Preguntas para los socialistas
El ¨²nico criterio que resiste el desgaste del tiempo para definir a la izquierda es la igualdad
La primera pregunta que deber¨ªan hacerse los candidatos a la secretar¨ªa general del PSOE es si la desastrosa situaci¨®n en la que se encuentran es consecuencia exclusiva de la crisis econ¨®mica o si existen otras causas, sin cuyo reconocimiento no ser¨¢ posible recuperar su papel central en la pol¨ªtica espa?ola.
Si existen otras causas, derivadas del control absoluto de la organizaci¨®n que ejerci¨® Rodr¨ªguez Zapatero, pero tambi¨¦n de una err¨®nea respuesta a la formidable derrota de 2011, deber¨ªan exponerlas con claridad. Nadie necesita una autoflagelaci¨®n, pero s¨ª una cierta limpieza de diagn¨®stico respecto a lo ocurrido en Catalu?a con el tripartito, el deterioro institucional registrado en ese periodo o el menoscabo de la posici¨®n espa?ola en la Uni¨®n Europea; am¨¦n, claro est¨¢, del apresurado giro en la pol¨ªtica econ¨®mica, aunque ¨¦se puede ser el ¨²nico que se explique por la crisis exterior.
Los socialistas necesitan recuperar fiabilidad y para eso necesitan un discurso alternativo al del PP y que lo diga alguien que tenga un cr¨¦dito creciente. Un discurso que se pueda explicar en 30 minutos y que se asiente en unas pocas bases firmes, comprensibles por los ciudadanos. No se trata necesariamente de un discurso radicalizado, sino diferenciado del discurso popular. Para eso no es imprescindible un pronunciado giro a la izquierda, porque quien se ha movido, y mucho, hacia la derecha ha sido el Partido Popular, hasta casi dejar desbaratado el Estado.
Lo que es imprescindible es una clara diferenciaci¨®n, de manera que los ciudadanos perciban una alternativa cre¨ªble. La socialdemocracia, en Espa?a y en Europa, est¨¢ en un periodo de gran desorientaci¨®n respecto a las singularidades de su programa econ¨®mico, pero no parece discutible que para que sea atractiva necesita recuperar pol¨ªticas considerablemente m¨¢s redistributivas. Como escribi¨® Norberto Bobbio, ¡°el ¨²nico criterio que resiste el desgaste del tiempo para definir a la izquierda es la igualdad¡±, m¨¢s a¨²n en una ¨¦poca caracterizada por el aumento brutal de esas desigualdades.
No es imprescindible un pronunciado giro a la izquierda, porque quien se ha movido hacia la derecha ha sido el PP
Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall explic¨® que, en su relaci¨®n con los partidos, los ciudadanos procesan pocos datos: el tipo de l¨ªder, la organizaci¨®n interna de la formaci¨®n, si el programa electoral es atractivo y el historial de sus pol¨ªticas. Es probable que la p¨¦sima nota que obtienen los grandes partidos responda no solo a sus fallidas respuestas a las necesidades de los ciudadanos, o las pr¨¢cticas de corrupci¨®n, sino tambi¨¦n a que existe una relaci¨®n entre esas pol¨ªticas y la propia organizaci¨®n de las formaciones, convertidas en piezas ajenas a la sociedad.
El partido socialista inicia en pocos d¨ªas una etapa que puede ser interpretada, desesperanzadamente, como una nueva lucha de poder. Pero tambi¨¦n, en sentido contrario, como un virtuoso y real intento de transformar su organizaci¨®n, democratizando su funcionamiento: por primera vez en la historia, un partido tradicional pide el voto directo de los militantes para elegir al secretario general y primarias abiertas para elegir al candidato presidencial. Un proceso semejante podr¨ªa desembocar en un caos, pero tambi¨¦n en una direcci¨®n nueva y s¨®lida, en condiciones para preguntarse cu¨¢les son las necesidades que tienen los ciudadanos y las instituciones espa?olas y c¨®mo afrontarlas.
Es bueno recordar que la gran mayor¨ªa de esas necesidades no precisan una reforma constitucional. No hace falta para atajar la pobreza infantil o para combatir el arsenal de nuevas medidas contra el ejercicio de libertades (m¨¢s de veinte personas han sido condenadas ?a tres a?os de c¨¢rcel! por actividades en piquetes en defensa de huelgas). Tampoco es necesaria para presionar sobre la UE y su respuesta, marcadamente liberal, a la crisis.
Para lo que s¨ª es imprescindible esa reforma constitucional es para atajar el desaf¨ªo independentista de una parte de Catalu?a. Y para eso, haya pesado o no en su cabeza, la decisi¨®n de Susana D¨ªaz de no optar a la direcci¨®n del PSOE abre el camino. Cualquier propuesta de cambio constitucional que incluya la diferenciaci¨®n de Catalu?a solo podr¨¢ salir adelante con el apoyo de Andaluc¨ªa y de un Gobierno de la Junta capaz de garantizar ante el resto de Espa?a que esa singularidad catalana no implica una quiebra de la solidaridad interterritorial.
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