El consenso y la reforma constitucional
Si la Carta Magna no se modifica es porque el PP no quiere
La Constituci¨®n no puede ser reformada sin consenso. Varios dirigentes del PP aducen este argumento, desde hace ya meses, cuando se les sugiere que tal vez una reforma constitucional podr¨ªa ser una salida, interesante para todas las partes implicadas, a la actual crisis territorial. As¨ª lo dijo el propio Rajoy en el debate del pasado 8 de abril en el Congreso y Cospedal lo viene diciendo desde hace ya meses. Es cierto que parece aventurado ¡ªen realidad es formalmente imposible¡ª intentar una reforma de la parte dura de la Constituci¨®n sin un amplio consenso, pero al decir esto el PP no aporta nada que no sepamos ni que no est¨¦ ya escrito en la Constituci¨®n, es decir, el procedimiento de reforma es muy exigente en lo que se refiere a las mayor¨ªas requeridas. Desde este punto de vista, las declaraciones de los dirigentes del PP son triviales y poco informativas: nos basta con leer la Constituci¨®n para saber que as¨ª est¨¢n las cosas.
Pero en realidad este tipo de declaraciones no son tan banales como aparentan. Cuando Rajoy o Cospedal dicen que ¡°no hay consenso¡± para la reforma de la Constituci¨®n quieren dar a entender que se trata de un hecho que poco o nada tiene que ver con ellos. Su objetivo es simplemente describir una realidad que ¡ªparecen sostener¡ª les es ajena: no existe el grado suficiente de acuerdo para iniciar un proceso de reforma, ¡°la voluntad de los espa?oles¡± no pasa por una reforma constitucional. Intentan decir algo as¨ª como ¡°mirad, en realidad ¨¦ste no es necesariamente nuestro sentir; nosotros nos limitamos a transmitir la voluntad del pueblo espa?ol¡±. De esta forma, renuncian a responsabilizarse por el momento de la par¨¢lisis que se vive y hacen como si la falta de consenso fuera algo que ocurriera en un universo paralelo en el que ellos no viven.
Sin embargo, esto es meridianamente falso. Cuando una de las partes necesarias para la reforma, como lo es el PP, dice que no hay consenso est¨¢ llevando a cabo un acto constitutivo: no existe consenso precisamente porque ellos afirman que no hay consenso. Es como si alguien en el altar, cuando le preguntan si quiere casarse, respondiera ¡°no¡± e intentara hacer creer que es el p¨²blico asistente el que no quiere que tenga lugar el matrimonio. No hay matrimonio porque esa persona dice que no quiere casarse, y por ninguna otra raz¨®n; y no hay reforma de la Constituci¨®n porque el PP dice que no hay reforma de la Constituci¨®n. Ergo: es precisamente porque el PP dice que no quiere la reforma de la Constituci¨®n que no hay consenso, y no viceversa, como sugieren Rajoy y Cospedal.
No son novedad las trampas argumentativas en el discurso de algunos pol¨ªticos, as¨ª como tampoco es noticia el cinismo con el que tratan a la ciudadan¨ªa. Pongo un ejemplo reciente de ello que, seg¨²n algunos, se encuentra en la g¨¦nesis de la actual crisis territorial. El PP impuls¨® por toda Espa?a una campa?a de recogida de firmas contra la reforma del Estatut de 2006. Al parecer, era el pueblo espa?ol el que ped¨ªa a gritos una campa?a de este tipo. El PP se limit¨® a poner los medios para que el pueblo espa?ol pudiera expresar su malestar. Aun admitiendo que parte de la ciudadan¨ªa espa?ola estuviera molesta por ese proceso, no cabe duda de que al poner en marcha esa campa?a de recogida de firmas ese malestar se multiplic¨®, y no s¨®lo eso, sino que, al intervenir el PP, ese discurso se legitim¨® institucionalmente. No estoy criticando exactamente la campa?a del PP, que formaba parte de sus opciones ¡ªaunque en mi opini¨®n fue totalmente irresponsable al atizar el fuego del sentimiento identitario y, de esta manera, la confrontaci¨®n entre territorios¡ª, s¨®lo quiero hacer notar que eso que el PP llama ¡°la voluntad de los espa?oles¡± est¨¢ moldeada por sus intervenciones en la arena p¨²blica. ¡°La voluntad de los espa?oles¡± es la que es en buena medida porque el PP proporciona ideas concretas y mensajes determinados a la ciudadan¨ªa. Por otra parte, esto no es exclusivo del PP. Todos los partidos influyen, o al menos lo intentan, en el ideario pol¨ªtico de la ciudadan¨ªa. Lo peculiar del PP, al menos en el asunto de reforma de la Constituci¨®n, es que hagan pasar su posici¨®n por algo que les es ajeno.
"La voluntad de los espa?oles" es la que es en buena medida porque el PP proporciona mensajes concretos a la ciudadan¨ªa
Ser¨ªa oportuno que Rajoy o Cospedal, cuando abordan esta cuesti¨®n, entonaran de manera di¨¢fana su posici¨®n: ¡°No va a haber reforma de la Constituci¨®n porque nosotros no queremos que la haya; ¨¦sta, y no otra, es la raz¨®n por la que no hay consenso¡±. No se ve por qu¨¦ no deber¨ªan hacerlo, ya que ¨¦sta es una posici¨®n tan leg¨ªtima como cualquier otra. En mi opini¨®n, se trata de una posici¨®n suicida, pero como tal pol¨ªticamente leg¨ªtima. El problema, en todo caso, es que el nefasto inmovilismo de Rajoy, adem¨¢s de suicida para sus propios intereses, puede arrastrarnos a todos hacia un lugar del que sea dif¨ªcil salir sin rasgu?os.
Pau Luque es investigador en Filosof¨ªa del derecho en la Universidad Federico II de N¨¢poles
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