Inmigraci¨®n: hay que pasar a la ofensiva
El sector de la salud exigir¨¢ mucha mano de obra inmigrante en los pr¨®ximos a?os.
Participo en Bruselas en un seminario organizado por el Center for Global Development (CGD), el Proyecto Temper y +Social sobre el impacto de las pol¨ªticas migratorias europeas en el desarrollo. Mi tesis, ya la he contado aqu¨ª en alguna ocasi¨®n, es que el sistema que impera en Europa es tan inmoral como idiota: perjudica los intereses de los pa¨ªses de destino, jibariza los beneficios globales para el desarrollo y amenaza la seguridad y prosperidad de los propios emigrantes. La versi¨®n larga y t¨¦cnica de esta idea esta disponible en el documento que present¨¦ y cuyo borrador est¨¢ abierto a sus comentarios.
Pero la reuni¨®n dio para mucho m¨¢s. Les resumo algunas ideas que me llamaron la atenci¨®n:
- El compromiso de Europa en este ¨¢mbito es mediocre, pero no m¨¢s de lo habitual: Los datos m¨¢s recientes del ?ndice de Compromiso con el Desarrollo que elabora el CGD otorgan a las pol¨ªticas migratorias de Europa una nota de 5¡¯1, lejos del 7 que obtiene en ¡®medio ambiente¡¯ pero por encima del 3¡¯9 de ¡®seguridad¡¯. Buena parte de los pa¨ªses europeos puntuamos por encima de EEUU o Jap¨®n, pero por debajo de Canad¨¢ o Australia. Si consideramos lo que ha ocurrido entre 2003 y 2013, Espa?a alcanza la segunda posici¨®n, gracias al gran volumen de inmigrantes recibidos y a pesar de que los n¨²meros de acogida de refugiados abochornar¨ªan a Corea del Norte.
- Si pensaban que la ayuda al desarrollo puede frenar la inmigraci¨®n, pi¨¦nsenlo de nuevo: Michael Clemens comenz¨® su presentaci¨®n con el gr¨¢fico que les adjunto, y que representa la evoluci¨®n del n¨²mero total de inmigrantes durante las ¨²ltimas d¨¦cadas de acuerdo a su renta per c¨¢pita. La conclusi¨®n que ofrece es doble: el n¨²mero de total de emigrantes no ha hecho m¨¢s que crecer a lo largo del ¨²ltimo medio siglo (y no dejar¨¢ de hacerlo en los pr¨®ximos 30 a?os) y la capacidad de emigrar aumenta a medida que se alcanza un nivel de renta medio, para caer en niveles altos. Dicho de otro modo, la mayor parte de ?frica subsahariana a¨²n no ha empezado a emigrar a los pa¨ªses ricos y la ayuda no evitar¨¢ que lo haga. Pol¨ªticas generosas de cooperaci¨®n o comercio impulsar¨¢n, de hecho, la movilidad en la medida en que estimulen el progreso. En esta entrada de Clemens (un analista l¨²cido e imprescindible) pueden encontrar m¨¢s detalles sobre este tema, del que hablaremos m¨¢s en @3500M.
- Es hora de pasar a la ofensiva: quienes se preocupan por estos asuntos dedican un esfuerzo desproporcionado a la defensa de los derechos fundamentales de los inmigrantes -amenazados cada d¨ªa en lugares como Melilla o los Centros de Internamiento- y justificando lo obvio en una sociedad asustada. Pero nos faltan la creatividad y la iniciativa pol¨ªtica que generar¨¢n el modelo migratorio de un mundo en movimiento. Durante las pocas horas que dur¨® el seminario escuchamos ideas de enorme inter¨¦s, por ejemplo sobre la formaci¨®n de inmigrantes cualificados en el sector de la salud. Como en cualquier otro ¨¢mbito global complejo en el que est¨¢n en juego las opiniones e intereses de varios actores, necesitaremos modelos institucionales y legales infinitamente m¨¢s sofisticados, menos intervencionistas y con mayor capacidad de adaptaci¨®n de los que ahora tenemos. Si es cierto que el nuevo Parlamento Europeo, la posible Comisar¨ªa de Inmigraci¨®n y la Presidencia italianas est¨¢n dispuestos a reconsiderar este modelo, m¨¢s vale que establezcan un list¨®n alto.
- El sector de la cooperaci¨®n sigue completamente ajeno a este debate: con excepci¨®n de su obsesi¨®n por las remesas y las iniciativas de codesarrollo (proyectos con emigrantes retornados), las grandes ONG y agencias oficiales de desarrollo han demostrado un desinter¨¦s casi absoluto con respecto a la movilidad internacional de trabajadores, como si su responsabilidad se evaporase cuando el individuo pobre cruza la frontera de su pa¨ªs. El asunto es llamativo, porque si existe una fuerza que podr¨ªa reducir de manera significativa las desigualdades globales, es precisamente la de las migraciones seguras y abundantes. Comparadas con ellas, la ayuda al desarrollo, la evasi¨®n fiscal y otros temas que ocupan la agenda de las ONG son meros juguetes contra la pobreza. Para ser claros, no creo que tengamos posibilidades serias de ganar esta batalla sin el tipo de movilizaci¨®n social que puso sobre la mesa el lastre de la deuda, la injusticia de las patentes farmac¨¦uticas o la amenaza del cambio clim¨¢tico.
Espa?a, afortunadamente, pisa con cierta fuerza en este ¨¢mbito. El proyecto Temper (que coorganizaba la reuni¨®n) o el Proceso de Rabat reflejan en buena medida la iniciativa de profesionales e instituciones de nuestro pa¨ªs. En vez de cavar m¨¢s hondo en el mismo agujero, el Gobierno har¨ªa bien en tenerlos m¨¢s en cuenta para situar a Espa?a a la cabeza de un debate en el que tanto nos jugamos.
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