La reforma fiscal de la abundancia
El Gobierno ha bajado los impuestos como si a las finanzas p¨²blicas les sobrase el dinero. El tramo de ingresos m¨¢s elevados consigue el mayor aumento de renta disponible derivado de la rebaja tributaria
Cualquiera dir¨ªa que la reforma fiscal presentada recientemente es la de un pa¨ªs que acaba de descubrir importantes reservas de gas natural o lleva a?os reduciendo su deuda p¨²blica hasta niveles embarazosamente bajos. ¡°Si nos sobra el dinero, ?por qu¨¦ no devolverlo a los ciudadanos?¡± ser¨ªa el lema de esta id¨ªlica reforma. Pero desgraciadamente la realidad es muy otra. Llevamos siete a?os de una crisis que nos ha hecho perder el 7% de nuestro producto, uno de cada cuatro espa?oles en edad de trabajar est¨¢ en el paro y la deuda p¨²blica, que en 2007 supon¨ªa el 36,1% del PIB, este a?o sobrepasar¨¢ la cota del 100% y seguir¨¢ creciendo. La reforma tambi¨¦n dar¨¢ respuesta a estos problemas, parece decirnos el Gobierno cuando afirma que a ra¨ªz de la rebaja fiscal el PIB aumentar¨¢ un 0,55%. Pero esto lo dice sin alardear, porque naturalmente no est¨¢ seguro de ello. El ¨¦nfasis lo pone en los efectos distributivos de la reforma. Hay dinero para todos; la reforma del IRPF reduce la carga impositiva de todos los contribuyentes y hace el sistema m¨¢s equitativo; habr¨¢ una ¡°mayor rebaja para las rentas medias y bajas¡±. Examinemos pues el efecto de la reforma por niveles de renta y veamos en qu¨¦ medida estamos o no ante la reforma equitativa que sugiere la informaci¨®n oficial.
No disponemos de los datos necesarios para poder simular de forma exacta los cambios propuestos, pero s¨ª hay informaci¨®n suficiente para dar por lo menos una respuesta aproximada, particularmente si dejamos de lado los cambios espec¨ªficos y nos concentramos en los generales: los que interesan a la tarifa, a la reducci¨®n por obtenci¨®n de rendimientos del trabajo (RORT) y a las deducciones por m¨ªnimo personal y familiar (DPF). Estos son los tres elementos clave del IRPF que determinan las consecuencias de la reforma para la gran mayor¨ªa de contribuyentes. Adem¨¢s, aunque no disponemos de datos individuales, s¨ª contamos con una estad¨ªstica p¨²blica proporcionada por la Agencia Tributaria, muy rica en informaci¨®n agregada por tramos de renta y cuyo ¨²ltimo ejercicio liquidado es el correspondiente al a?o 2012.
Hacienda podr¨ªa haber esperado a tiempos mejores para proponer un recorte de ingresos
Para definir las rentas a las que aplicar la reforma, tomamos las rentas del trabajo y del ahorro de los 10 tramos de renta dados por la Agencia, y de la suma ponderada de ambos conceptos derivamos la renta total de nuestros 10 contribuyentes tipo. Para simplificar, ignoramos los tres tramos por debajo de los 6.000 euros de renta (4,2 millones de contribuyentes, un 22% del total) cuya tributaci¨®n efectiva, debido al bajo nivel de renta y a la posibilidad de recuperar lo retenido, es pr¨¢cticamente cero antes y despu¨¦s de la reforma. Esto nos deja con siete contribuyentes tipo que, para facilitar la referencia vamos a llamar A, B, C, D, E, F y G, cuya renta declarada en euros es, respectivamente, 10.057, 16.924, 25.816, 38.749, 74.335, 194.830 y 1.233.772. Cada uno de estos siete tipos representa a un n¨²mero variable de contribuyentes. A representa a 3,7 millones; B, a 5,1 millones; C, a 3,0 millones; D, a 2,7 millones; E, a 548.823; F, a 60.313, y G, a 4.618 contribuyentes. Los siete tipos tambi¨¦n var¨ªan en la proporci¨®n que las rentas del trabajo y del ahorro guardan entre s¨ª. A, B y C apenas tienen un 4% de rentas del ahorro; D tiene un 5,5%; E, un 10,5%; F, un 27,4%, y G, un 53,0%.
La reforma reduce dr¨¢sticamente las tarifas aplicables tanto a las rentas del trabajo como a las del ahorro. Definiendo el cambio como el que va de la situaci¨®n vigente a la propuesta para 2016, en la tarifa del trabajo, los tipos marginales m¨ªnimos bajan del 24,75% al 19%, y los m¨¢ximos del 54% al 45%. En la tarifa del ahorro, los m¨ªnimos bajan del 21% al 19% y los m¨¢ximos del 27% al 23%.
El segundo cambio en importancia es el de las DPF. El m¨ªnimo personal aumenta un 8,6%, la deducci¨®n por hijos un 20,7%, por ascendientes, un 25% y por discapacitados, un 27,6%. El efecto real, sin embargo, es menor debido a que estas deducciones se valoran a la nueva tarifa y?esta es inferior a la antigua. En promedio, el aumento de las DPF es un 11,5%.
