Los pedestales vac¨ªos
Europa se enfrenta a la tormenta sin figuras al mando que inspiren confianza
Europa es hoy un paisaje sin figuras, un jard¨ªn jalonado por pedestales vac¨ªos. Los pr¨®ceres han abandonado sus podios y vagan son¨¢mbulos por el verano, sordos al rumor de la multitud. Hace un siglo los l¨ªderes europeos protagonizaron un gran gui?ol que no impidi¨® la carnicer¨ªa de las trincheras, y las actuales ¨¦lites pol¨ªticas y econ¨®micas del continente se enfrascan de nuevo en un ballet ensimismado alrededor de la burocracia bizantina de Bruselas. All¨ª, las ¨²ltimas elecciones se han percibido como un riesgo para el sistema, y no como una expresi¨®n del ¡°Estado del malestar¡± creado por el capitalismo de casino y la corrupci¨®n de la meritocracia. En un planeta cada vez m¨¢s peligroso, donde Estados Unidos desplaza su atenci¨®n a la pugna con la otra superpotencia en el Pac¨ªfico, Rusia recupera su protagonismo energ¨¦tico y militar, y el universo isl¨¢mico acent¨²a su inseguridad convulsa, Europa sigue siendo un reducto de privilegio, aunque crecientemente asediado por riesgos exteriores y craquelado por fracturas internas. Sacudido en su legitimidad representativa, que ha adoptado rasgos autoritarios al hacer opaca la democracia y transparente al ciudadano, y debilitado en su cohesi¨®n territorial, al experimentar el renacimiento de nacionalismos divisivos, el continente se enfrenta a la tormenta sin figuras que inspiren confianza en el puente de mando.<QF>
La mayor parte de los j¨®venes europeos desconoce felizmente el conflicto b¨¦lico, la opresi¨®n pol¨ªtica o la pobreza extrema. Para ellos, la paz, la libertad y la prosperidad vienen de serie, y pocos son plenamente conscientes de la rareza hist¨®rica que supone su disfrute simult¨¢neo. Hace ya casi medio siglo, el contraalmirante Desmond Hoare ¡ªdirector a la saz¨®n de un colegio internacional creado en Gran Breta?a por el pedagogo alem¨¢n Kurt Hahn para estimular el conocimiento mutuo de los j¨®venes de diferentes pa¨ªses¡ª, se dirig¨ªa a los que ¨¦ramos sus alumnos con un ritornelo rutinario: ¡°Cuando ustedes tengan su guerra...¡±. Afortunadamente, no la hemos tenido, pero cada generaci¨®n la hab¨ªa sufrido hasta entonces, y los de mi edad que no hemos pasado por esa prueba somos conscientes de nuestra singularidad. La transici¨®n espa?ola pudo hacerse porque en sus protagonistas estaba a¨²n viva la conciencia de la Guerra Civil, pero hoy a la mayor¨ªa le cuesta reconocer que la paz no es gratuita ni est¨¢ asegurada, como no lo est¨¢n la libertad o la prosperidad. En Europa, la seguridad ha sido suministrada por una gobernanza militar estadounidense menos alerta que anta?o, la libertad se ha incardinado en democracias liberales crecientemente desnaturalizadas, y?la prosperidad ha provenido de unos mercados cada vez m¨¢s fr¨¢giles.
Merkel merece reconocimiento por su labor en favor de la cohesi¨®n europea
Esta situaci¨®n movediza de mudanzas sociales, transformaciones econ¨®mico-financieras y sismos geopol¨ªticos debilita la red de solidaridad europea, haciendo m¨¢s vulnerable a cada uno de los miembros de la Uni¨®n, que exacerban sus rasgos distintivos e intereses propios al tiempo que asisten a la eclosi¨®n de naciones con aspiraciones estatales, dibuj¨¢ndose en el horizonte una balcanizaci¨®n del continente que contradice su proceso integrador. Fran?ois Mitterrand se despidi¨® en 1995 ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo con un discurso cautelar del que recordamos la frase que acu?¨® como testamento pol¨ªtico, ¡°le nationalisme, c¡¯est la guerre¡±, advirtiendo de que ¡°la guerra no es s¨®lo el pasado, puede ser tambi¨¦n nuestro futuro¡±, y enaltece a Angela Merkel el haber reiterado esta advertencia en fecha tan cercana como 2013, con ocasi¨®n de una solemne visita al El¨ªseo. Pese a su impopularidad en algunos pa¨ªses de la franja mediterr¨¢nea ¡ªdonde se ha llegado a la afrenta ominosa de representarla con una cruz gamada¡ª, la canciller es uno de los pocos pol¨ªticos del continente que merece reconocimiento, porque su labor en favor de la cohesi¨®n europea, en pugna con el Tribunal Constitucional de Alemania y su propio electorado, la hace merecedora de una gratitud que rara vez se expresa.
Pero su caso es m¨¢s la excepci¨®n que la regla en un panorama poblado por l¨ªderes que no lideran, y que se enfrentan a la crisis de legitimidad de las instituciones, a la crisis demogr¨¢fica y social y a la crisis territorial o nacional ¡ªtres crisis que en nuestro pa¨ªs se agudizan hasta el paroxismo¡ª con declaraciones pasteurizadas o recetas de placebos. En este contexto de par¨¢lisis de la democracia representativa no puede sorprender que surjan movimientos calificados peyorativamente de populistas, pero que acaso pueden describirse mejor como g¨¦rmenes de una democracia performativa, para usar el t¨¦rmino empleado por la soci¨®loga polaca Elzbieta Matynia. Usando como referencia los enunciados performativos del fil¨®sofo del lenguaje J.?L. Austin, esa forma de democracia no aspira a la representaci¨®n, sino la transformaci¨®n de la esfera pol¨ªtica a trav¨¦s de la participaci¨®n ciudadana, algo que ya se produjo en la misma Espa?a en los a?os setenta, en Polonia durante los ochenta o en Sud¨¢frica en los noventa. Capaz de estimular tr¨¢nsitos pac¨ªficos, y caracterizada por el di¨¢logo y el compromiso en el ¨¢mbito p¨²blico, la democracia performativa teorizada por Matynia ¡ªhoy profesora en la New School neoyorquina¡ª es un mensaje de esperanza inspirado por dos fil¨®sofos de la emancipaci¨®n ¡°que conocieron los tiempos m¨¢s oscuros, Hannah Arendt en la Alemania nazi, y Mija¨ªl Bajt¨ªn en la Rusia estalinista¡±.
La actual crisis de la representaci¨®n, manifiesta en la deriva hacia un poder ayuno de im¨¢genes como expresi¨®n figurativa del desvanecimiento de la responsabilidad, ha provocado una agitaci¨®n social que es a la vez riesgo y promesa, y el murmullo de la multitud ha desplazado el carisma hacia los m¨¢rgenes, haciendo m¨¢s evidente la ausencia de liderazgo en el n¨²cleo cordial del sistema pol¨ªtico y econ¨®mico. Los pedestales est¨¢n deshabitados, y por el jard¨ªn tard¨ªo deambulan los son¨¢mbulos, pretendiendo vanamente ¡ªcomo Cansinos Assens¡ª ¡°prolongar el est¨ªo, sujet¨¢ndolo por su cola de raso mojado que se irisa y se rasga¡±.
Luis Fern¨¢ndez-Galiano es arquitecto.
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