotel, donde se habla ya de un 10% de cancelaciones. Una de ellas, la de la famosa fiesta conocida como La noche antes de los Oscar, que anunci¨® que llevar¨¢ su gala ben¨¦fica a otro recinto en 2015.
La idea del boicot parece haber nacido en el mundo de la moda. Nombres tan importantes como los de Valentino o Giancarlo Giametti fueron los primeros en dejarse o¨ªr. ¡°No os aloj¨¦is en el Pr¨ªncipe de Savoia, Le Meurice o el Dorchester durante las semanas de la moda de Mil¨¢n, Par¨ªs o Londres desde junio hasta octubre¡±, fue el mensaje difundido en Instagram por el dise?ador de calzado Brian Atwood, en referencia a otros de los hoteles de este grupo que tambi¨¦n tiene sedes en Ginebra, Roma o Ascot, en Reino Unido. Tras ello se sum¨® el brit¨¢nico Stephen Fry, el empresario Richard Branson y Sharon Osbourne, la famosa mujer de Ozzy.
Los ¨²ltimos en adherirse han sido los estudios de Fox, que acaban de cancelar el pase de prensa europeo de X Men: Days of Future Past, que iba a celebrarse en el londinense hotel Dorchester y lo ha trasladado a otro establecimiento de la capital brit¨¢nica. En la pel¨ªcula trabajan Ellen Page e Ian McKellen, adem¨¢s de Bryan Singer, su director: todos, homosexuales reconocidos. Page ha explicado a este peri¨®dico que lamenta el ¡°efecto rebote¡± que tiene una acci¨®n as¨ª en los trabajadores de la cadena hotelera, pero es ¡°imperativo¡± defender a la sociedad de situaciones abusivas como la que se ha impuesto en Brun¨¦i.
Justamente, a los empleados alude el director ejecutivo del hotel Beverly Hills, Christopher Cowdray, cuando dice que lejos de detener la implementaci¨®n de la sharia o legislaci¨®n isl¨¢mica en Brun¨¦i, el boicot ¡°solo da?ar¨¢ a los trabajadores de la cadena¡±. Pero lo cierto es que las consecuencias tambi¨¦n afectan a la ciudad. Solo en impuestos, el hotel aporta 7,1 millones de euros al a?o a sus arcas. De ah¨ª los ¨¢nimos enfrentados entre los que quieren declarar persona non grata al sult¨¢n Hassanal Bolkiah y a lo que representa su gobierno, y a aquellos que quieren proteger la econom¨ªa de Beverly Hills aduciendo que esta no es la respuesta adecuada.
El efecto de las protestas est¨¢ por ver. Ni la Gran Depresi¨®n del 29 consigui¨® cerrar las puertas del Hotel Beverly Hills; ese donde se recuerda a Rex Harris tomando el sol con tan solo un pa?uelo cubriendo sus partes ¨ªntimas y donde Marilyn Monroe vivi¨® un affaire con Ives Montand mientras rodaban El multimillonario. Cowdray a?ade que se trata de una protesta que puede llegar a ser interpretada como injusta, ya que el lujo de otros hoteles enriquece fortunas ilegales en Arabia Saud¨ª. Pero, como insisti¨® Leno, se trata de un problema de prioridades. ¡°Aqu¨ª la gente est¨¢ siendo asesinada, apedreada hasta morir¡±, subray¨® el presentador. Y esa es una imagen imposible de ocultar. Ni con toda la magia de Hollywood.
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