Tarea conciliadora
El presidente de Colombia logra otro mandato pero gobernar¨¢ un pa¨ªs m¨¢s polarizado
Con la reelecci¨®n obtenida el pasado domingo, Juan Manuel Santos seguir¨¢ al frente de una Colombia m¨¢s dividida que hace cuatro a?os. Una de sus tareas ser¨¢ reconciliar el pa¨ªs tras haber recibido el respaldo en las urnas a su gran proyecto: acabar con el conflicto m¨¢s antiguo de Am¨¦rica Latina mediante las conversaciones con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Santos, al frente del Partido de la U, ha peleado hasta el ¨²ltimo instante en una dur¨ªsima campa?a. Derrotado en primera vuelta por Iv¨¢n Zuluaga, el candidato impulsado por ?lvaro Uribe ¡ªpredecesor en la presidencia y mentor pol¨ªtico de Santos, pero radicalmente contrario a la negociaci¨®n que se celebra con la guerrilla en La Habana¡ª, ha obtenido el 50,9% de los votos: proyecto aprobado, pero sin respaldo masivo. La sociedad colombiana ha mostrado durante estas semanas sus divisiones y dudas ante aspectos importantes de la negociaci¨®n con la guerrilla tales como la desmovilizaci¨®n definitiva, las posibles amnist¨ªas a los miembros de las FARC o las compensaciones a sus v¨ªctimas.
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El uribismo unificado bajo la bandera de Zuluaga no ha logrado desplazar a Santos de la jefatura del Estado, aunque los siete millones de sufragios obtenidos otorgan al Centro Democr¨¢tico un margen m¨¢s que suficiente como para ejercer de oposici¨®n con aspiraciones reales a medio plazo. Una de las grandes diferencias entre las dos candidaturas era c¨®mo acabar con un conflicto que agoniza pero que dura ya medio siglo, y Zuluaga reclam¨® anoche ¡°una paz negociada con condiciones¡±.
Santos debe ahora lograr, tras la legitimaci¨®n de los votos, que esas negociaciones lleguen a buen puerto, pero tendr¨¢ que tomar nota del recelo y la oposici¨®n que despierta en la mitad de la sociedad colombiana. A esos ciudadanos, y a otros que le han apoyado en la segunda vuelta, les preocupa adem¨¢s la inseguridad y la delincuencia; y que no se note en la vida diaria el efecto de las excelentes cifras macroecon¨®micas, con un crecimiento superior al 4%.
El presidente ha asegurado que no hay espacio para el revanchismo tras la victoria y que la paz es una oportunidad para realizar ¡°profundas reformas¡±. El resultado del domingo aconseja que haga realidad sus palabras para cerrar las brechas abiertas y que no espere a concluir la negociaci¨®n para impulsar esas reformas.
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