As¨ª suenan las canciones de los pa¨ªses que esperan perder el Mundial
Una canci¨®n que se burla de la selecci¨®n inglesa ha llegado al 'top 10' de ese pa¨ªs y la de Argentina ha sido un ¨¦xito viral
?¡°Gran Breta?a, Gran Breta?a, Gran Breta?a, un lugar delicioso para vivir; ganador de una Copa del Mundo en 1966, que un perro llamado Pepinillo tuvo que rescatar porque alguien la hab¨ªa robado¡¡±.
No es el arranque de la serie sat¨ªrica Little Britain en un cap¨ªtulo dedicado a lo muy en serio, y tambi¨¦n en lo muy a broma, que se toma Gran Breta?a ¨Csobre todo Inglaterra¨C esto del f¨²tbol. Es algo real. Algo que resalta c¨®mo humor, balompi¨¦ y m¨²sica pop suelen estar unidos, como demuestra el ¨¦xito en ese pa¨ªs de dos himnos no oficiales del Mundial de Brasil. Uno es del recientemente fallecido Rik Mayall y acaba de llegar al top 10 de lo m¨¢s escuchado all¨ª. El otro, de los Monty Python. Ambos son un ejemplo perfecto de una forma de entender la pasi¨®n que despierta el f¨²tbol.
Reino Unido es ese lugar en el que su mejor jugador, George Best, no jug¨® ni una sola competici¨®n por selecciones y afirm¨® aquello de: ¡°Gast¨¦ un mont¨®n de dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto simplemente lo malgast¨¦¡±. E Inglaterra, esa selecci¨®n que le pidi¨® en 1990 el himno oficial a la banda New Order y casi tiene tragarse algo titulado: ¡°E is for England¡± (la federaci¨®n reaccion¨® a tiempo y lo cambi¨® por World in Motion, porque la referencia al ¨¦xtasis era demasiado evidente). Una selecci¨®n que, veinte a?os m¨¢s tarde, emple¨® precisamente a los protagonistas de Little Britain para uno de sus v¨ªdeos promocionales.
Y esta vez no iba a ser menos. El pa¨ªs de los Beatles y de Chesterton, de los Rolling Stones y de Wodehouse, esa arcadia de la literatura c¨®mica y la m¨²sica pop que en los estadios canta temas de los Proclaimers y de Gerry and the Peacemakers, este a?o no cuenta con un himno oficial (rechaz¨® emplear Greatest day, de Take That). Pero no le faltan los himnos extraoficiales y, dado el reciente historial de derrotas de la que fue la cuna del f¨²bol, ir¨®nicas.
La gracia de todos estos himnos es que servir¨¢n incluso cuando (presuntamente) hayan ca¨ªdo eliminados. Es el caso de la versi¨®n de Always look on the bright side of life, entonada en La vida de Brian y ya rescatada en una de las ceremonias de los Juegos Ol¨ªmpicos: se preve el fiasco (la profec¨ªa ya se confirm¨® con la primera derrota ante Italia) y se apunta que cuando llegue el Mundial y todos quieran que su equipo gane, Inglaterra ¡°Te decepcionar¨¢, y se escabullir¨¢ de regreso a su ciudad".
No es el ¨²nico antihimno exitoso. La muerte de Rik Mayall, conocido por encarnar a un anarquista malcarado en la serie de culto de los ochenta Los j¨®venes, ha propiciado el rescate de su canci¨®n Noble England, que compuso para el Mundial de Sur¨¢frica. Entonces fracas¨® estrepitosamente, pero su muerte hace una semana ha provocado una campa?a en internet que ha aupado su tema al Top 10 de singles y al n¨²mero 3 en el iTunes brit¨¢nico. Con versos tomados a Henry V, el actor quiso unir dos grandes tradiciones de su pa¨ªs: ¡°Los c¨¢nticos de f¨²tbol y Shakespeare¡±. Se present¨® como el hijo predilecto de Britannia y San Jorge. Esta justicia po¨¦tica y p¨®stuma se la debe a Jon Morter, la mente detr¨¢s de campa?as similares, como la que consigui¨®, gracias al ruido en redes sociales, que Rage Against the Machine se impusiera en las listas al ganador del concurso X Factor en las Navidades de 2009.
Incluso Argentina, otro enemigo hist¨®rico, tradicionalmente seguro de sus posibilidades, ha seguido una senda similar, lanzando una pieza no oficial que bromea con la ret¨®rica megal¨®mana y triunfalista de los v¨ªdeos promocionales, en el que les piden llegar al quinto partido para no parecerse a M¨¦xico: "A ustedes les queremos decir lo que sentimos de verdad, lo que nos quema el coraz¨®n: A ver si ganan algo, manga de pendejos millonarios que hace cinco Mundiales no pasan de cuartos de final".
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