Las nuevas funciones del viejo mundo
El predominio creciente de China no anula la importancia de la Uni¨®n Europea
El ascenso de China ha planteado muchas cuestiones para Occidente y algunos se han preguntado si est¨¢ destinada a usurpar un papel de direcci¨®n mundial de una Europa en apuros. Como ha dicho un comentarista, ¡°los Gobiernos europeos apenas pueden hacer gran cosa en el Asia oriental, excepto de directores de mercadotecnia de sus empresas nacionales¡±. Al carecer de influencia diplom¨¢tica y militar para causar impresi¨®n en esa regi¨®n, lo mejor es que Europa deje que Estados Unidos cargue con el mayor peso, pero no tiene por qu¨¦ ser as¨ª.
Para Europa, las consecuencias del ascenso de China son trascendentales, comenzando por el traslado del ¡°eje¡± estrat¨¦gico a Asia por parte de Estados Unidos. Despu¨¦s de m¨¢s de 70 a?os como prioridad m¨¢xima de EE UU, Europa est¨¢ empezando a perder su privilegiada posici¨®n para las autoridades americanas. Adem¨¢s, las ventas europeas de productos de tecnolog¨ªa avanzada y de doble uso que complican el papel de Estados Unidos en materia de seguridad han de crear fricciones.
No obstante, las advertencias de que se est¨¢ erosionando la asociaci¨®n atl¨¢ntica son indebidamente alarmantes. Resulta revelador que el Gobierno del presidente de EE UU, Barack Obama, haya sustituido el t¨¦rmino ¡°eje¡±, que entra?a un alejamiento de algo, por ¡°reequilibraci¨®n¡±. Ese cambio refleja un reconocimiento de que el predominio econ¨®mico cada vez mayor de China no anula la importancia de la Uni¨®n Europea, que sigue siendo la mayor entidad econ¨®mica del mundo y un venero principal de innovaci¨®n econ¨®mica, por no hablar de valores como la protecci¨®n de los derechos humanos.
Con esto no quiero decir que el ascenso de Asia no requiera ajustes. Cuando comenz¨® la Revoluci¨®n Industrial, el porcentaje de la econom¨ªa mundial correspondiente a Asia empez¨® a disminuir de m¨¢s del 50% a tan s¨®lo el 20% en 1900. En la segunda mitad de este siglo, se espera que Asia recupere su anterior predominio econ¨®mico ¡ªes decir, que le corresponda el 50% de la producci¨®n mundial¡ª y al tiempo saque de la pobreza a centenares de millones de personas.
Europa debe vigilar y limitar las exportaciones delicadas
Ese cambio de poder ¡ªtal vez el m¨¢s trascendental del siglo XXI¡ª entra?a graves riesgos. Los historiadores advierten con frecuencia que el temor y la incertidumbre creados por el ascenso de nuevas potencias como China puede desencadenar conflictos graves, como el que Europa experiment¨® hace un siglo, cuando Alemania super¨® a Reino Unido en producci¨®n industrial. Con Asia dividida por disputas territoriales y tensiones hist¨®ricas, la de mantener un equilibrio de seguridad estable no ser¨¢ tarea f¨¢cil, pero hay factores que pueden ayudar al respecto.
En el decenio de 1990, cuando el Gobierno del presidente de Estados Unidos Bill Clinton estaba pensando en c¨®mo reaccionar ante la potencia econ¨®mica en aumento de China, algunos lo instaron a adoptar una pol¨ªtica de contenci¨®n. Clinton rechaz¨® esa recomendaci¨®n: habr¨ªa sido imposible forjar una alianza anti China, en vista del perdurable deseo de los vecinos de China de mantener buenas relaciones con ella; m¨¢s importante es que semejante pol¨ªtica habr¨ªa garantizado una enemistad futura con China.
En cambio, Clinton opt¨® por una pol¨ªtica que podr¨ªamos denominar de ¡°integrar y asegurar¡±. Mientras que China fue acogida en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), Estados Unidos reactiv¨® su tratado de seguridad con Jap¨®n.
