Dmitri Rybolovlev protagoniza el divorcio m¨¢s caro de la historia
El due?o del M¨®naco debe pagar la mitad de su fortuna a su exmujer, el doble que Murdoch La separaci¨®n de su antigua compa?era de medicina le costar¨¢ m¨¢s de 3.200 millones de euros
La del matrimonio Rybolovlev es una de esas historias que pueden dar materia para un libro o una pel¨ªcula de ¨¦xito. Desde una gris ciudad industrial de la Siberia sovi¨¦tica al Olimpo de los multimillonarios. Tal es el camino del oligarca ruso Dmitri Rybolovlev y de su esposa Elena, quienes pusieron punto final a un matrimonio de 23 a?os el pasado 13 de mayo, aunque la noticia no se hizo p¨²blica hasta ayer.
Desde un primer momento, la informaci¨®n ocup¨® todas las portadas, en Suiza y en el extranjero, dado que la suma que el Juzgado de Primera Instancia de Ginebra accedi¨® a conceder a Elena Ryboloveva asciende a la friolera de 4.020.555.987,80 francos suizos, o para entenderlo mejor, poco m¨¢s de 3.200 millones de euros. Una suma sin precedentes en el finiquito de un proceso de divorcio, tanto para Suiza como para el mundo entero.
Y es que Dmitri Ribolovev, propietario del equipo de f¨²tbol AS de M¨®naco, pertenece a esa casta de magnates que de alguna forma oscura supieron hacer fortunas inimaginables tras la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En su caso, los millones provienen de minas de potasio, que le valieron el mote de rey de los fertilizantes. Su esposa pidi¨® ya el divorcio en 2008, debido a supuestas infidelidades de su entonces marido.
Seg¨²n se hizo p¨²blico, el magnate deber¨¢ pagar a su ex ¡°de forma inmediata y en efectivo¡± 120 millones de euros, m¨¢s una pensi¨®n trimestral de 370.000. A ello se suma la propiedad de una mansi¨®n en el barrio ultra selecto de Cologny, en Ginebra. Elena Ryboloveva conservar¨¢ la custodia de la hija menor del matrimonio, Anna, de 13 a?os, y recibir¨¢ en propiedad dos chalets en la exclusiva estaci¨®n de esqu¨ª de Gstaad, domicilio habitual de numerosos ricos y famosos. A la mujer, adem¨¢s, le pertenecen numerosas obras de arte ¡°de inmenso valor¡±.
En palabras del abogado de Rybolovleva, Marc Bonnant, la decisi¨®n de los jueces de Ginebra es ¡°una victoria completa, que demuestra que nadie ¨Cni siquiera un oligarca ruso¨C puede ponerse por encima de las leyes¡±, aunque aclar¨® que espera un recurso en los pr¨®ximos 30 d¨ªas, dado que el veredicto en primera instancia no tiene a¨²n car¨¢cter definitivo. Bonnant es toda una leyenda en Ginebra, donde es reconocido como un polemista temible y un abogado de oratoria brillante, siempre al servicio de las causas con mayor visibilidad medi¨¢tica. A la salida del juzgado, calific¨® el divorcio como "el m¨¢s caro de la historia". Y es que el acuerdo deja muy atr¨¢s a la car¨ªsima separaci¨®n de Rupert Murdoch, que, cuando se divorci¨® de su segunda mujer, Anna Torv, tuvo que desprenderse de 1.700 millones de euros.
Dmitri Rybolovev se sit¨²a hoy en el puesto 147 de las mayores fortunas del mundo que publica la revista Forbes, aunque lleg¨® a ocupar el n¨²mero 79 de tan selecta n¨®mina. Su fortuna est¨¢ estimada en 8.800 millones de francos suizos (casi 7.200 millones de euros). En Estados Unidos, el oligarca posee propiedades en Central Park West, Palm Beach, Florida y ha creado diversas empresas en Chipre para proteger su fortuna.
Pero antes del glamour de Montecarlo, donde vive la mayor parte del a?o, de sus viajes y propiedades en Nueva York y de Ginebra, Dmitri Rybolovlev comenz¨® su andadura en la poco excitante ciudad industrial de Perm, en los Urales siberianos. All¨ª estudi¨® medicina y conoci¨® en 1987 a la joven y ambiciosa Elena, compa?era de universidad. Tras comprar las minas de potasio de Berezniki, pas¨® una temporada en la c¨¢rcel en 1996, acusado de haber mandado asesinar al director de una empresa rival.
Tras ser blanqueado por la justicia rusa, se instal¨® en Ginebra con su mujer y su hija mayor, Ekaterina, hoy famosa por ser una exitosa amazona y por los regalos de su padre, que han llenado titulares alrededor del mundo:en 2012 le compr¨® el ¨¢tico m¨¢s caro de Nueva York y, poco despu¨¦s, celebr¨® su cumplea?os convirti¨¦ndola en due?a de la isla de Skorpios, antigua propiedad de Arist¨®teles Onassis. En 2010, sometido a enormes presiones del c¨ªrculo de Putin, Rybolovlev vendi¨® todas sus empresas y se instal¨® de forma definitiva en Montecarlo.
Al hacerse p¨²blico el proceso de divorcio, Elena Rybolovleva decidi¨® iniciar un ejercicio de relaciones p¨²blicas en toda la regla, concediendo una rar¨ªsima entrevista exclusiva a la prestigiosa revista suiza?Bilan. En la extensa charla, la exm¨¦dica se presenta como una madre modelo, bien integrada en la sociedad suiza (a diferencia de su marido, seg¨²n afirma) amante de las artes y de la m¨²sica cl¨¢sica. Su vida transcurre entre los festivales de Verbier o Bellerive, que patrocina, y sus clases de tango ¡°con un profesor particular argentino¡±. Una vida que, a juzgar por la astron¨®mica suma que est¨¢ a punto de obtener, no parece que vaya a cambiar en mucho a peor. M¨¢s bien lo contrario.
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