Reformar a medias
Es positivo que Rajoy admita la necesidad de cambios, pero este no es un plan de regeneraci¨®n
Bienvenido sea el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al c¨ªrculo de los que constatan el deterioro del cr¨¦dito de las instituciones y la necesidad de mejorar la calidad de la democracia en Espa?a. Nunca se hab¨ªa escuchado, al m¨¢ximo nivel del partido en el Gobierno, un reconocimiento del malestar ciudadano con la pol¨ªtica como el que se deduce de la intervenci¨®n de Rajoy ante la c¨²pula de su partido el lunes pasado.
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Sin duda hay que poner fin al exceso de personas con derecho a fuero judicial espec¨ªfico, uno de los aspectos evocados por el presidente Rajoy. La acumulaci¨®n de excepciones a la regla general del ¡°juez ordinario predeterminado por la ley¡± ha llevado a que en torno a 7.500 jueces y fiscales est¨¦n aforados por cuestiones relacionadas con sus funciones, y que tambi¨¦n tengan derecho a fuero casi 2.000 personas m¨¢s, entre altos cargos y parlamentarios estatales, y altos cargos y parlamentarios auton¨®micos. Pero modificar las situaciones que afectan a esos colectivos supondr¨ªa alterar numerosas leyes, lo cual excluye un arreglo r¨¢pido en cuesti¨®n de meses.
Todo programa de regeneraci¨®n quedar¨¢ cojo si no se aborda el problema capital de la respuesta de las instituciones ante los casos de corrupci¨®n pol¨ªtica y de los controles necesarios en la financiaci¨®n de los partidos. Rajoy ya anunci¨® cambios legislativos en esa materia hace a?o y medio, pero las medidas languidecen en el Congreso. De ah¨ª la duda de si estamos ante el en¨¦simo efecto-anuncio o si esta vez existe un verdadero plan.
Lo que se entiende menos, en ese contexto, es la inclusi¨®n de una medida como la elecci¨®n directa de alcaldes por los ciudadanos. Es muy discutible que el modo de elecci¨®n de los regidores municipales tenga que ver con la regeneraci¨®n de la democracia. M¨¢s bien parece una disposici¨®n preventiva del PP ante la posible p¨¦rdida de apoyos electorales en el a?o pr¨®ximo, que podr¨ªan poner muchas alcald¨ªas en manos de las fuerzas de izquierda en el supuesto de que estas pactasen entre s¨ª. A Rajoy le preocupa lo que llama la victoria de una ¡°coalici¨®n de perdedores¡±, dejando claro cu¨¢l es la mayor de sus inquietudes a corto plazo.
En todo caso, un programa de reformas pol¨ªticas, m¨¢s o menos engalanado con t¨¦rminos como ¡°regeneraci¨®n democr¨¢tica¡±, debe negociarse con los representantes de los ciudadanos ¡ªque tienen su sede en el Parlamento¡ª, como piden otras fuerzas, espec¨ªficamente el PSOE. Ser¨ªa absurdo poner en marcha una iniciativa de reforma pol¨ªtica solo por razones electoralistas, en vez de presentar una verdadera hoja de ruta.
Rajoy parece dispuesto incluso a retirar su veto a tocar la Constituci¨®n, aunque no concreta en qu¨¦ aspectos piensa y lo condiciona a que exista pacto con otras fuerzas. Sin reforma de la Constituci¨®n cualquier prop¨®sito regeneracionista se quedar¨¢ a medio camino, lejos en todo caso de lo que el pa¨ªs necesita.
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