China no es un Estado revisionista, deseoso de acabar con el orden internacional establecido
Si China aplica un ¡°ascenso pac¨ªfico¡±, sus vecinos se centrar¨¢n en la creaci¨®n de fuertes relaciones econ¨®micas con ella. Si abusa de su poder en la regi¨®n, cosa que, seg¨²n dicen algunos, indican sus recientes acciones en la frontera con la India y en los mares de la China Oriental y Meridional, sus vecinos procurar¨¢n equilibrar su poder, con el respaldo de una presencia naval americana.
?C¨®mo encaja Europa en ese panorama? Para empezar, debe vigilar y limitar las exportaciones delicadas, con el fin de no volver m¨¢s peligrosa la situaci¨®n de seguridad para Estados Unidos. Incluso desde el punto de vista comercial, la estabilidad regional y unas rutas marinas seguras interesan a Europa.
Adem¨¢s, Europa puede contribuir al desarrollo de las normas que moldean la situaci¨®n en materia de seguridad. Por ejemplo, Europa puede desempe?ar un papel importante en el refuerzo de una interpretaci¨®n universal de la Convenci¨®n de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, en lugar de la versi¨®n idiosincr¨¢sica de China, sobre todo en vista de que Estados Unidos a¨²n no ha ratificado ese tratado.
Al contrario de las afirmaciones de algunos analistas, China no es un Estado revisionista, como la Alemania nazi o la Uni¨®n Sovi¨¦tica, deseoso de acabar con el orden internacional establecido. De hecho, no redundar¨ªa en beneficio de China la destrucci¨®n de las instituciones internacionales ¡ªcomo, por ejemplo, las Naciones Unidas, la OMC y el Fondo Monetario Internacional¡ª que han contribuido a facilitar su ascenso. En vista de los destacados papeles que desempe?a Europa en dichas instituciones, puede ayudar a China a conseguir la legitimidad multilateral a la que aspira, a cambio de un comportamiento responsable.
Aunque China no est¨¢ intentando derribar el orden mundial, ahora est¨¢ experimentando una profunda ¡ªy desestabilizadora¡ª transformaci¨®n. Con el aumento de problemas transnacionales, como el cambio clim¨¢tico, el terrorismo, las pandemias y la ciberdelincuencia, provocado por el r¨¢pido progreso tecnol¨®gico y consiguiente cambio social, se est¨¢ esparciendo el poder, pero no entre los Estados, sino entre una gran diversidad de entidades no gubernamentales. Para abordar esas amenazas, har¨¢ falta una amplia cooperaci¨®n internacional, en la que China, Estados Unidos y Europa desempe?ar¨¢n, cada cual, un papel importante.
Por ¨²ltimo, no hay que olvidar la cuesti¨®n de los valores. Europa, junto con Estados Unidos, ya ha opuesto resistencia a las exigencias chinas (y rusas) de una mayor censura en la red Internet, y pa¨ªses europeos como Noruega y Alemania han aceptado golpes econ¨®micos en nombre de los derechos humanos.
Si bien es imposible predecir c¨®mo evolucionar¨¢ la pol¨ªtica china, las experiencias de otros pa¨ªses indican que el cambio pol¨ªtico se produce con frecuencia cuando la renta por habitante alcanza 10.000 d¨®lares, aproximadamente. Si se produce ese cambio, Europa tendr¨¢ la posibilidad de fomentar sus valores b¨¢sicos con una eficacia a¨²n mayor.
Est¨¢ por ver si el inter¨¦s econ¨®mico de China en un orden mundial imparcial basado en el Estado de derecho propiciar¨¢ una mayor protecci¨®n de los derechos individuales. S¨®lo China lo decidir¨¢, pero Europa puede contribuir a ello poderosamente.
Joseph S. Nye, Jr. es profesor en Harvard y autor de The Future of Power (El futuro del poder).
? Project Syndicate, 2014.
Traducido del ingl¨¦s por Carlos Manzano.
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