?La mejor escuela de arquitectura del mundo?
¡°La educaci¨®n superior ha evolucionado. Y nosotros tambi¨¦n¡±. Las frases formaban parte del ¨²ltimo discurso a la comunidad universitaria que hizo ?lvaro Rojas (1953), el rector de la Universidad de Talca, en el centro de Chile. Al final, las grandes iniciativas dependen de la perseverancia de unas pocas personas. Y puede que Rojas, que fue Ministro de Agricultura y Embajador en Alemania adem¨¢s de rector de la misma universidad que ahora gestiona durante 15 a?os, sea una de ellas. Como director de la Escuela de Arquitectura, y responsable de la formaci¨®n de algunos de los proyectistas que deber¨¢n construir el planeta futuro, puso a Juan Rom¨¢n que, desde la modestia y desde el realismo se empe?¨® en ense?ar a construir con pocos medios para levantar la mejor escuela de arquitectura del mundo. As¨ª, en Talca, m¨¢s que crear un nuevo modelo, decidieron eludir modelos existentes. El resto llegar¨ªa por a?adidura.
Juan Rom¨¢n lo recuerda como no sucumbir a ¡°la tentaci¨®n de conservar y adorar lo que se tiene para entregarse al placer de dejarlo caer e inferir, a partir de los trozos repartidos en el suelo de la escuela, por d¨®nde hay que seguir¡±. Lo explica en el libro Talca, cuesti¨®n de educaci¨®n (Arquine), que recoge un buen n¨²mero de proyectos realizados por alumnos y profesores del centro ¡°trabajando con lo que hay¡±, la marca de identidad de la escuela. Ese partir de lo poco y trabajar con los recursos disponibles en cada lugar pasa por recoger piedras o troncos y es una decisi¨®n pol¨ªtica y po¨¦tica a la vez que termina por determinar el tipo de proyectos que realizan y por dotarlos de una cualidad mat¨¦rica que los arraiga y de un azar constructivo que desarrolla el ingenio de los estudiantes.
Para formar profesionales capaces de oficiar, innovar y operar, Rom¨¢n ide¨® un programa dividido en 10 semestres en el que cada alumno deb¨ªa realizar (construir) 10 proyectos. Se trata de saber dise?ar y de saber construir. La idea es que el dise?o dependa de los pocos medios disponibles. Por lo tanto, llegan primero las posibilidades y luego se planifican las ambiciones. Cuatro talleres (Materia, Cuerpo, Obra y Titulaci¨®n) organizan los estudios. Con la titulaci¨®n uno no solo puede firmar un proyecto, los alumnos terminan sabiendo ya construir. Y con la capacidad de ver, en los desechos, materiales constructivos.
Guiado por el profesor Eduardo Castillo, Diego Parra aprendi¨® de los artesanos que tienen por oficio fabricar ladrillos y, como proyecto de final de carrera (Taller de titulaci¨®n) levant¨® un horno de ladrillo artesanal invertido.
Los alumnos de de Juan Pablo Corval¨¢n, Andr¨¦s Maraga?o, el propio Rom¨¢n, German Valenzuela y Blanca Z¨²?iga trabajaron con durmientes de madera, troncos, sarmientos, gravilla y piedras que encontraron en el pueblo de Curtidur¨ªa, en la regi¨®n chilena del Maule, no lejos de donde se encuentra la Escuela. All¨ª, vieron que, a pesar de rondar los 3.000 habitantes, Curtidur¨ªa era un pueblo sin plaza. A partir de esa carencia comenzaron a pensar . Y, fieles a su manera de trabajar ¡°con lo que hay¡± que identifica el quehacer de la escuela, buscaron in situ, en Curtidur¨ªa, desechos de la labor agr¨ªcola disponibles para confeccionar muestras de pavimentos, cubiertas, p¨¦rgolas y paramentos con los que poder, al final, levantar la nueva plaza del pueblo.
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