El tercer y ¨²ltimo cambio es el de la RORT. La nueva f¨®rmula aumenta la reducci¨®n de A en un 14%, pero elimina la vigente reducci¨®n de 2.652 euros para los seis tipos restantes. Como compensaci¨®n, la propuesta introduce un nuevo gasto deducible de 2.000 euros por otros conceptos, que se ven incrementados por traslado y por discapacidad, pero no, como ocurre ahora, por prolongaci¨®n de la actividad laboral despu¨¦s de los 65 a?os. En su conjunto esto supone que la reducci¨®n efectiva de rentas aumenta un 83% para el tipo A, y disminuye un 19,8% para los dem¨¢s tipos.
De resultas de la reforma todos los contribuyentes pagan menos impuestos. Ah¨ª tiene raz¨®n el Gobierno, pero la rebaja no se produce de manera uniforme. Por orden ascendente de renta y como porcentaje de lo que pagan ahora, la rebaja de impuestos de nuestros siete tipos es la siguiente. A: 100; B: 20,9; C: 12,9; D: 8,4; E: 9,6; F: 9,5, y G: 14,5. Hasta el tipo D la rebaja es menor a medida que la renta crece. Sin embargo, a partir de ese nivel la rebaja crece, primero moderadamente para los tipos E y F, y luego con fuerza para el tipo G. Es decir, a partir del tipo D la rebaja es mayor a medida que la renta crece.
El dinero que deje de pagar el contribuyente no ir¨¢ al consumo y restar¨¢ ahorro p¨²blico
La anterior es la forma en que el Gobierno mide el efecto de la reforma, que equivale a averiguar c¨®mo var¨ªan los impuestos pagados. Esto explica la exagerada rebaja del 100% del tipo A. Este contribuyente pagaba 65 euros antes de la reforma y pagar¨¢ 0 euros despu¨¦s de la misma, pero ello no quiere decir que su situaci¨®n econ¨®mica haya mejorado casi cinco veces m¨¢s que la del tipo B. Otra forma de medir el efecto de la reforma, m¨¢s adecuada para hacer comparaciones entre contribuyentes, es en t¨¦rminos del efecto de la misma sobre la renta disponible (es decir, sobre la renta que queda en nuestros bolsillos despu¨¦s de pagar impuestos). ?En qu¨¦ medida aumenta la renta disponible de nuestros siete tipos a ra¨ªz de la reforma del IRPF? La respuesta, en t¨¦rminos porcentuales, es la siguiente. A: 0,6; B: 2,5; C:?2,6; D: 2,2; E: 4,1; F: 5,3, y G: 8,8.
Dejando de lado al tipo A, la ¨²nica coincidencia entre estas dos formas de medir los efectos de la reforma est¨¢ en que el tipo D es el que sale relativamente peor librado. Los dem¨¢s resultados son todos distintos. En particular, ?es cierto que el mayor beneficio de la reforma lo recibir¨¢n las ¡°rentas medias y bajas¡±? Medido este beneficio en t¨¦rminos de renta disponible, la respuesta es no. El mayor aumento en renta disponible lo consigue el tipo G, el m¨¢s rico; y el siguiente, el tipo F, el segundo m¨¢s rico; y el siguiente, el tipo E, el tercero m¨¢s rico. A ra¨ªz de la reforma, los mayores aumentos de renta disponible los conseguir¨¢n los 613.754 contribuyentes con rentas superiores a 60.000 al a?o. Y los menores aumentos los conseguir¨¢n los 10.812.278 contribuyentes con rentas anuales de 12.000 a 60.000 euros, representados por los tipos B, C y D. El tipo A pr¨¢cticamente no ve mejorada su renta disponible; forma parte en realidad del grupo de 7.953.452 contribuyentes, con rentas anuales inferiores a 12.000 euros, a los que la reforma no les afecta.
La reforma, que seg¨²n el Gobierno cuesta 9.000 millones de euros, es imprudente desde el punto de vista presupuestario y muy discutible desde el punto de vista de la equidad. Es una reforma dominada por la enorme rebaja de la tarifa. No hace falta una simulaci¨®n para saber que una reducci¨®n de 9 puntos en el marginal m¨¢ximo, a partir de la relativamente modesta cifra de 60.000 euros (ahora est¨¢ en 300.000 euros), tiene por fuerza que beneficiar de forma notable a los contribuyentes m¨¢s ricos. El Gobierno podr¨ªa haber esperado a tiempos mejores para proponer esta medida. Los 67.465 euros que en promedio dejar¨¢n de pagar en impuestos los 4.618 contribuyentes que tienen rentas anuales superiores a 600.000 euros no ir¨¢n al consumo y s¨ª en cambio detraer¨¢n del ahorro de un sector p¨²blico que en estos momentos se encuentra en una situaci¨®n particularmente precaria.
Antoni Zabalza fue secretario de Estado de Hacienda, entre 1991 y 1993, con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez.
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