Dimisiones

Enrique L¨®pez, magistrado del Constitucional hasta hace pocos d¨ªas, ha sido v¨ªctima de s¨ª mismo, cuando le han pillado a las 7.30, borracho y sin casco, a bordo de una moto de gran cilindrada. ?l mismo ha sabido que se ten¨ªa que marchar del cargo, por mucho que intentara esgrimir que hab¨ªa razones personales que explicaban los hechos, pero que no ven¨ªan al caso. Y es que lo peor no ha sido que pusiera en riesgo su seguridad y la de otros, sino tener que explicar en casa qu¨¦ le hab¨ªa llevado a esa situaci¨®n. Lo otro, lo de la seguridad vial, todav¨ªa est¨¢ muy comprendido en nuestro pa¨ªs. ?Qui¨¦n no se ha tomado unas copas y ha conducido despu¨¦s diciendo que borracho ten¨ªa mucho m¨¢s cuidado?

Lo de Rafael Blasco, exconseller de la Generalitat valenciana, entra mejor en la categor¨ªa de lo imposible de compartir: organiz¨® una trama para saquear fondos de cooperaci¨®n. Unos cuantos nicarag¨¹enses se quedaron sin casa para que ¨¦l tuviera un chal¨¦ mejor. Pero Blasco no parece haberse arrepentido, aunque rob¨® el dinero de cooperaci¨®n para enriquecerse. Los jueces han estimado que no hab¨ªa que castigarle en demas¨ªa por eso, porque no hab¨ªa nada oscuro detr¨¢s de su acci¨®n. Si Blasco re¨²ne la para ¨¦l rid¨ªcula cifra de 200.000 euros, no entrar¨¢ en prisi¨®n.

Todo apunta a que Blasco ha cometido un crimen monstruoso. Y le dejan en libertad.

Enrique L¨®pez nos ha ahorrado una verg¨¹enza similar. Gracias, se?or¨ªa.

La moraleja en todo caso, es que cuando se ha cometido una fechor¨ªa, se cuente la verdad, porque a veces te creen y porque la verdad puede ser menos grave que lo que se llega a imaginar.

¡ª?De d¨®nde vienes a estas horas, cari?o?

¡ªDe cazar unicornios.

Y ya est¨¢.