Otra batalla para Concha Velasco
Ordenadas sus finanzas y superado su divorcio, la artista disfrutaba de una buena racha de trabajo y tranquilidad personal hasta que se ha topado con un nuevo obst¨¢culo: el c¨¢ncer
A Concha Velasco no le gusta que la sonrisa se desdibuje de su cara. Sabe que le sienta bien. Es una mujer coqueta, tanto que siempre lleva los labios pintados de rojo, incluso para andar por casa. Por ello, solo en contadas ocasiones se ha roto en p¨²blico, aunque decenas de veces sus personajes la han obligado a hacerlo en el escenario. ¡°Recuerdo cuando muri¨® mi madre. Yo estaba llorando todo el d¨ªa, y vino un compa?ero de trabajo y me dijo: ¡®?Qu¨¦ fea est¨¢s!¡¯. No me acuerdo, no s¨¦ si le pegu¨¦ o estuve a punto. La mueca del dolor es terrible cuando es verdad y hay que dejar a la gente que la saque¡±, relat¨® en una entrevista con este peri¨®dico.
La semana pasada volvi¨® a ocurrir. Supo que deb¨ªa enfrentarse a un linfoma y se derrumb¨®, sufri¨® un ataque de p¨¢nico. Ahora, ya m¨¢s reposada la noticia, se arrepiente de ese momento de descontrol en el que cay¨®, impropio de quien se sabe carne de espect¨¢culo. Concha Velasco tiene ante s¨ª otro obst¨¢culo a superar y est¨¢ convenci da de que lo va a conseguir, ella que se ha curtido en mil batallas: artista con un padre militar, madre soltera, roja en la Espa?a de Franco¡ y despechada y arruinada por un marido del que se acab¨® divorciando, pero al que todav¨ªa sigue recordando con cari?o a?os despu¨¦s de su muerte.
Hace cuatro a?os, Concha llev¨® al teatro La vida por delante y ella, que lo cuenta casi todo, asegur¨® que estaba ordenando sus cosas. Acababa de cumplir 70 a?os, pensaba en jubilarse y echaba cuentas. Tras 52 a?os de profesi¨®n, con un centenar de pel¨ªculas, obras de teatro de gran ¨¦xito y personaje habitual de las televisiones, su cuenta corriente deb¨ªa de estar bastante saneada. Pero no. Ella lo explic¨® cuando se separ¨® de Paco Mars¨®. Incluso antes dio algunas pistas, como cuando el matrimonio se vio obligado a desprenderse de su chal¨¦ en la urbanizaci¨®n madrile?a de La Moraleja, el sue?o de su vida, por la mala administraci¨®n de su marido.
Hija de militar, madre soltera, roja en la Espa?a de Franco, a la actriz nada le ha sido f¨¢cil
No fue la ¨²ltima vez que tuvo que mudarse. Poco despu¨¦s tuvo que echar mano de su plan de pensiones para reunir 50.000 euros y evitar quedarse en la calle tras recibir una notificaci¨®n de embargo. Ahora vive en un piso peque?o en el barrio madrile?o de Sanchinarro, sola y llena de recuerdos, pero cerca de sus hijos Manuel y Paco. En esa casa se ha atrincherado estos d¨ªas intentando digerir la noticia de que el c¨¢ncer ha llamado a su puerta. Para ello cuenta con el apoyo no solo de los suyos, sino de decenas de amigos, compa?eros y admiradores. En las ¨²ltimas horas no deja de recibir mensajes de apoyo. ¡°Son tantos que no quiero destacar ninguno. Estoy abrumada por tantas llamadas e impresionada por el cari?o de la gente¡±, narra.
Nervios de c¨®mica
Concha Velasco desvel¨® su estado de ¨¢nimo antes de recibir el Goya de honor de la Academia de Cine en enero de 2013. "Los nervios son siempre necesarios. No se f¨ªen de esa gente que dice estar siempre tranquila", asegur¨®. "No hay nada que me guste m¨¢s que estar en un escenario y con un premio Goya. Era el que me faltaba". Ella que dice que comenz¨® a trabajar "antes de que Franco fuera sargento".
Concha siempre se ha agarrado a la vida, pero sorprende repasar la cantidad de veces que ha hablado de la muerte. Hace tiempo cont¨® que tiene apartados 6.000 euros para su funeral y que ya ha dado instrucciones de c¨®mo debe desarrollarse. ¡°Todos nos vamos a morir, pero a m¨ª me cuesta mucho admitirlo. Uno de mis mayores motivos de angustia, con seis o siete a?os, era pensar en que cuando fuera vieja me ten¨ªa que morir¡±. Tambi¨¦n habl¨® de la soledad: ¡°Me educo para estar sola, y una vez que lo haces, te educas para morir¡±.
Pero la luchadora se halla de nuevo preparada para la batalla. En unos d¨ªas entrar¨¢ otra vez en el quir¨®fano ¡ªla tercera operaci¨®n desde abril¡ª para un asunto m¨¢s grave que su apendicitis. Y luego comenzar¨¢ con las sesiones de quimio. Ya est¨¢ pensando qu¨¦ pa?uelo se pondr¨¢, un rasgo m¨¢s de su coqueter¨ªa.
Estos d¨ªas mantiene a ratos la sonrisa gracias a su nieto. La foto del peque?o vestido de jugador del Real Madrid le acompa?a siempre en los camerinos, como el diario que comenz¨® a escribir cuando era jovencita siguiendo el ejemplo de su madre, esa a quien dijo: ¡°Mam¨¢, quiero ser artista¡±. Toda una declaraci¨®n en una familia vallisoletana con un padre militar para quien los c¨®micos no estaban muy bien vistos.
Concha actu¨® en La Granja ante Franco porque era ¡°todo un honor¡±. ¡°Luego madur¨¦ y evolucion¨¦, tal como iba evolucionando mi pa¨ªs, y cuando lleg¨® la democracia opt¨¦ por el socialismo¡±, recuerda. Siempre combativa, lo fue cuando hubo que defender los derechos de su profesi¨®n y tambi¨¦n cuando se la requiri¨® para hacer campa?a electoral con el PSOE.
El diario que escribe Concha se llena de letras, sobre todo cuando los problemas acechan. As¨ª que estos d¨ªas seguro que est¨¢ m¨¢s activo que nunca. Eso s¨ª, hace tiempo que orden¨® que sea destruido cuando ella falte. Tambi¨¦n tiene cerca ahora un ordenador. Ha llegado al mundo de Internet ante la insistencia de sus hijos. Y consultando su tableta ha visto la repercusi¨®n del anuncio de su enfermedad, realizado v¨ªa exclusiva remunerada en ?Hola! La c¨®mica ha querido hacer una aparici¨®n cuidada en las formas y en la est¨¦tica ¡ªcon un nuevo corte de pelo y nuevo tono¡ª, antes de desmaquillarse los labios para entrar en el quir¨®fano. Eso s¨ª, previamente ha anotado en su diario que el pr¨®ximo mes de septiembre volver¨¢ a los escenarios, siempre que su Dios as¨ª lo quiera.
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