Las princesas saud¨ªes cautivas piden auxilio por Internet
Dos de las hijas del rey saud¨ª cuelgan un v¨ªdeo en la Red Piden a las organizaciones de derechos humanos que las saquen de su encierro
Sahar y Jawaher Bint Abdal¨¢ al Saud, dos de las cuatro hijas del rey saud¨ª que hace tres meses denunciaron que su padre las tiene encerradas desde 2001, han colgado un v¨ªdeo en YouTube en el que piden a ¡°las organizaciones de derechos humanos, la ONU y la Cruz Roja¡± que se pronuncien sobre su caso. Desde marzo, no han vuelto a tener acceso a alimentos frescos ni agua embotellada y se est¨¢n quedando sin provisiones. ¡°No esperen a que nos ocurra algo irremediable a alguna de nosotras¡±, implora Jawaher en la grabaci¨®n, en el que ambas aparecen claramente demacradas.
Sahar, la mayor, de 42 a?os, cubierta con un pa?uelo verde de dibujos geom¨¦tricos, atribuye la responsabilidad de su situaci¨®n a su familia. ¡°El rey y nuestros medio hermanos Mutaib y Abdulaziz nos mantienen cautivas desde hace m¨¢s de una d¨¦cada y nos est¨¢n dejando morir de hambre ante la mirada impasible del mundo¡±, afirma. A su lado, Jawaher, la menor, de 38 a?os, la interrumpe para insistir en que no se trata de ¡°un asunto familiar¡± como pretenden los responsables saud¨ªes, sino de un delito. Las otras dos hermanas, Maha, de 41, y Hala, de 39, est¨¢n recluidas en otro lugar, sin que se tenga noticias de c¨®mo se encuentran.
¡°Parece que la ONU, la Cruz Roja y otras organizaciones de derechos humanos necesitan que se les recuerden sus responsabilidades¡±, escriben en un email firmado por las dos hermanas en el que piden que se les ayude a difundir su v¨ªdeo. Quieren que esas instituciones hagan ¡°una declaraci¨®n p¨²blica¡± sobre su caso, en lugar de limitarse a decirles en privado que est¨¢n ¡°trabajando en ello y que han enviado cartas¡± al Gobierno saud¨ª. ¡°Tienen que venir a esta casa para ver este crimen y liberarnos de inmediato¡±, suplica Jawaher.
Seg¨²n Sahar, la Cruz Roja ha escrito a la Media Luna Saud¨ª para que intervenga, pero no ha obtenido respuesta. ¡°C¨®mo va a obtenerla si el presidente de la Media Luna Saud¨ª es nuestro medio hermano Faisal Bin Abdal¨¢?¡±, apunta la princesa.
Las mujeres no dan cr¨¦dito a la falta de reacci¨®n internacional a su situaci¨®n. Ni sus llamadas de auxilio a trav¨¦s de la prensa internacional (en la saud¨ª el caso no se menciona), ni las convocatorias semanales que su madre, Alanoud al Fayez, organiza ante la Embajada de Arabia Saud¨ª en Londres, han tenido ning¨²n efecto. Al contrario, desde que Alanoud decidiera hacer p¨²blico el encierro de sus cuatro hijas, la situaci¨®n de Sahar y Jawaher ha empeorado significativamente.
Dos d¨ªas despu¨¦s de que esta corresponsal intentara visitarlas en el deteriorado caser¨®n que ocupan dentro del recinto palaciego de Al Murjan, en Yeddah, sus guardianes cancelaron la salida vigilada que cada dos meses les permit¨ªan a un supermercado cercano para comprar alimentos y otras provisiones. Seg¨²n cuentan en el v¨ªdeo, sobreviven a base de latas caducadas y destilan agua de mar. Pero la situaci¨®n es insostenible. El litro y medio de agua que logran al d¨ªa resulta insuficiente para ambas y los dos perros y el gato que les hacen compa?¨ªa.
¡°La harina tiene ¨¢caros¡±, declara Sahar. Adem¨¢s, Jawaher necesita medicaci¨®n para tratar el asma que padece. ¡°Nos est¨¢n dejando morir de hambre¡±, insiste. La princesa tambi¨¦n aborda la contradicci¨®n que supone que sigan teniendo acceso a Internet y lo atribuye a un intento de desacreditarlas.
¡°No vamos a parar hasta que logremos salir de esta casa¡±, apunta por su parte Jawaher.
Que un padre o un marido encierren a sus hijas o esposas no es inusual en Arabia Saud¨ª. Bajo la ley saud¨ª, el padre, el marido o el hermano tienen todo el poder de decisi¨®n sobre las mujeres. Sorprende sin embargo que eso ocurra en el seno de la familia real. Sus miembros tienen los medios para saltarse las anacr¨®nicas normas sociales que imponen los m¨¢s retr¨®grados, y son por lo general bastante cosmopolitas.
No est¨¢ claro qu¨¦ ha motivado el terrible castigo paterno. ¡°Mis hijas no han hecho nada que las otras hijas [del rey] no hayan hecho¡±, me asegur¨® Alanoud cuando la entrevist¨¦ en marzo. En conversaciones posteriores, Sahar lo atribuy¨® al hecho de que hablaran con franqueza a su padre sobre los problemas que ve¨ªan, algo que no gustaba a sus medio hermanos. En concreto, se refiri¨® a que Hala, la tercera de las hermanas, descubri¨® mientras hac¨ªa pr¨¢cticas como psic¨®loga en el Hospital Militar que ¡°ingresaban a presos pol¨ªticos en el ¨¢rea de psiquiatr¨ªa, donde les administraban alucin¨®genos¡±.
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